Cap. 42: Te necesito

12.2K 591 27
                                    

—No... El acompañante de mi padre se apellida así, y de seguro pago por mi padre.

Caminamos un poco hacia el auto de Alex. Llegamos a su apartamento y ponemos a Layra en su cama de Alex, mientras él se queda con ella.  Salgo de la habitación y momentos después sale Max cerrando la puerta.

—Hola.

—Hola –le digo como vil tartamuda.

— ¿Co-cómo estás? –me pregunta un poco nervioso.

—Bien, estoy bien, ya el saber que Layra está bien, me reconforta.

— ¿Son buenas amigas?

—Nos hemos hecho buenas amigas.

—Mmm –se dejó sentir el estúpido silencio en la habitación.

—Max...  –estoy dispuesta a saber para qué o porque me salvo de esa forma. Pero siento como sus labios tocan brutalmente los míos.

No puedo detenerme, es tan hermoso besarlo, quiero más de él.  Max se separa de mis labios y me ve directo a los ojos, lo que me mata, lo está haciendo.

—Eres tan hermosa...

—No pares.

El me sigue besando, ya no tan fuerte, hablando de fuerza del hombre, porque de deseo, pasión y amor lo sigue haciendo igual. Nos damos un beso lento pero intenso.
—Hannah, nunca me dejes –me dice entre respiraciones cortadas.

— ¿Porque dices eso?

—Bueno, nunca he… tengo novia.

— ¿¡Qué!?  ¿Cómo te atreves a besarme?

—Es solo un beso.

— ¡Max, nos acostamos hace menos de una semana y nos besamos más de dos días y me dices que tienes novia!

—Hannah yo... por eso creo que es mejor ser amigos.

— ¡No quiero tu amistad, sería lo más hipócrita que haría por amor!

— ¡Pero no creo que funcione! ¡Hannah!

—Ósea, me puedes besar, tocar, ponerme como ningún hombre me ha puesto, mientras tú — ¿tienes novia? ¿Crees que es justo?

— ¡Hannah! –me dice agarrando con un poco de fuerza mis brazos.

— ¡Suéltame!

—Quiero ser tu amigo. Solo eso –de alguna forma término soltándome y le doy una cachetada que hasta me pulsa mi mano. Pero se lo merecía demasiado.

—Goza tu amistad, estúpido. Nunca creí decir esto... ¡TE ODIO MAX ADAMS! –me voy corriendo y azoto la puerta.

 

**MAX**

No puedo dejar de besarla es tan... ella.

—Hannah, nunca me dejes -las palabras salen por si solas.

— ¿Porque dices eso?

—Porque nunca he... –inconscientemente le iba a decir que jamás me he enamorado. Pero no puedo decírselo, pero ya abrí la boca. —Tengo novia –fue lo primero que se me ha ocurrido. Hannah se ha puesto como una fiera, lo que me da tiempo para darme cuenta de la situación. Me encontraba otra vez besando a mi alumna. Pero no he mentido en que no quiero que nunca me deje. La necesito.

—Hannah yo... por eso creo que es mejor ser amigos –no quiero que se valla pero lo necesito, si no sé qué mi vulnerabilidad es ella y le contaría todo de una vez.

Clases Prohibidas ©Where stories live. Discover now