— Te lo habríamos dicho pero nadie supo nada de ti en esta semana, ¿está todo bien?

— Si, yo... tuve un problema familiar, tuve que salir de la ciudad.– Articulé rápidamente apartando la mirada de su rostro.

— Diablos, soy un desastre ahora, no pensaba ver a ninguno de mis alumnos.– Suelta una carcajada que retumba en el pasillo.– Traigo comida... ¿tal vez quieres...– Deja la pregunta en el aire pero se lo que me está pidiendo, una buena parte de mi quiere salir corriendo y conservar la última pizca de la imagen que solía tener de Mr. Way, pero por otro lado no tengo a donde ir y ya se escucha la tormenta que amenaza con caer.

— Claro.

.

Me comenta que fue muy afortunado en que le hayan arrendando un pequeño departamento en el mismo edificio donde tiene el salón de clases, según él, fue una ganga. Y hubiera estado de acuerdo con él hasta que por fin llegamos a su pieza.

— Ven, pasa.– Me dice abriendo la puerta de su departamento mientras se quita las gafas de sol. Todo está oscuro dentro del departamento, las cortinas están cerradas aun cuando ya pasa del medio día, lo cual le da un aspecto deprimente al lugar. Hay basura por todos lados y huele como cuando entras a un bar barato.

— Lo siento, no acostumbro limpiar mucho.– Dice avergonzado mientras tira al suelo todas las latas de cerveza vacía que están sobre el sillón y la mesa, haciendo espacio para poner las bolsas de comida china que ha traído y para que yo me pueda sentar.

— No se preocupe, Mr Way, yo...

— Vamos, ya te dije que me llames Gerard.– Se queda parado frente a mí con una sonrisa de oreja a oreja que no se le quita con nada, mueve sus manos de manera inquieta, como si estuviera nervioso, pero trato de ignorarlo.

— Esta bien, Gerard.– Digo remarcando su nombre porque es extraño para mí llamar así a un maestro.– La clase de hoy, ¿Por qué se canceló?

— Tus amigos, tenían una gira organizada por la universidad este fin de semana,– Dice mientras se mueve a través de la cocina buscando quien sabe qué; por cómo están las cosas bien podría estar buscando un cuchillo para asesinarme, prácticamente ya no sabía quién era ese hombre de ahí, ya no parecía el maestro al que respetaba y admiraba.– ¿No lo sabias?

— Eh... no, yo no tenía idea.– Un silencio nos invade mientras se aproxima a mi con cubiertos y unos platos.

Parece que a comprado suficiente comida para alimentar una familia de cuatro personas, y tal vez es que pensaba recibir visitad más tarde o algo, pero no, tan pronto como abre las fundas de comida vierte una gran cantidad sobre su plato y no duda en empezar a comer con rapidez, realmente tiene hambre y por algún motivo ver cómo devora su comida sin respirar me ha quitado completamente el apetito, por lo que solo alcancé a tomar una galletita de la suerte.

"Pronto tus sueños se harán realidad"

¿Qué clase de suerte es esta?

Suspiré fuertemente, el único sueño que necesito que se haga realidad es el que Thomas me deje en paz, pero claramente eso no pasará.

— Lamento esto.– Me dice de pronto sacándome completamente de mis pensamientos y yo me giro para mirarle confundido. Su plato ya está vacío y su mirada está perdida.– Debes pensar que soy un desastre.– De hecho si pensaba eso, pero por otro lado sabía que debajo de toda esa miseria aún se encontraba el profesor a quien yo admiraba... Le sonreí como respuesta y agité mi cabeza.

— Claro que no.– Dije levantándome del sillón moviéndome por su pequeño departamento.– Todos estamos un poquito jodidos ¿no?– él se ríe por lo bajo, creo que ha captado mi alusión a mi escrito sobre Van Gogh.

— ¿Por que no abres las cortinas?– Dice levantándose del sillón pero caminando en dirección contraria a mi.– Debo estar hecho un desastre, debería darme una ducha.– Dice y antes de siquiera poder pensar en algo para decirle entra por una puerta a lo que identificó como su habitación.

Y yo me quedo ahí parado en medio de su sala tratando de convencerme de que todo lo que está pasando es real.

.

Sé que no estaba bien, pero como Mr. Way tardaba demasiado en la ducha me tome la molestia de husmear en su departamento, ¿Qué más se supone que debía hacer?

Había una puerta junto a la habitación por la que Mr. Way desapareció, tenía tanta curiosidad de saber que guardaba ahí que después de unos minutos me armé de valor y entre, después de todo no tenía seguro, supuse que no era prohibido entrar o algo así.

Una vez dentro encendí la luz y lo que me encontré definitivamente no me lo esperaba.

Era su propio estudio de arte, tenía lienzos de todos los tamaños, pinturas de todos los colores, pinceles, brochas y lápices; todo considerablemente ordenado en comparación al resto de su casa, estaba asombrado, mucho más cuando vi la última pintura en la que estaba trabajando, aún faltaban detalles y color pero podía verse muy bien qué era.

Parpadeé un par de veces para comprobar que fuera real, recorrí mis ojos por el resto de la habitación solo para encontrarme muchas más pinturas, ya terminadas, que contenían más de lo mismo.

Pechos, curvas, traseros voluptuosos.

— No es lo que crees.– ¿Qué debía creer siquiera? No sabía ni cómo sentirme, pero por alguna extraña razón mis mejillas se tiñeron de color carmín cuando imaginé a Mr. Way pintando a mujeres desnudas, tal vez eran sus amantes, mujeres con las que mantenía relaciones sexuales y...– Es para una exposición de arte en la que estoy participando.– Se para detrás de mi, no lo veo pero puedo sentirlo.– No soy ningún pervertido, solo pinto lo que ellos me piden, ¿sabes?

— ¿Cual es el tema de la exposición?– Pregunto sin quitarle la mirada a los pechos rosados que están en el lienzo frente a mi.

— El cuerpo humano.– Dice nervioso y no sé porque pero yo también lo estoy.

— Veo que solo se ha enfocado en el cuerpo femenino.

— Bueno, Frank, no hay muchos hombres que gocen de posar desnudos frente a otro hombre.– Tomo una gran bocanada de aire antes de decir lo que estoy pensando.

— Yo me ofrezco.

.

Heavy Dirty Soul |Frerard|Where stories live. Discover now