Cap. 4: Estoy sola

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·ACTUALIZADO 2018·

Pase la tarde haciendo tarea, hasta la hora de bajar a comer, mi madre siempre trae comida ya hecha, nunca guisa, si no es que viene su tonto novio Ricardo, aunque últimamente ya lo convence de comprar afuera o pedir comida a domicilio.

—Ya llegué, baja a poner la mesa —grita mi madre, suspiro mientras me quito mi audífono dejándolo caer en mi escritorio, bajo con todas las ganas de contarle a mi mamá lo de hoy.

—Mamá, hoy me he enamooo... ¿Qué hace él aquí? —pregunto al ver a su novio, y eso no es lo peor si no porque vino con su hermano, lo detesto, desde hace un año.

—Él vino a comer, si no te gusta te puedes retirar a comer a otro lado —dice mi madre con una cara de reto, jamás entenderé por que prefiere a su pareja con su asqueroso hermano que a su propia hija, me di la vuelta, subí por mi mochila, mis libros, celular, y dinero; salí de mi cuarto y de la casa. Me relajo y me dispongo a ir a comer a otro lado, y yo que moría de hambre. Me detengo en restaurante y pido un plato de ensalada con carne asada. Llega mi orden muy rápido, abro mi libro y me pongo a leer y comer...

—Vaya no sabía que uno puede ser vaca y nerd al mismo tiempo —escucho esa voz, esa voz que me ha molestado desde que llegue al colegio.

—Y yo no sabía que tenías tan poco cerebro para pensar que las vacas comen lechuga, un pedazo de carne y agua.

—Mira estúpida, tu no me vas a venir...

—Te voy a pedir de la manera más gentil que te vayas y me dejes en paz, que nada te he hecho —contesto bajando el libro y viendo a Paola a la cara.

—Claro que sí, desde que tu madre entro a mi vida— reclama, me enoja recordar el pasado, así que le aviento el vaso de agua.

—¡Cállate! —digo al no caber en mi coraje.

—¡Ah, me las vas a pagar Layra, me las vas a pagar! —dice mientras se quita exceso de agua ella se fue corriendo y yo sentándome en mi silla, me doy cuenta de que todo el mundo me ve.

—¿Que ven? ya se acabó el espectáculo —digo mientras cierro mi libro guardándolo en mi mochila, agarro mi cartera sacando un billete, lo dejo a lado del servilletero y me retiro ya que venían a correrme de seguro. Salí del lugar más indignada que nunca, primero Ricardo y su hermano y después la tonta de Paola. No entiendo porque me odia tanto.

Decidí caminar hasta mi casa, el sol se está ocultando dejando ver un cielo naranja, es maravilloso, la puerta de mi casa se ve algo roja por las hojas de los arboles de arce que están alrededor de mi vecindario, abro la puerta de mi casa, el olor a cigarrillo invade mis pulmones, dejo mis llaves en un pequeño bowl que tenemos en la entrada y mi bufanda beige en el perchero de la entrada, me dirijo a las escaleras y en el primer escalón mi madre aclara la garganta, estaba en el comedor lista para un sermón; me inclino regresando al comedor, jalo la silla y me siento.

—¿Cómo es posible que me hiciste esto? —pregunta muy enojada.

—¡¿Cómo pudiste hacerme esto mamá?! Soy tu hija sabes lo que pasó y lo sigues dejando pasar...

—Sabes que eso es una gran mentira para alejarme de su hermano, Ricardo ni él te han hecho nada, tú no lo quieres porque sé que sigues queriendo a tu padre pero aprende una cosa, él ya no está, él decidió estar con alguien más, no conmigo, ni contigo así que por favor sube ponte la pijama y duérmete —dice mi mamá poniendo fin a la discusión, esta vez fue corta. Agarré mis cosas y me fui a mi habitación, al llegar a la escalera, donde no puede verme, siento como una lágrima cae por mi rostro. Me duele que mi mamá piense eso de mí, soy su hija no puedo creer que siga con esa idea de que lo que hago es por mi padre y no por mí, ese es el problema. A veces el problema no somos los adolescentes si no los padres, nosotros hablamos, pero ellos lo malinterpretan, lo ponen como ellos más les beneficie.

Llegando a mi cuarto me acuesto en mi cama, agarro mi mochila para sacar el libro, ya estoy en las ultimas paginas, me puse a escuchar música. "Supongo que ahora, tengo que ser más que cualquiera de las dos". Termino de leer, cierro el libro y mis ojos se cierran.

Al día siguiente me espero la misma rutina, me desperté, me bañé, me alisté para la escuela, acomodé todos mis útiles en mi mochila, bajé a desayunar, madre estaba sentada pero no me preparo mi café, me lo esperaba, levanto una ceja e hice mi café, tomé un sorbo, a veces siento que mi madre me sigue viendo como una niña que no sabe hacer nada ya que siempre hace esas cosas, no me prepara el café o deja todos los trastes, como si no supiera hacerlo. Se levantó para darme un beso en la frente diciéndome que se tenía que ir. Al irse mire el reloj con una sonrisa, me acorde que por salir tarde ayer moje a mi profesor o mejor dicho Alexander. Salgo de la casa y mi taxista me están esperando, íbamos tranquilos y busqué una bicicleta en el camino, pero no vi ninguna, al contrario, vi una motocicleta y mojó todo el taxi por suerte yo tenía la ventana cerrada «pero qué le pasa a ese idiota no se fija, piensa que es carretera» —pienso.

Llegué a la escuela y me pasé directo al salón, no había nadie así que saqué mi nuevo libro "El diario de Noah", lo abro y me puse a leer, hasta que llegó Alex. Esto es suerte o el destino está preparando algo demasiado feo para mí y ahorita me está dejando ser feliz.

—Pensé que no vendrías —dice con una media sonrisa mientras se acercaba a mí, se sentó en la banca de Diana y puso su mano sobre mi mano...



Canción: ViniloVersus - Juega bien tus cartas.

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