CAPÍTULO 1

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Emma levanta la cabeza asustada, suspira y cierra los ojos tratando de sacar fuerza de donde no las tiene. Después de un gran suspiro, abre los ojos y mueve una pierna, dando un pequeño paso.

¡Lo ha logrado!

Nadie aparta la mirada de la pequeña incrédulos por lo que está haciendo, entonces da dos pasos más con dificultad y yo me voy acercando lentamente a ella. Cuando ya ha dado cinco pasos, cae y yo la sostengo fuerte para que no choque con el piso, mientras le doy un fuerte abrazo feliz.

―Lo hiciste ―le digo aún sin poder creerlo, mientras sonreímos y seco sus lágrimas.

―Lo hicimos juntas, esto es gracias a ti mamita.

Llora con desconsuelo mientras la abrazo y partiéndome el alma añade:

―Yo no quiero que me dejes, no como la tía y la abuela, no me dejes como mi hermana y todos lo hicieron, tú eres la única que me quiere, tú eres mi mamá ―me dice entre sollozos.

Intensifico mi abrazo mientras mi corazón se estalla por completo, la pongo de pie y la siento en su silla. Me arrodillo frente a ella y lloramos juntas, mientras no dejo de abrazarla y decirle al oído las mejores cosas del mundo.

Amo a esta niña con todas las fuerzas de mi corazón y por ella, acabo de tomar la decisión de no irme a Colombia. Después de esto que acaba de pasar, ella me necesita un poco más aquí.

―No te dejaré, eso jamás lo haré, sólo me mudaré mi niña, pero podrás irme a visitar cuando tú quieras, seguiremos con las terapias y la otra semana iremos a la carrera.

La niña me mira cada vez más triste, su carita apachurrada me perturba, y yo trato de hacerla entender que no la dejaré como ella piensa, así que le digo:

―Eres mi jefa y trabajamos juntas, así que no me separaré de ti. Además  recuerda que soy tu mamá y las dos siempre estaremos juntas, aunque vivamos en casas diferentes. Así que ya sabes, sigue practicando para que muy pronto podamos correr por todas partes.

Mientras siento que mi vida se acaba por completo me separo de ella, debo salir de aquí o terminaré haciéndole más daño, así que añado:

―Sabes que no puedo llevarte conmigo, pero cuando seas mayor de edad, ya sabes que donde yo esté hay un lugar reservado para ti.

―Te quiero ―dice, pegándose nuevamente en mis brazos con fuerza. ―Gracias mamita, te voy a extrañar muchísimo.

―Te quiero más mi niña y te extrañaré el doble.

Inés se acerca a nosotras emocionada por lo sucedido y besa a la niña, mientras yo me coloco de pie.

― ¿Te volveré a ver? Prométeme que sí ―insiste la niña preocupada.

―Me volverás a ver, si me prometes que seguirás con las terapias.

―Prometido ―me responde y cerrando la mano alza su dedo meñique, mientras los unimos y decimos al mismo tiempo: ―Pinky Promise.

Las dos sonreímos con tristeza y le doy un beso de despedida mientras trato de contener mis lágrimas, volteo a ver a Inés y esta me abraza.

―No llores, por favor ―le digo.

―La extrañaremos señorita.

―Y yo a ustedes, pero quiero pedirte algo muy importante.

En estos momentos lo único que importa es que la niña no quede desprotegida, ya se han descarado y aquí solo hay alimañas.

―Dígame, lo que quiera.

— Quiero que ayudes a Emma ahora que no estoy y la defiendas de Cruella.

―Lo prometo, lo prometo ―me dice, mientras la abrazo de nuevo y ella añade: ―Le empacaré todas sus cosas y yo misma se las llevaré a donde me pida.

―Gracias Inés, de verdad gracias por todo.

En ese momento Damián que está a un lado de la sala presenciándolo todo, se acerca y veo que corren lágrimas por sus mejillas mientras mira Emma.

¡Oh! El idiota tiene sentimientos.

―No te me acerques ―le dice la niña cuando este se agacha a un lado de su silla. ―Ya no eres mi papá, ¡ya no te quiero!

Sus ojos se abren asombrado y siento cuanto le han dolido sus palabras, pero en estos momentos no se merece menos.

― ¿Ves lo que provocas? Afectas a la niña y haces que diga tarugadas ―dice  Casandra acercándose, y sin más suelta: ―Y tú mocosa paralítica, discúlpate con tu padre, ¡ahora!

―¿Casandra qué es esa manera de tratar a mi hija?―Grita por fin Damián saliendo a su defensa.

Al escucharlo, no puedo creer tal cinismo e inconsciente suelto una carcajada. De inmediato todos me miran.

― ¿Ahora si es tu hija? ¿Ahora si insultas a esa al ver cómo le habla? Me acabo de dar cuenta que Emma siempre tuvo razón respecto a ella.

Damián se queda callado y no me responde, lo que hace que me llene de valor y no me quede callada.

―Ha tratado a tu hija y a todos en esta casa como una mierda, y tú aun no abres los ojos, aún crees más en ella que en mí. Que patético eres Damián, que patético.

Este me mira a los ojos y su expresión más de tristeza es de desolación y dolor.

Que le den y que se joda, no se merece nada más.

―El cariño se gana y se construye cada día que pasa, y si hoy Emma te dice todo eso, es porque te lo has ganado, pero sabes algo ―continúo diciendo con toda la fuerza y seguridad del mundo. ―Es muy fácil dejar de quererte, es tan sencillo odiarte y despreciarte, que eso es lo único que logras obtener de todas las personas que te quieren.

Volteándome hacia donde Casandra y con ganas de hacerle de todo y no precisamente algo bueno le digo:

―Tú eres peor que satán, solo estás aquí para destruir a esta familia y te está funcionando, yo me largo de aquí, no soy parte de todo este circo.

Esta suelta una risa irónica que me golpea el hígado, lo que hace que me acerque más a ella y cuando estoy casi encima añado:

―Sólo quiero que no le toques un pelo a Emma, o te juro por lo más sagrado que tengo en la vida que es mi abuela, que no vivirás para contarlo prostiputianorexicavividora.

Sin importarme nada lo que piensen los que están aquí, le suelto un puñetazo que la hace caer al piso. Me la debía, me la debía por Emma, por mí y por todo lo que ha hecho y no me he enterado.

Al ver lo que sucede Damián me mira horrorizado mientras me acerco él y le digo:

―Eres el ser más miserable de la tierra.

Al empuñar la mano con fuerza me duele por el golpe que le di a Casandra, pero al verme la hinchazón me doy cuenta de algo. Así que con más rabia que nunca me quito su anillo y lo meto en el bolsillo de su chaqueta mientras añado:

―Bótalo, no vaya a ser que otra tenga tan mala suerte de llevarlo y casarse con un hombre como tú, que no ve más allá de sus narices. Adiós Damian,  espero jamás tener que volver a toparme contigo.

Antes de salir de esa casa me acerco de nuevo a Emma y le digo:

―No llores hija mía, sabes que nosotras estaremos juntas siempre. ―La niña asiente y yo seco sus lágrimas mientras me la como a besos. ―Eres mi luchadora favorita, y ya verás cómo cuando seas grande, te enseñaré a conducir un súper auto para que nos vayamos de carrera.

La niña sonríe con tristeza al ver la cara de horror del idiota que tiene por padre, que a mí en estos momentos me importa tres cuernos, así que, centrándome solo en ella, le doy otro beso de despedida y camino hacia la puerta.

―No te vayas por favor, no.

Escucho a Emma gritar tras de mí, pero no me devuelvo, si lo hago ya no tendré fuerzas para irme, así que con lágrimas en los ojos camino más rápido.

―!Mamita no me dejes¡

Es lo último que  escucho cuando salgo de la casa tirando la puerta tras de mí.

¡Acabo de salir del infierno!

ESCLAVA DE TUS  BESOS. [COMPLETO] Libro 3.Where stories live. Discover now