«Setenta y dos»

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Entré a la clase seis minutos tarde, aunque siempre llegaba temprano. La suerte de que el profesor todavía no había llegado era gloriosa, como si hubiera comido dedos de queso derretido, magnífico.

Me senté en mi lugar, última fila a la izquierda, al lado de la ventana que daba al patio de juego. Divisé a un chico correr a toda velocidad cruzando todo el campo, debía estar en forma para hacerlo.

Pasaron los minutos y el profesor había llegado. Nos indicó la página que debíamos leer del libro y comenzó a tomar asistencia a los alumnos.

Todavía faltaban tres chicos, y tal vez sabía la razón de uno de ellos.

De repente el sonido de la puerta abrirse alerta a todas las personas que estábamos en el salón. Algunos se sustaron y otros miraron sin ganas a quien se encontraba en la entrada: Jeon JungKook.

Sonreí pícara al verlo.

Su cabello estaba húmedo por la transpiración de correr todo el campo de juego y su cuello estaba decorado con algunas gotas de sudor, al igual que su frente. Estaba jadeando, así que su pecho subía y bajaba con frecuencia.

Mordí la punta de la pluma como de costumbre, y los gritos del profesor empezaron a sonar aturdiendo a todos.

—¡Jeon JungKook! ¡Llega veinte minutos tarde! ¿¡Le parece responsable eso!?— reí ante los regaños del inútil profesor.

—Lo siento profesor, tuve una noche complicada y me quedé dormi-

—Usted también llegó tarde Señor Choi, es injusto que lo regañe cuando usted cometió el mismo error, ¿no lo cree?— miré retante al profesor con una ceja levantada, mientras él me observaba con los ojos entrecerrados. Algunos alumnos acotaron con algunos "UHH".

Bufó.

—Está bien, hoy te lo dejo pasar por lo dicho de la señorita Yung, pero que sea la última vez— señaló a JungKook con su dedo índice y moviéndolo de arriba a abajo.

Kook comenzó a caminar hasta su silla, me miró y dijo gracias sin decir una palabra, solo movió sus labios. Le respondí con un guiño de ojo.

Arrastró su silla hacia atrás, y cuando estaba por sentarse interrumpen el momento.

—Esos chupetones en el cuello marcan tu noche complicada, Jeon— la rápida mirada de JungKook fulminó a EunWoo quien había hablado lo suficientemente fuerte para que el profesor lo oyera.

Miré a Jihyo, la chica con la que supuestamente Kook tenía algo aunque todavía no se hacía oficial, quien miró a JungKook con una cara de decepción y sorpresa combinada en un mismo rostro.

Lancé una pequeña risa tapando mi mueca.

—¡Ahora sí Jeon JungKook, a la oficina del director! ¡Y de estas no te salva nadie!— el castaño echó su cabeza hacia atrás frustrado y luego masajeó el puente de su nariz, para volver a cruzar la puerta que separaba el pasillo del salón.

☣︎

Las insufribles horas con el profesor de lengua y literatura habían acabado, a lo que venían media hora de receso.

Caminé tranquila hasta la cafetería, dónde le pedí a la señora Do que me dé dos juguitos de naranja.

Abrí uno y le puse la pajita para comenzar a tomar. Salí del lugar, con algunas miradas a mis espaldas, y me dirigí hasta la oficina del director.

Sin embargo, antes de llegar y justo en la puerta del dire, visualicé a JungKook y a Jihyo hablar. Me acerqué justo cuando el pasillo doblaba, y me acomodé en la pared para poder escuchar mejor. Apoyé un pie en el cemento al igual que mi espalda y comencé a escuchar su discusión.

❝𝐁𝐓𝐒 𝐑𝐄𝐀𝐂𝐓𝐈𝐎𝐍𝐒❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora