Golden y Fede se encontraban de pie sobre el mesón mirando a todos con un claro gesto de superioridad, que hizo molestar a más de uno de los presentes.

El dios de las estrellas miro a universo de forma totalmente inexpresiva, y el otro lo miraba de la misma manera, como si ambos hubieran sabido que se encontrarían en ese lugar, a esa hora.

-Veo que estas tan débil que ni siquiera llegas al 20% de tu poder, hermano mayor- dijo el de cabillos rubios casi albinos.

-Me pregunto de quien es la culpa- contesto el otro.

El moreno de cabellos turquesa miraba anodadado, juraba que la cara del otro dios le parecía familiar pero no podía recordar de donde. Su dialogo interno se desvaneció cuando el der que los miraba como seres inferiores empezó a hablar de nuevo.

-Los dos sabemos que no se pueden crear más mundos perfectos como este sin alguno de los dos, tú no puedes crear luz porque yo la invente, y yo no puedo crear oscuridad porque tú nunca me enseñaste, ya que querías sentirte especial teniendo algo que yo no pude hacer- parloteo Sol con una mirada desafiante, y antes de que el mayor contestara siguió con su dialogo –Por eso, te matare y robare tus poderes, así solo habrá uno que obtenga todo, y ese seré yo-.

-Curioso- sonrió universo –Tenía el mismo plan-.

-Finalmente algo que tengamos en común-.

Apenas terminar de decir eso, se abalanzaron uno contra el otro chocando golpes, el poder era tanto que con solo el primer golpe crearon una onda expansiva que mando a volar a todos al menos unos 30 metros, como si hubiera caído un meteorito.

Bon apenas volvió a tocar el suelo saco a relucir marcas rojas alrededor de su cuerpo que fueron otorgados gracias a la bendición de Eak.

-¡Freddy!- grito tratando de volver pero Felix, que se encontraba a su lado, lo detuvo.

-No vale la pena, si vas ahí solo lo desconcentraras- expuso no dejándolo ir.

-¿Quién te crees? ¡Soy muy fuerte! Sé que son dioses pero no están al máximo, hay que aprovechar la oportunidad-.

El de cabellos rosados lo medito por un momento, era verdad, pero aun así sentía que no debían interrumpir.

-Lo lamento, pero no los dejare pasar- hablo una tercera voz. Ellos voltearon la mirada encontrándose con el metamorfomago que acompañaba a Golden, no notaron mucho su apariencia antes ya que era opacada por el brillo natural del dios del sol, pero ahora lo pudieron ver claramente notando que se trataba de Fede, sorprendiéndose de que su lado izquierdo de la cara estaba completamente negro.

-Fede, tú...- comenzó el dragón –Estas corrompido-.

-Sí, no como si te importara. Cuando me exiliaste de este lugar dejaste bien en claro que yo ya no existía para ti- contesto el controlador de magia.

El de ojos ámbar se sintió dolido, si, sabe que lo exilio y que dijo que nunca más lo quería volver a ver, ellos en verdad llegaron a ser muy cercanos, incluso por los últimos meses que estuvieron juntos se daban pistas a que podían llegar a ser más, pero el mago tiro todo por la borda por simple curiosidad y eso nunca se lo iba a perdonad. Pero entonces... ¿Por qué aun le duele tanto el saber que nunca volverán a ser lo de antes?

-¿Qué estás haciendo aquí?- interrogo el dragón.

-Cuando eras pequeño... ¿Te entregaron una piedra maldita, no? Y la rompiste, pero aun así que quedaste con un pedazo. Debo decir que quebrarla ha sido una de las cosas más estúpidas que has hecho, encontrar los fragmentos perdidos tardaría años y no tengo esa cantidad de tiempo a mi favor por lo que puedes ver- menciono esto apuntando el lado izquierdo de su cara, demostrando claramente como la magia aberrante consumía su ser día a día –Así que vengo por tu fragmento, aunque no es todo el poder de la piedra, igual sirve-.

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