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-Por fin solos -dijo Keith, suspirando, una vez que Lance entró al comedor.

Dejó la tarjeta en la mesa de la televisión y sonrió agotado.

-Sí, al fin.

Miraron el reloj. Eran las 19:37.

-Hay que celebrar nuestra mudanza nosotros solos -propuso Keith, levantando unas tazas que estaban en la mesa.

-Claro -contestó sonriente Lance, agarrando otras tazas y llevándolas a la cocina.

-Voy a salir un momento. Ya regreso -anunció Keith, tomando su tarjeta.

Lance hizo un gesto afirmativo con la cabeza.

-Está bien -dijo, abriendo el agua para lavar las tazas.

Keith le dio un beso en la cabeza y salió. Bajó las escaleras y metió las manos en sus bolsillos. Inclinó la cabeza en forma de saludo cuando vio a la secretaria y salió del edificio, siendo recibido por una brisa fresca que removió su cabello. Caminó rápidamente hasta que llegó a la florería más cercana. Entró y se acercó a la vendedora.

-Buenas tardes -saludó cortésmente, recibiendo una mirada atenta por parte de la anciana-. ¿Tiene pétalos de rosas?

-Buenas tardes -respondió ella, sonriéndole con amabilidad-. Sí, aquí tengo una bolsita -la señaló.

Keith asintió y la señora se la extendió.

-¿Cuánto sería? -preguntó, sacando su cartera.

-$5.

Extendió el dinero y tomó la pequeña bolsita con pétalos. Salió nuevamente y buscó un lugar donde vendieran velas aromáticas. Encontró uno y se adentró a él.

-Buenas tardes -saludó, mirando el lugar. Un olor a cera junto con otros aromas artificiales que aparentaban ser naturales inundaron sus fosas nasales.

-Hola -contesto fríamente el vendedor.

Keith frunció el ceño.

-Necesito velas aromáticas -dijo cortante. Quería irse de ahí, o, sino, se le contagiaría la actitud de ese hombre.

-Escoje las que quieras -respondió aburrido, señalando la gran variedad de velas.

Keith escogió las de aroma a vainilla y las pagó.

Salió corriendo hacia su departamento. Llegó, subió las escaleras lo más rápido que pudo, puso la tarjeta en la puerta de su apartamento y entró. Agradeció que Lance estaba hablando por teléfono, acostado en el sillón, lo suficientemente distraído como para que viera las cosas que llevaba en las manos.

Se escabulló a la habitación y cerró con extrema cautela la puerta.

Abrió la bolsita con los pétalos y los esparció por la cama y parte en el piso. Luego tomó dos velas y puso una en cada mesita de noche. Las encendería cuando fuera el momento. Dejó otra frente a la cama, en el escritorio, y suspiró orgulloso.

Salió con una mirada relajada y se sentó junto a Lance en el sillón, abrazándolo por el cuello y dejándole varios besos.

Lance lo miró y le dejó un beso en la frente. Se levantó y se dirigió a la puerta.

-Pon la mesa, ya llegó la comida -dijo, y salió.

Keith se levantó y tomó dos platos, dos vasos y los cubiertos. Los puso en la mesa y, luego, colocó la bebida y las servilletas.

Unos minutos después, Lance regresó con bolsas de comida en las manos.

-Traje kimchi (comida coreana) y caldosa (comida cubana) -dijo sonriente, yendo a la mesa.

Keith lo miró enamorado. Sabía que amaba el kimchi y se había tomado el trabajo de pedirlo para él por delivery.

Apoyó la comida en la mesa y la sacó de las bolsas. Keith sirvió un poco de cada comida en los platos. Era una mezcla de culturas bastante interesante. Lance tomó el control remoto y puso Netflix, para que comieran y vieran una película al mismo tiempo.

Luego de una hora y media, la película terminó. Lance levantó la mesa con ayuda de Keith y dejaron las cosas en el lavaplatos.

-Voy a acostarme -informó Lance, bostezando.

Keith asintió.

-Yo iré más tarde. Quiero ver tele.

Lance iba a percatarse de su sorpresa cuando entrara. Aún así estaba muy cansado para hacerlo, quizás sería mejor que hasta lo dejaran para otro día.

Lance abrió la puerta de la habitación y encendió la luz. Unos pétalos de rosas decoraban la habitación, sin olvidar las velas que yacían en las mesitas de noche y en el escritorio de vidrio frente a la cama.

Lance se volteó y se dirigió al living nuevamente. Tomó a Keith de la mano, levantándolo del sillón, y lo arrastró a la habitación.

-¿Lance? -preguntó.

-Arruiné tu sorpresa -contestó con una sonrisa-. Ahora quiero compensártelo -dijo, lanzándolo a la cama. Se sentó en su regazo y comenzó a besarle el cuello lentamente.

Mullet 3 [KLANCE]Where stories live. Discover now