17 - ¡Ups!

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Allí estaban todos con sus ponches en mano, y una sonrisa maquinadora, sobre todo Pichit, que tenía más que reclamar, pero se daría el gusto de que otro sea quien hablara primero.

El tailandés siempre ha sido algo así como el alma de las fiestas, es un pan de Dios, pero un diablo en cuanto a meter en líos a otros se trata, él no es un santo, pero le encanta parecerse a uno cada que tiene oportunidad.

Chris, conoce los moldes de su prometido, y sabía que la reunión tenía una causa, no era que lo sospechaba, sino que al oírle hablar por teléfono con su pelirroja amiga, sabía que algo tramaba.

Y no es que lo espiaba, ¿quién dijo eso?, bueno si, lo estaba vigilando.

Porque sí, el Beta era celoso, y él, era un poco ¿obsesivo?, bueno sea lo que sea, no podía soportar estar alejado del otro, así que por ello, la mayoría del tiempo estaba en casa haciendo su trabajo.

Pero bueno, eso es lo de menos, porque ahora, una especie de ambiente turbio se gestaba, y el temía que algunas se salieran de control, más con Viktor, que esta última semana estaba más sensible.

Bueno, el trabajo, Yuuri, y algunos pendientes abarrotaban su tiempo dejándole tenso, y esta pequeña despedida de soltero le ayudaría a relajarse un poco, o eso esperaba el suizo que su amigo hiciera, ya que el amante... digo amigo de su prometido, no colaboraba mucho al respecto, son su terquedad de hacerse todo el mismo de forma absolutamente independiente.

En fin, allí estaban, viéndose las caras los uno a los otros como depredadores.

-Entonces, la muy descarada me robo al que para ese entonces iba a ser mi esposo...

Confesó con burla Chris, ganándose una mirada enojada de la pelirroja.

-¡OH! –miraron todos a Mila con estupefacción.

-¡Eso no fue así!, –gritó –bueno, algo, pero él me eligió a mí –rebatió con petulancia.

-Claro, porque lo emborrachaste y metiste en tu cama, bruja arribista –le insultó el suizo.

-¿Qué? –gritaron los presentes sorprendidos.

Todos miraban a la Alpha y a su esposo aleatoriamente esperando alguna palabra que refutara lo dicho por el rubio.

-De hecho, –Habló Damian rompiendo el tenso silencio –Mila, si hiciste eso –confesó con vergüenza.

-¡Damian!, –alzó su voz, pegándole un manotazo –no me avergüences de esa manera. ¡Idiota!

-Pero él fue mío primero, par de imbéciles sin gracia. ¿Verdad amorcito? –se burló Pichit.

-Sí, Pit, tú también lo fuiste –habló sonrojado Damian.

Los oyentes se quedaron sin palabras ante tal atrevimiento.

-¡CHUCHU!, –habló consternado el suizo –¿me fuiste infiel?

Ambos Betas se miraron avergonzados, habían sido descubiertos, quedando como mentira la confesión anterior.

-¡Maldito, ahora si te mueres antes de la boda!

Gritó Mila, siendo sujetada por Damian, pues quería golpear a Pichit.

-¡Son unos desgraciados!, –gritó nuevamente.

-Ya basta Mila, eso fue muchos años antes de saber que tanta atrocidad como tú exista, así que bájale a tus humos, querida –declaró a modo exigencia el tailandés.

Las 2 caras de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora