18 - Tratos y Proposiciones.

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Algunos días después del incidente, las cosas resultaron un poco caóticas.

El Omega, pegó el grito al cielo, aun no quería tener hijos, apenas llevaban un año y pocos meses casados, o sea, él no está preparado para llevar a un pequeño, o sea, apenas podía con sus propios pies y, ¿ahora iba a criar a un niño?

Luego de varios ejercicios de respiración, insultos, regaños, lloriqueos y un melodrama al estilo Nikiforov, las cosas comenzaron a fluir, pues a pesar de que el ruso tardara en procesar que realmente iba a ser padre, Otabek, hacía un excelente trabajo respondiendo absolutamente todas sus inquietudes.

Aunque a Yuri, varias veces le provoco golpear al kazajo por la estúpida sonrisa que tenía, se resignó cuando notó que lo que ahora les sucedía, era un anhelo de su corazón.

Y bueno, luego de llorar y casi provocar que el río Nilo se paseara por su casa, de manera sonriente, el Omega, dejó su mala actitud para aprender a comportarse como un nuevo padre.

O sea, si él logró que su sueño de engrandecer su Boutique, ¿qué le impediría ser un padre ejemplar?

Y como hombre de palabra, el sería un padre con estilo.

Ahora, Anastasia y Sara, discutían por los zapaticos de bebé que llevarían para el futuro nieto.

Pues decidir el color y el modelo, no era fácil, o sea, Sara conoce los gustos de su hijo, y ni se diga de Anastasia, pero esto generaba una competencia entre ellas, que en cierto modo ya tenía a Yuri harto.

Pues sí, el rubio se maldecía así mismo por haber aceptado acompañarles, aunque bueno, él se les perdía de vez en cuando, así que sus quejas podían ser declaradas con todo gusto.

Vagando perezosamente por el centro comercial, divisó en uno de los escaparates de las tiendas, unas zapatillas estampadas de leopardo, que le fascinaron, y ni corto ni mucho menos temeroso, ¿o era perezoso?, bueno no importa, lo que si pasó es que el ruso las compró.

Y con una sonrisa muy grande en su rostro les mostró su adquisición a sus acompañantes, quienes le miraron un poco molestas, pero como a él le importa un rábano, les declaró "es mi bebé, y estará a la moda".

Todos conformes, pero inconformes, si saben a lo que me refiero, se marcharon del lugar a un restaurante, porque el Omega embarazado le dio hambre, y para completar tenía antojo.

Un ligamento de comida picante y dulce, fue el pedido de Yuri, y ambas Omegas miraban aquello un poco asqueadas, tratando de disimular que estaban de acuerdo, aunque ellas sabían muy bien, que después de que disfrutara de ello, su cuerpo le iba a pasar factura.

Pero limitándose a guardar silencio para no importunarlo, comieron en silencio, entre algunas risas y cuentos del pasado, y saben de quien hablaron, ¿verdad?

Me encantaría darles pista, pero acá la obviedad es demasiada.

-Y cuando fue a ocultar el desastre que había hecho, su boca llena de chocolate delató que él se había comido el postre. Y Susana, estaba completamente llena de pies a cabeza. Dios, eran unos bribones –contaba con una risa encantada la kazaja.

-Yuri, se la pasaba peleando con sus hermanos, siempre fue muy posesivo con sus juguetes, y cuando Mila, se metía con el Señor Catman, tenía que intervenir con protectores, porque pateaba muy duro, tenías que verlo, tan adorable, con sus cachetitos rojos y su ceño fruncido –recordó la peliblanca moviendo sus manos como si pellizcara mejillas imaginarias.

-Ugs, –expresó con hastío el ruso –mejor me voy, Otabek me espera.

Y así, el rubio se despidió de su madre y su suegra, quienes respondieron con una ademan.

Las 2 caras de la LunaWhere stories live. Discover now