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Luego de terminar y disfrutar las hamburguesas, salieron del local y siguieron caminando por el centro comercial, buscando la que sería su próxima actividad.

-¡Mullet, mira! -exclamó Lance, señalando una gran sala de videojuegos. Keith frunció el ceño.

-Qué...

-¡Vamos!

Lance tomó de la muñeca a Keith, completamente feliz. No pensaba en lo que hacía, pero, bueno, justificaba sus acciones con querer entrar rápido al lugar y ya.

Keith, mientras Lance lo jalaba y comenzaban a correr hasta el local, pensó en lo hermoso que se veía feliz.

-Debería intentar hacerlo feliz- pensó, siendo arrastrado hasta la puerta.

Al entrar, Lance miró alrededor, recordando muchas cosas que hacía cuando era pequeño, viéndose jugar con sus hermanos en las diferentes máquinas.

Keith quedó con expresión extrañada, mirando todo sin moverse.

-Oye, y ¿a qué quieres jugar?- preguntó Lance, aún observando el paraíso.

Keith notó que Lance no lo había soltado y Lance se avergonzó. Lo soltó y miró para otro lado.

-No lo sé, dime tú- contestó, subiendo los hombros-. Um... Mis padres nunca me trajeron a estos lugares, así que no tengo ni la menor idea de qué hacer.

Lance abrió los ojos y la boca, sorprendido, y lo miró. Keith alzó una ceja y se cruzó de brazos.

-¡No puede ser!- sonrió-. Pues, entonces, yo me encargaré de enseñarte todo- contestó, abriendo los brazos al cielo y levantando la cabeza, mirando los peluches que colgaban sobre ellos.

Escuchó cómo Keith reía y sonrió aún más. Amaba su risa y sabía que era muy afortunado de escucharlo reír. Pocas veces lo hacía.

Volvió a tomarlo de la muñeca y se dirigieron a los bolos.

-Mira, tú sólo lanza la bola hacia los pinos, e intenta tirar la mayor cantidad que puedas- explicó Lance, tomando una bola turquesa-. Así.

La lanzó y, para su suerte, logró un strike. Sonrió satisfecho.

-¡Strike!- gritó contento, y le pasó una bola bordó a Keith. Le sonrió encantado-. Tu turno.

Keith tomó la bola y, copiando la posición de Lance, la lanzó. También logró un strike y sonrió levemente.

-¡Wooow, eres muy bueno! Bueno, para ser tu primera vez, lo eres- comentó Lance, sonriente, dándole palmadas en la espalda.

-¿Suerte de principiante?- dijo Keith volviendo a reír.

Lance rio por lo bajo y miró alrededor.

-Bien, ahora vamos a los autos chocadores- sugirió.

Keith frunció el ceño.

-Pero ¿no tenemos que...?

Lance negó.

-Vamos a otro juego, da igual.

Keith sonrió y comenzaron a caminar.

-Bueno- se encogió de hombros-, en ese juego sí soy bueno- respondió, tronando sus dedos.

-¿Ah, sí? Veamos- dijo Lance, imitando la acción de Keith.

Hicieron cola y esperaron unos minutos. Cuando llegó su turno, subieron al juego y cada uno eligió un auto.

-¡Vamos! -gritaron al unísono.

Comenzó el juego y Keith chocó a Lance. Recibió un ceño fruncido y un puchero. Keith supuso que era su forma de quejarse.

-¡Oye, no se vale, estaba distraído!- se excusó, haciendo una maniobra evasiva.

Keith rio y lo siguió.

-¡No puedes distraerte en este juego!- contestó, comenzándolo a perseguir.

-¡No dejaré que me ganes!

Y Lance pudo chocar a Keith.

Al bajar, ambos rieron y cruzaron miradas por un segundo, sintiéndose completamente bien y relajados. Keith había pensado que iban a estar incómodos casi todo el tiempo y le alegraba saber que se había confundido.

Lance sonrió a gusto. Keith realmente tenía unos ojos hermosos.

-Te ves lindo- murmuraron al unísono.

Ambos sonrieron avergonzados y desviaron la mirada. Keith se sonrojó y se le notó, mientras que Lance sentía su cara arder y esperaba que no se le notara el rubor.

Mullet 3 [KLANCE]Where stories live. Discover now