Capítulo 4 - Italia

8.8K 690 55
                                    

Un mes después....

Muy temprano en la mañana mi vuelo arribó a su destino, Milán.

Al llegar a mi nuevo apartamento, a pesar de ser este pequeño, estaba muy bien para ser solo para una persona, era más cómodo de lo que podía esperar, con un olor rústico a madera. Pero por el cansancio del viaje decidí quedarme el primer día a descansar. La mañana del siguiente día, me levanté, me aseé, fui a un supermercado cercano para poder prepararme un desayuno poco tradicional a comparación del que acostumbraba en Japón.

Después de desayunar me dirigí a la universidad para confirmar mi inscripción a los cursos de postgrado. Casualmente otros compañeros que también tomaban el mismo curso me escucharon mientras me inscribía, me hablaron y sorprendentemente les caí tan bien que me arrastraron junto con ellos a un bar para celebrar sin justificación alguna. Yo por amabilidad aceptaba las bebidas que me invitaban.... porque bueno.... temía que reaccionasen mal si les rechazaba un trago, y para mi desgracia yo nunca había sido un buen bebedor por lo que olvidé todo lo sucedido entremedio de cada trago.... Solo recuerdo que aquella noche terminé muy borracho.... tanto así que entre borrachos volvimos caminando medio cantando... nos tambaleamos mientras tratábamos de caminar por las calles apoyados del hombro del otro, pero en algún momento tropecé y caí entre unos arbustos de.... algún restaurante.... O eso creí mientras salía de ellos y me dejaba dominar por un pesado sueño.

Sin saber que una vez que abriese los ojos todo cambiaría por completo...

— Aaaaaish! ¡¡¡¡¡Mi cabeza, me duele!!!!! —me quejo ante el fuerte resonar en mi cabeza. Abro los ojos pesadamente y me encuentro recostado en una cama.... Que no era la mía, y que tenía un olor a dulce....

"¿Pasteles?", me pregunto todavía aturdido. Pero al sentir tan real la suavidad de la cama me levanto asustado y observo a mi alrededor.... la habitación era de algún extraño.

"¡¿Cuánto tiempo había estado durmiendo en este lugar y.... cómo rayos había terminado allí?!", trato de rebuscar en mis recuerdos pero solo puedo acordarme hasta cuando me caí por los arbustos y me quedé dormido.

Corro hacia la puerta despavorido.... pero lo que encuentro detrás de ella me deja congelado. Un hombre bastante alto como de unos 1.90, un total oso, de cabello rubio y crespo, ojos grises, con un característico olor a dulces me miraba atónito sosteniendo en una mano una taza y en la otra un platillo con un retazo de pastel de chocolate.

— Vaya, hola, pensé que despertarías pronto así que te traje un pequeño desayuno —dice el extraño con una amable y algo confusa sonrisa.

— ¿Dónde estoy? —digo con muchísima inseguridad.

— Estas en mi casa, bueno mmmmmm mi casa es también una pastelería así que no debes preocuparte por el olor a dulce —responde el extraño con una sonrisa adivinando mis pensamientos.

"¿Una pastelería?"

"¿Olor a dulce?"

— ¿Tu sueles traer a tu casa a borrachos tirados en medo de la calle?, ¡¿Cómo puedes dejar entrar a un total desconocido a tu casa?! —pregunto sin saber qué decir por la vergüenza que me invadía, pero el extraño muy ingenuamente me responde...

— Normalmente no dejo entrar a borrachos, así que eres una excepción. Además estabas tirado en la entrada de mi pastelería, no podía dejarte allí.

— !!!!!! —Tal respuesta no la esperaba, siento un gran ardor nacer en mis orejas hasta que finalmente el sonrojo se extiende por toda mi cara...

"Dios.... No merezco vivir", la vergüenza me carcome profundamente.

"Deseo desaparecer"

— Jajajaja —el extraño suelta una pequeña risa contenida que me hace querer morir con la primera carcajada pero con las siguientes mi tensión se esfuma y no puedo evitar creer lo agradable que sonaba. Había algo también en su sonrisa que me invadía, no estaba seguro de que fuese, si era solo por amabilidad o qué. Dentro de mí una alarma de peligro resonaba y no es que esta persona pareciese peligrosa, al contrario, el solo tener curiosidad por esta persona me irritaba. No era algo común que una persona ayudase a un borracho, y peor si el borracho hubiese caído en la entrada de su negocio, cualquiera en su lugar hubiese llamado a la policía.... Y no lo hubiese metido a su casa.

"¿Los Italianos son realmente así de amables?"

"¿Qué pasa con el mundo hoy en día?"

— ¿Cuántos años se supone que tienes? —pregunto inconscientemente, el me mira sin sorprenderse agrandando un poco más aquella sonrisa pero inmediatamente me tapo la boca con ambas manos por mi impertinencia. Al verlo actuar tan despreocupado y con un aire infantil, me costaba deducir si el extraño rondaba los treinta a pesar de conservar un cuerpo bien esbelto. Nuevamente como si adivinase mis pensamientos el deja escapar una gran risa provocando que yo me avergüence aún más y pregunte algo mucho más estúpido como si quisiese regañarle por reírse de mi —¡¿Aaaa...Acaso tu madre no te dijo que no hablaras con desconocidos?!

—Tengo 31 y sí, mi madre me dijo que no hablara con desconocidos.... pero ¿sabes qué es lo mejor?... —me mira con una cara de cachorro esperando por su respuesta así que asiento con un gesto hipócrita y el prosigue burlonamente —...Nunca me dijo nada sobre meterlos a mi casa jejeje después de todo mi casa es una pastelería, no? Aquí entran un montón de desconocidos todos los días y nadie se queja, solo tu....Ah! por cierto.....Soy Sergio Milandri —Su presentación algo accidentada me pone incómodo y me hace dar cuenta de lo mal educado que fui.

— ............ —inconscientemente clavo la mirada sobre sus ojos hasta que él pone el platillo sobre mi cabeza.

— Pensé que los japoneses eran bien cultos, ¿no me dirás tu nombre? Después de todo te salvé la vida —dice guiñando un ojo sin quitar la sonrisa.

De pronto mi cara se pone colorada y solo puedo decir en voz baja —S.....So...MMM...Me llamo Ha... Hatano.... K...Kibari!!!! >///////<

— ¿Hatano Kibari? Qué lindo n.n

"Es la primera vez que me alegro cuando alguien dice mi nombre", pienso bajando la cabeza, rodeando mi abdomen con mis brazos.... Tratando de calmar aquella extraña sensación que él causaba en mí.

Hasta que me Empalague de Ti - YaoiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora