... Subí al bus toda empapada, la lluvia no cesaba y me encontraba en la duda de que capaz no iba parar. El chofer me miró de arriba a abajo, estaba goteando y seguro iba a tirarme por la puerta en cuanto diera un paso, pero lo ignoré pues no tenía ganas de nada. Caminé hacia unos de lo asientos y me senté, nunca había visto un bus tan vacío, solo éramos una señora y yo. Y el chofer, claro.
Retiré mi chaqueta y la envolví, y con fuerza apreté para que una catarata de agua saliera de ella, luego estruje mi cabello. Sentí la mirada del conductor en mí por unos segundos, como si me estuviera clavando unos mil cuchillos mínimo, tal vez él tenga que limpiar mi desastre luego.
Ví a lo lejos mi parada, así que me levanté y caminé hasta la puerta trasera para bajar. Ya hecho cogí el camino a mi casa, que estaba a un par de cuadras. En el recorrido no pude evitar pensar en que estaría haciendo mi madre, era inevitable pensar en sus comidas y al instante tener hambre, así que decidí parar en un lugar de comida rápida que estaba cerca de mi hogar. Compré tres hamburguesas, para ahora y para mañana, le pedí amablemente al chico que me diera otra bolsa más o no iban a salir vivas de la lluvia, pero el muchacho me prestó un paraguas de la tienda.
Salí de allí con una sonrisa, me encantaba la gente amable, se lo iba a recompensar en algún momento cuando lo necesite. Llegué a la puerta y busqué la llave en mi bolsillo, con torpeza y rapidez la abrí, pasé y colgué mi chaqueta en el perchero. Saqué mis botas y las dejé a un lado, sin embargo, al agacharme me dí cuenta de algo; un camino de pétalos de rosas. Obviamente lo seguí, llevandome a lo que parecía hacia la habitación, pero a la mitad del camino me topé con una caja. La tomé en mis manos y seguí el camino.
Abrí la puerta girando la manija, llevandome una gran sorpresa.
— ¡Feliz cumpleaños Dal!— los chicos estaban allí, algunos parados y otros sobre la cama. Miré mi reloj de muñeca y sí, era mi cumpleaños. Sentí mis lágrimas acumularse en mis ojos y con una mirada a los chico corrieron hacia a mí para abrazarme con ternura y fuerza.
— Gr-gracias.— limpié el agua de mis mejillas y respondí al abrazo.
— ¿Vamos a hacer pijamada?— preguntó Tae inocente.
— No, ustedes me dejan a solas con ella.— habló mi novio, alejando a los chicos de mí con su brazo y abarazandome desde la cintura. — Pueden retirarse, señores.
— ¡Ahh! Jimin eres un egoísta.— Hoseok habló, haciendo un puchero.
— No soy egoísta, ella es mía y tengo el derecho a tenerla SOLO pa-ra mí.
— Está bien Mochi, adiós Dal.— Yoongi hizo un movimiento de mano.
— Adiós chicos, gracias.— dije sorbiendo mis mocos y al final todos los chicos se fueron.
— Y ahora, a festejar.— se acercó intimidante a mí.
— Espera,— puse una mano en su cara.— me muero de hambre. Comamos y después seguimos, ¿está bien?
— Esta bien hermosa.— retiró mi mano y beso mi frente.— Feliz cumpleaños.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
