¿Por qué tenía que cambiar tan rápidamente de actitud? Se me hacía confuso comprenderlo todo el tiempo, saber si estaba feliz o triste, si estaba enojado o simplemente era así su actitud. De todas formas no podía hacer nada al respecto.

Sentí el cerrar de una puerta e instantáneamente el chico quitó sus manos de mis ojos. Dejándome ver la amplia  habitación en la que nos encontrábamos.

Una sola ventana con las cortinas totalmente cerradas. Paredes altas cuyo color no pude distinguir debido a la oscuridad que existía en el lugar. Dos puertas. Una para salir de la habitación, la cuál había sido cerrada por Louis hace algunos momentos, y otra que se encontraba abierta, y daba paso a un pequeño baño personal.

- ¡¿Por qué me has traído hasta tu habitación?! ¡Eres un maldito pervertido! -exclamé hecha una furia sin  dejarlo siquiera gesticular una palabra.

- Hey tranquila... No pienso violarte-me calmó, mientras dejaba sus manos reposar sobre mis hombros-  Mas bien, no voy a violarte. -añadió destacando el "voy", y cuando me dí cuenta de qué quería decir con su sucia añadición preferí cerrar la boca y no causar más problemas, después de todo, me había hecho un gigantesco favor al sacarme de ese miserable hospital...

- ...Es solo que... -continuó- ¿Podrías quedarte aquí un minuto? -dijo indicando con su dedo índice- Solo uno porfavor. -me pidió mientras abría la puerta de la habitación para salir, impidiéndome observar más allá de su figura.

- ¿Cual es tu problema? -me quejé con disgusto- ¿Qué es lo que no debo ver? -insistí quitándo su pesado cuerpo-almenos para mí-de aquella puerta, pudiéndo ver qué era lo que me ocultaba.

- Vamos, no es necesario... -me sugirió en un susurro cuando cayó en la cuenta de que ya no había nada que esconder.

La sala principal de la casa estaba hecha un completo desastre. Comida y ropa desparramadas sobre las sillas y sofás. Un platillo blanco con restos de frituras y una caja de pizza reposaban sobre una mesa cuadrada en el rincón de la sala.

"¿Esto es una broma, no?" le cuestioné para mis adentros junto con una corta risa. Pero ya era demasiado tarde para pedir disculpas por lo grosero que sonó cuando me dí cuenta de que lo había pensado en voz alta.

Él condujo su mano derecha lentamente hasta sus labios esbozándo una pequeña y atractiva sonrisa avergonzada hacia el suelo,  no respondió durante largos segundos.

- ¿Quieres, que te ayude a ordenar todo esto? -le ofrecí algo dudosa, rompiendo el hielo que había creado de una vez.

- Si eso es lo que quieres... Anda, no insistas más. -contestó, sentándose en un sillón de cuero desgastado que se encontraba a su derecha.

- Eres un maldito... Idiota... Bipolar... -susurré mientras me dirigía a recoger un par de prendas tiradas en el suelo, procurando que el sonido de mis palabras no llegaran hasta su sistema auditivo.

- Vamos, era solo una broma... -rió el muchacho levantándose de su posición en el sofá y caminando en mi dirección.

- Pues que broma más chistosa.- dije sonriéndole cínicamente- ¿Se supone que debo reírme ahora? -pregunté con sarcasmo una vez que el chico se encontró cara a cara  frente a mí.

- No... -susurró en un tono grave y amenazante- Debes besarme. -contestó finalmente, alzando bruscamente uno de sus brazos hasta la pared por sobre mis hombros con un aire demandante.

Parecía una orden, una maldita orden que luego de analizar por un segundo no dudé un momento en realizar.

Conduje mi mano izquierda hasta su cabello y jalé de él con prisa hasta mi rostro eliminando totalmente la distancia entre nuestros cuerpos.

ANOREXIC ||L.T|| (PAUSADA TEMPORALMENTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora