Capítulo 9

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Después de ese día no quise regresar a la pastelería.... No por lo que había susurrado Milandri-san, sino porque me sentía culpable... jamás había olvidado el "18 de Diciembre". Esa fecha era el único día en el que no iba a la oficina por nada del mundo, era el único día en el que no quería tener contacto con ningún ser humano.

Ese día prefería encerrarme en mi cuarto para auto destruirme a mí mismo, veía películas, comía hasta empacharme, y me obligaba a llorar recordando cosas penosas o torturándome a mí mismo con los errores que había cometido con ella....

Cosas como "¿No fui lo suficientemente bueno para ella?", "¿En qué había fallado?", "¿Por qué ella se había ido con otro?", "La odio tanto pero más me odio a mí mismo", "Quiero desaparecer pero no puedo"; cosas como esas eran las que me obligaban a destruirme.

Pero como este año lo había olvidado por primera vez me sentía desesperado, frustrado, demasiado culpable y confundido...... me había distraído tanto con mi nueva rutina, en el desayuno jugando como nunca con mi taza de té, en las clases de la universidad disfrutando cada avance siguiendo a la par del texto guía las palabras de mi docente, en el almuerzo y mi tiempo libre junto a Milandri-san y los demás empleados de la pastelería compartía con todos ellos.... Ahora diminutamente sentía que tenía una nueva razón por la cual sonreir.

"Soy tan estúpido"

"Pero ya era tiempo de que al menos olvidara esa fecha, no era justo seguir estancándome en lo mismo año tras año odiando a Asumiko por haberme dejado plantado el día de nuestra boda. Ya era tiempo de cambiar....pero aun así no quiero, tengo miedo, tengo miedo de que alguien más se involucre en mi vida y rompa las barreras que con tanto dolor he construido alrededor mío."

Desde el puente que se hallaba entre la universidad y la pastelería, el frio golpea mis mejillas mientras miro hacia el mar. Con la mirada perdida sobre el agua, mi mente solo recuerda los viejos momentos que pase con ella y añoro los recuerdos que pudieron haberse hecho realidad....una pequeña boda....un hombre feliz que levanta el velo de su amada para poder besarla....un pequeño salón con pocos invitados observando bailar a los recién casados...una luna de miel perfecta...y quien sabe...tal vez hasta una pequeña familia.

Del bolsillo de mi típico traje oscuro retiro una pequeña caja rosa...y mis ojos comienzan a desbordar lágrimas.

— ¿Qué distinta hubiera sido la vida si....—me digo a mi mismo ahogándome las palabras restantes. Abro la caja y extraigo el anillo que había en su interior...lo observo....cierro mi mano en un gran puño lleno de rabia, hago mi brazo para atrás.... e intento arrojar el anillo al mar. Pero mi brazo se detiene.... todavía no soy capaz de tirarlo, pero soy aún más incapaz de aceptar la situación...

— ¿No vas a arrojarlo? —dice alguien a mis espaldas.

Me doy la vuelta sobresaltado.... era Milandri-san, rápidamente refriego mi brazo en mi cara para borrar las lágrimas.

— ¡¿Q...qué haces aquí?! —pregunto con la voz temblorosa.

— "¡¡¡¿Qué haces aquí?!!!", ¡Yo debería preguntarte eso, hace cinco días que no apareces por ningún lado, te busqué en tu universidad, fui a tu departamento y no estabas!, ¡¿Qué es lo que te está pasando?! —Milandri-san estaba exaltado, pero más que nada estaba preocupado —Le prometiste a Clara que irías a la pastelería a ayudarla —dice a modo de disimular su disgusto.

Abro mi boca pero ninguna palabra sale, él me toma de los hombros como si exigiese una respuesta, pero mi pecho se aprieta, me falta el aire...no puedo decirle a Milandri-san el porqué desaparecí... no puedo decirle el porqué estoy triste. Por más de que nos conocíamos desde hace cuatro meses el seguía siendo un extraño para mí.

Aprieto los labios, miro hacia abajo y sin poder controlarlo comienzan nuevamente a caer lágrimas de mis ojos. Esto impacta a Milandri-san, rápidamente agarra el anillo, se impulsa hacia atrás y lo arroja al agua lo más lejos posible. Al ver desaparecer lo único que me quedaba de ella me pongo paranoico, intento alcanzarlo con las manos pero era imposible.

Milandri-san me abraza fuertemente por la espalda para evitar que cometa la locura de saltar al agua. Intento librarme de él dando fuertes codazos, pero aun así él no me suelta.

— ¡¡Déjame ir, Milandri-san estúpido no sabes lo que haces!!

El me da la vuelta y agarrándome de los hombros me grita —¡¡¡Debes tranquilizarte!!!

Me quedo paralizado ante la expresión que él tenía, parecía enojado, el me seca las lágrimas con la manga de su suéter y suspira.

— Tienes la misma expresión que yo ponía cuando mi esposa murió —dice, al oír aquello mis piernas quedan entumecidas. Pero rápidamente aquel silencio desaparece cuando dejó caer la caja del anillo que estaba en mi mano. El me suelta y se inclina para levantarla, pero yo aprovecho para emprender mi huida, pero el rápidamente se percata y me agarra del brazo atrayéndome hacia él.

— ¿A que le tienes miedo Kibari?, ¿Por qué quieres huir de mí?

— ¡¡¡Solo déjame ir!!! ¡DEJAME! —reprocho, pero de repente mi mente se queda en blanco y la vista se me nubla.

— Kibari ¿qué te pasa? ¡¡¡KIBARI!!!

Hasta que me Empalague de Ti - YaoiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora