18. Venganza

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Se había quedado dormida en el sillón que había en la habitación de Samantha. Quería estar a su lado por si tenía mala noche, como así fue. La chica se había despertado gritando y llorando varias veces durante la noche y solo conseguía calmarse en los brazos de Lexa.

 A pesar de no querer denunciarlo a la policía, Sam tampoco quería avisar a un médico porque sabía que darían parte a la policía, pero Lexa no podía dejar sin atención médica a Sam y solo podía confiar en una persona para ayudarla y que fuera discreta. Le mandó un mensaje a Abby, no sabía en qué turno trabajaba y en qué momento podía acudir, pero sabía que lo haría. A los pocos minutos recibió la respuesta, a primera hora de la mañana estaría allí, antes de entrar en su turno.

A pesar de la reticencia de la joven, Lexa no estaba dispuesta a dejar escapar la oportunidad de obtener pruebas que pudieran incriminar a Cage y sus amigos en el abuso de Sam, así que salió de la habitación muy temprano y avisó a Patricia, que dormía junto con el niño, de que se iba un momento. Conocía a toda la gente del laboratorio y necesitaba un kit de violación para obtener muestras, antes de que éstas desaparecieran. Sabía que, sin denuncia, no habría ninguna posibilidad de pillarlos, pero guardaría las pruebas por si acaso.

No tardó más de media hora y cuando regresó, el niño ya estaba despierto y Patricia estaba jugando con él. Michael, que así se llamaba, era una preciosidad. Cara redondeada, pelo castaño como el de su madre, pero algo más claro y ojos marrones. Sus risas en el juego con Patricia, contrastaban con los llantos de su madre en la habitación de al lado. ¿Cómo alguien podría tener el corazón tan podrido para amenazar con hacer daño a una criatura tan pequeña e inocente?

En ese momento, Lexa se prometió así misma que Cage pagaría con creces por lo que le había hecho a Sam, si no lo conseguía legalmente, lo haría a su manera, tenía mucha habilidad manejando armas cortantes.

Se dirigió a la cocina y preparó el desayuno. Había comprado algo de bollería en una panadería que vio de camino. Algo de leche y galletas para el pequeño, café muy cargado para ella y Patricia y una manzanilla para Sam. No tenía mucha hambre, pero debía reponer fuerzas, el día iba a ser largo, así que cogió uno de los donuts blancos que había comprado y le dio un buen mordisco. Eso le recordó a Clarke y su gusto por dulce, dirigió su vista a la habitación donde estaba Samantha y le entró un escalofrío al pensar que podría haber sido ella o su hermana Jenna

Se acabó su desayuno y le llevó la bebida caliente a Sam, detrás de ella iba Patricia con el niño. No querían que la viera así, pero había preguntado por ella y un poco de cariño de su hijo no le vendría mal a la chica. Michael se acercó sonriente al ver a su madre, pero cuando estuvo cerca de ella, algo en su cara cambió. Era demasiado pequeño para entender lo que había pasado y aun así, se abrazó a su madre con fuerza, como si supiera que lo necesitaba.

-¿Mami?

-Hola cariño

El niño le puso una mano en la cara - ¿mami pupa?

Sam puso su mano encima de la de su hijo – Sí, pero se curará pronto, ya no duele.

-Besito mami para curar pronto – el niño se acercó a su madre y le beso en el lugar donde tenía una de las moraduras – ojo también besito – y le dio otro en el ojo hinchado por los golpes recibidos.

-Gracias hijo – Sam se abrazó a él y una lagrima se derramó– te quiero mucho, ¿lo sabes?

-Sí mami, mucho.

El timbre sonó interrumpiendo la escena que se producía en el dormitorio.-Sera Abby – dijo Lexa que fue a la puerta para abrir.

Antes de llevarla a la habitación, Lexa le explicó lo que había pasado para que entendiera la situación y el por qué no habían ido al hospital. No necesitaba decirle como tratar a Sam, Abby llevaba muchos años en urgencias y había visto muchas cosas horribles, de todos modos, al ver las condiciones en que se encontraba Sam, el corazón se le encogió, ¿cómo podía haber tanta maldad?

ESPOSADAS  (CLEXA AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora