10 - Cazador, cazador.

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Para Pichit, en los últimos días todo marchaba completamente contrario a sus intenciones.

¿Por qué razón?

Christophe Giacometti, estaba muy al pendiente de él, y los miles de intentos de parte de tailandés por alejarlo no daban resultado.

Melissa, la mini Alpha, estaba cada vez más encariñada con el Beta, la pequeña, sin mucho esfuerzo se había ganado sus sonrisas y un pedazo de su corazón, le enternecía su inocencia y su viva personalidad.

Y los intentos del rubio por mantenerse cerca, le sacaban múltiples suspiros de distintas categorías, entre el cansancio, la resignación, la exasperación, el anhelo, y el deseo, sobre todo de este último sobrecargado de pasión.

Sus días a pesar de salirse de control por la presencia del contrario, era un buen indicio, que mostraba un semblante más feliz, alejándole de la sombras de sus ocultos miedos.

Aunque niegue con sus palabras que se sentía esperanzado de como avanzaban las cosas, el más alto sabía leerlo, y como hombre determinado y apegado a sus propósitos que era, se mantendría hasta tenerlo nuevamente.

El Alpha, conocía que sus debilidades le alejaron del amor de su vida, ciertamente él había renunciado a todas sus conquistas una vez este tuvo alas para acercarse a él, pero los acontecimientos formados a su alrededor se encargaron de hacerle difícil la tarea de mantenerlo a su lado.

Sus padres se encontraban presionándolo con un matrimonio concertado, y aunque lo evitaba a toda costa, la Alpha elegida se encargaba de hacerle la tarea difícil. Las circunstancias en la empresa estaban en caos, pues para esas fechas estaban en plena expansión y los problemas comenzaron a sumársele uno tras otro sin dejarle descanso.

Cuando se confió en que alejando al Beta podría liberarlo de estar atado a sus problemas, es falsamente acusado de plagio y fuertemente criticado por todos los conocidos de la empresa, trató que su hermana menor, Alissa, fuera el ángel de su guarda, pero vilmente fue arrebatada por los malos designios de sus más cercanos.

Fue un golpe duro que dejó una herida profunda, la pérdida de su primer amor, se aunó a esta cuando Thamara apareció con un enorme embarazo avanzado y una irrefutable prueba de paternidad, los cuales sus padres no dieron tregua de alcanzar un respiro para su alma.

Lloró la ausencia, se escudó en su trabajo, se alejó de la toxicidad y se mantuvo en agonía tratando de abstenerse en buscar al dueño de su corazón, su pequeña lo necesitaba, Melissa, fue una dura batalla, pero que le dio luz a sus oscuros días.

Con los años las cosas se fueron calmando, le dio tiempo al tiempo, que pudiera sanar su corazón, el recuerdo del moreno era cada vez más vivido y caer en la locura no era una opción, así que regresó al país con un firme propósito, formar su hogar.

Sus padres comprendieron que sus intenciones estaban herradas, una vez las pruebas y las circunstancias mostraron sus verdaderas caras, el alejamiento de su hijo y el odio de Malia, la Alpha mayor de la familia, dejaron claro que sus rígidas atenciones no dejaron buenos frutos.

Suspiraba con anhelo cada vez que observaba a su hija, recordar a su pequeña hermana le embargaba de melancolía, uno que se apaciguaba con solo saber cuál sería el deseo de ella, ser feliz, y costa de lo que sea, lo cumpliría.

No podía evitar reír ante las reacciones esquivas de Pichit a sus acercamientos, declarar en todo momento su meta le ayudaba a no dejarse amilanar ante la tristeza, amaba a ese hombre y lucharía por tenerlo de vuelta.

Su amor fue platónico y extrañamente concebido, sus inicios fueron entre peleas y marcadas diferencias, el Beta, un ser esforzado, y él, un hombre con comodidades, los cuales nunca estuvieron conformes con la presencia del otro donde sea que se encontraran.

Las 2 caras de la LunaWhere stories live. Discover now