— Voy a ducharme —le informo—. Puedes ponerte la televisión o hacer lo que quieras.

— ¿Me puedo sentir como en mi casa?

— Sin pasearte desnudo, sí.

Nick se ríe y voy al baño, cerrando la puerta tras de mí.

Termino de ducharme y voy en toalla a la habitación porque he olvidado coger mi ropa. Me seco el pelo con la toalla y la luz se apaga.

— ¿Nick? —Alzo la voz.

— Imagino que ya no podremos ver la televisión —lo escucho.

Me quedo a oscuras hasta que veo la luz de su móvil por el pequeño pasillo. Observo su torso desnudo, que siempre es una distracción y él, lo sabe, por eso siempre que tiene la oportunidad se pasea sin camiseta.

— Hay velas —le digo después de que él me escanee de arriba abajo.

— ¿Dónde?

Salgo de la habitación y él me sigue, alumbrándome. Cojo las velas de un cajón y el mechero del paquete de tabaco casi vacío que tengo en el bolso.

— ¿Desde cuándo fumas?

— Solo cuando bebo, ¿Recuerdas? —Digo encendiendo una vela.

— Cierto.

Encendemos una vela en el salón y voy a mi habitación para poner varias. Nick apaga la linterna y deja su teléfono encima de la mesita.

Aún estoy en toalla, por lo que me acerco al armario y no tardo en sacar mi pijama, tirándolo encima de la cama. Me acerco al cajón de la mesita de noche y saco la ropa interior.

Me quito la toalla y la dejo caer al suelo para coger la ropa interior y ponérmela. Cuando estoy subiéndola, las manos de Nick se ponen sobre las mías y él las sustituye.

En vez de subir el tanga, lo baja suavemente. Levanto mis pies para sacarlo y él vuelve a tirarlo a la cama.

— Me siento indefensa —digo.

— Me gusta más la palabra deseada, así es como quiero que te sientas.

Ni siquiera tiene que apartar mi pelo esta vez para besar mi hombro porque está recogido todo en un moño.

Sus labios sobre mi hombro y sus manos rodeando mi cuerpo hace que cierre los ojos escuchando solo nuestras respiraciones y la lluvia dar contra la ventana. Sus brazos me aprietan y me alza un poco para ponerme sobre la cama.

Mis rodillas dan en el mullido colchón y él me suelta. Mis manos se apoyan en el colchón y mi respiración se acelera cuando siento la tela de sus vaqueros presionando contra mi piel desnuda.

Un escalofrío recorre mi columna cuando siento sus labios en el centro de mi espalda.

Paso mi lengua por mis labios secos mientras sus labios se encargan de dejar besos en toda mi espalda. Sus manos pasan por mis curvas y se ponen en mi cintura para ponerme bien y que mi espalda esté pegada a su torso desnudo de nuevo.

Sus grandes manos pasan por mi abdomen hasta ponerse en mis pechos y apretarlos.

Una de sus manos asciende y un dedo toca mis labios entre abiertos. Abro un poco más mi boca y él, suavemente, mete dos dedos dentro, haciendo que mi lengua pase por ellos.

— Eres jodidamente sexy, ángel —su aliento cálido choca contra mi mejilla.

Sus dedos salen de mi boca y siento que voy a explotar de un momento a otro y apenas nos hemos tocado. Sus labios se ponen en mi hombro y coloco mi mano encima de la suya mientras baja por mi vientre hasta mi parte íntima.

Goodnight and go (Disponible en Dreame)Where stories live. Discover now