4 - Acción y Reacción

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-El trato está hecho, espero podamos trabajar a gusto durante este año y medio y crezcamos juntos...

-No me esperaba que pagaras con acciones, es inesperado, y no sé si aceptar semejante gesto –replicaba el castaño.

-¡Bah! –moviendo sus manos restándole importancia –Eres alguien con experiencia y tus primeros concejos me han llevado a aclarar mis propósitos, así que es importante para mi hacer negocios contigo.

-La astucia se hereda, y eso es admirable, aunque tu querido hermano no lo vea así, el dirá que me aprovecho de tu inocencia.

-Lo sé... quería decirte que, mi hermano, él, él recibió su merecido.

-¿Su merecido?

-Sí, una patada en su hombría creo que lo mantendrá calmado un tiempo.

Suspira –Eso espero, porque si no, seré yo quien de una patada en sus bolas, le deje sin descendencia... –sonríe con malicia. -¿Vamos por un almuerzo digno?

-Dime que no sigues una dieta, por favor...

-No precisamente, pero iremos a un buen lugar –le guiña el ojo.

-Creo que amaré hacer negocios contigo en algunas ocasiones – sonríe el rubio en respuesta.

Los Omegas se marcharon a un restaurante de comida ligera que fascinó al ruso, pues había escuchado del lugar, pero no se atrevía a ir solo, pues sus amistades se alejaron cuando su compromiso fue roto.

Si, amigos de mierda, pero se siente bien siendo feliz con su gato y sus sobrinos, ellos le ayudan a sentirse el mismo, y eso no lo cambiaría, bueno, tiene la fe de que a partir de ahora las cosas le saquen de las cuatro paredes que es su casa y en la que se recluye una vez termina sus quehaceres del día.

Escogieron unas malteadas dulces y una pasta con salsa picante que disfrutaron con gusto, entre risas y recuerdos vergonzosos del pasado pasaron una buena tarde, así que no dudaron en darse una merecida salida hiendo al cine y compartiendo gustos en la moda.

Su salida se vio acompañada del Beta tailandés, que fue convocado por el castaño para pasar la tarde junto a ellos, todos compartían bebidas y dulces, y el Omega menor se sentía en el cielo a causa de las atenciones del moreno.

El rubio se había cerrado a las citas por el anterior rompimiento, pero cuando creyó que no podía caer de nuevo en ello, Pichit, aparece frente a él con múltiples gestos de amabilidad que hicieron palpitar su corazón. No podía evitar sonrojarse cada vez que lo veía, inclusive sus nervios le ganaban y para ese momento no era la excepción.

El moreno le trataba como un igual y eso le agradaba, incluso no se afectaba por sus encantos, y le encantaba por la sencilla razón de que no tenía segundas intenciones para acercarse a él.

Por ello, un poco distraído, no dudo por un segundo en besar su mejilla, acto que sorprendió al Beta, que con amabilidad le disculpó y obvió lo sucedido, no haciéndolo sentir mal por su impulso.

El ruso de la vergüenza, se excusó para ir a comprar unas frutas dulces para compartir, y alejado a una distancia considerable del Omega mayor y el moreno, este sin querer tropieza con un alguien, derramando su bebida y manchando su ropa y la del otro en el percance.

-¡Ahs! –refunfuño el rubio –¿¡Estas ciego!?

-¿Quién?, creo que deberías disculparte por tu descuido... -respondió imponente.

-¡Manchaste mi ropa!, ¿Tienes para pagarme esto? –gritaba mientras sacudía su ropa.

-Si pagas mi traje fácilmente podría pasar por alto tu insensatez –le rebatió el contrario.

Las 2 caras de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora