CAPÍTULO 25

169 38 1
                                    

Damian corre hacia mí y en cuestión de segundos me sube en el asiento del copiloto, y cuando me acomoda, siento un inmenso dolor que me hace gritar, haciendo que Damian se altere y me mira aterrado.

―No hay tiempo para esperar una ambulancia ―grita.

Marcus toma a Emily y la coloca en el asiento trasero, y después de abrazar a Emma le dice que suba con su hermana. Cuando este va a subir al coche Damian lo detiene y le dice:

―Tú quédate y resuélvelo todo por favor, llama a Andrea y pídele ayuda.

Damian se sube en el coche y sin creer lo que veo, arranca mientras dice:

―Apriétate la herida cielo. ―Me pasa su camisa y mirando por el retrovisor añade: ―Emily, llama a Thalía y dile que nos espere afuera de la clínica con todo el equipo, ¡ya! Y Emma cariño, apenas salgamos de esto, prometo darte a ti y a tu hermana todo el amor que no te he podido dar todo este tiempo.

―Tranquilo papá, ahora vamos a que curen a mi nueva mamita ―dice la niña y este sonríe.

Destrozo la camisa que este me ha dado, mientras la pongo en algún lugar. Hay tanta sangre que no veo de donde proviene, pero el dolor me invade de nuevo y grito haciendo que este acelere. Miro a Damian que va como alma que lleva el diablo y veo su brazo cada vez más lleno de sangre, instintivamente y sin importar mi dolor, tomo el otro trozo de su camisa y se lo amarro en la herida, mientras reprime un gruñido.

El dolor en la cintura comienza a ser irresistible y grito cuando siento algo extraño en mi cuerpo.

―Tranquila mamita, ya casi llegamos ―dice Emily, que me pasa su mano y me aprieta con fuerza. ―Vamos tú eres fuerte, respira.

Trato de controlarme todo lo que puedo, pero el dolor es tan insufrible que me agarro al sillón para tratar de controlarme.

― ¡Mierda! ¡Mierda! ―Grita Damian, mientras acelera y creo que nos matará.

―Deja de conducir así o no llegaremos vivos al hospital, ¡no llegaremos! ―Le grito, más asustada por su manera de conducir.

―Sí papá, ¡calma que nos vas a matar! ―Grita Emma.

Frena enloquecido y se queda pasmado, creo que se acaba de dar cuenta que estaba de nuevo tras el volante.

―Tú puedes hacerlo, pero cálmate por favor ―digo, aguantando todo el dolor lo más que puedo, mientras respiro con dificultad. ―Lo estás haciendo bien, sólo aminora la velocidad.

Damian no se mueve, este está petrificado y le tiemblan las manos, pero cuando ya no puedo seguir aguantando el dolor, grito tan fuerte, que pierde la cordura y acelera en la oscura madrugada.

―Respira, respira ―me dice Emma un poco asustada. 

Pobre mis niñas, todo lo que están pasando.

Intento acomodarme un poco, pero de la nada siento como algo se rompe dentro de mí y cierro los ojos, mientras un agua sale de mi cuerpo.

¡Creo que se me estalló la vejiga!

¡Ay, Dios mío!

¿Pero qué me pasa?

¿Moriré?

―Creo que se me estalló la vejiga ―digo horrorizada a punto de desmayarme del dolor, mientras veo a Damian que acelera más mientras grita:

―Aguanta, aguanta, ya estamos a punto de llegar.―Pisa el acelerador y vamos casi volando.

Gracias a Dios no hay tráfico a esta hora, porque si así es como el maneja, es un peligro para la sociedad ―pienso, mientras cierro los ojos y trato de calmarme.

ESCLAVA DE TUS  BESOS. [COMPLETO] Libro 3.जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें