Quiero ser tu estrella © [YSH] [ASTRO]

★ T r e i n t a y s i e t e ★

Las clases terminaron. Eunyoung se la pasó realizando los trabajos grupales que asignaron los maestros para ese día luego de la primera clase del día, educación física, en la que pasó un poco de tiempo con Ji Beom. Por más de que el chico actuaba como siempre y podía ser una gran distracción para Eunyoung, esta se sentía muy apenada porque no podía dejar de pensar en lo hablado con su padre esa mañana ni en el chico que cambió todo desde la tarde anterior: estaba más distraída pero nerviosa porque su novio lo notara. Ji Beom hablaba y hablaba, Eunyoung se lamentaba porque no podía escuchar nada más que su propia voz diciéndole que debía intentarlo una vez más con sus padres cuando saliera de clases. Se sintió culpable cuando la clase de educación física terminó y Ji Beom se alejó sonriente, feliz de haber pasado tiempo con su novia cuando ella solo se la pasó pensando en otro chico.

De pronto, las dolorosas palabras de su padre se mezclaron con las de su vocecita interna, que le recriminaba por no haber prestado atención a Ji Beom como él se merecía y estar pendiente de sus propios asuntos, siendo esta vez quien creo una especie de distancia entre ellos, aunque él no lo hubiera notado.

Pasó así todo el día sintiéndose culpable, parecía como que los problemas no disminuían sino aumentaban (o por lo menos así lo veía). Era demasiado sensible y considerada con quienes quería que, cuando se dio cuenta de que no había sido sincera con Ji Beom y actuó como si tuviera toda su atención; no era la primera vez que lo hacía... pero sí la primera en la que por ello pensaba en otro chico. Recordó en un momento lo que le dijo su padre acerca de lo que percibió sobre la carta que escribió una vez a Sanha: «lo tratas como si fuera tu mismísimo novio». Se afligió con solo pensarlo, se molestó un poco consigo pero no se dijo nada: ¿por qué no podía negarlo? Incluso se dio cuenta en ese entonces que lo pensaba más últimamente mucho más de lo que hacía por Ji Beom.

Sacudió su cabeza incontables veces, callándose a sí misma, queriendo dejar de pensar tanto... durante todo el día hasta que llegó el momento de salir del colegio; su novio no la esperaba para ir caminando juntos esa vez, lastimosamente. Ella le comentó que sus padres la buscarían y que iría a una cena con ellos, el chico se despidió de ella cuando se cruzaron en el pasillo y se fue... libre de hacer lo que quería ese día viernes.

Los Park no tardaron en aparecer frente a la institución, los saludo seria cuando ellos se veían un poco más animados que en la mañana tras la charla. Cerró de portazo y se acomodó en medio del asiento, mirando hacia el frente sin expresión alguna:

— ¿Qué tal te fue en el día, cariño? — preguntó la madre, la chica se encogió de hombros sin que lo percibieran y respondió:

— Mmm, normal.

— ¿Ya tienes pensado qué te pondrás esta noche? Debes ir bien bonita para conocer a los Kim, esta cena significa mucho para tu padre a nivel laboral. Tienen que quedarse con una buena impresión de nuestra familia.

— Siempre les hablé bien de ti —agregó el señor Park, algo distante—. Sé que no me decepcionarás.

Eunyoung no supo que responder, se limitó a ver cómo pasaba todo a su alrededor mientras viajaban hacia con destino a su casa, se colocó los auriculares y seleccionó alguna canción para disfrutar durante los próximos minutos de camino. Sus padres charlaban de un tema que no le interesaba, o por lo menos no tenía ánimos de escuchar, se encontraba alejada de su alrededor, cerrando los ojos e intentando tener un respiro de sí misma.

Durante las siguientes canciones que se reprodujeron, se dio cuenta de que el auto debió haberse detenido hacía rato y que debieron haber llegado a casa; se despabiló y observó a su alrededor, los negocios y edificios que se veían tan conocidos que no tardó en percibir dónde se encontraban cuando por fin se detuvieron. Observó el edificio de la oficina de correos justo a su lado, antes de que pudieran preguntar qué hacían allí su padre se bajó del vehículo y le abrió la puerta, con una leve sonrisa entre labios: