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Ambos habían llegado dos horas antes. Qué... ¿casualidad?

No, coincidencia. Coincidencia le gustaba más.

Lance se acercó a Keith. Keith se acercó a Lance.

-Hola, Keith -saludó Lance, ruborizándose un poco. Había sido tan poco que sólo él se dio cuenta por el calor que sintió en sus mejillas.

Dios, Keith estaba precioso.

-Hola -contestó fríamente, ajustándose la coleta.

Lance se relamió los labios.

-Por favor, no me digas que "volvió" a ser frío-pensó.

-Y, ¿cómo te sientes? -preguntó. Keith bajó las manos de su cabello y las dejó colgando a los costados de su cuerpo.

Se encogió de hombros.

-Estoy mejor, gracias por preguntar- contestó en un tono desinteresado.

-Keith, por Dios, no vuelvas a ser tan frío como antes... Sonríeme...

-¿Quieres ir a comer algo? -preguntó Lance, incómodo, viendo la hora en su celular-. Son las dos menos veinte y tengo hambre- dijo riendo, rascándose la nuca nervioso.

Keith también rio y Lance se relajó un poco.

-Vayamos a McDonald's- sugirió Keith, comenzando a caminar. Lance lo siguió.

Ambos buscaron el restaurante de comida rápida más cercano. Miraron a ambos lados de la calle, encontrando sólo negocios de ropa y una juguetería.

-Recemos por que no haya fans- comentó divertido Lance, soltando su característica carcajada suave y contagiosa.

Ambos rieron (bueno, Lance rio y Keith sonrió divertido). En ese momento, eran muy felices. Ambos pensaban que se complementaban, sin ser conscientes que estaban enamorados uno del otro.

Sí, definitivamente se complementaban.

-Allá veo uno- anunció Keith, señalando el restaurante.

Corrieron hasta llegar a la entrada. Parecían un par de locos corriendo en el medio de Los Ángeles.

Bueno, así lo eran.

Entraron, calmando sus respiraciones, y miraron a la gente, encontrándose con unas fans que comían en una de las mesas.

¿Cómo se dieron cuenta? Fácil: traían remeras de ellos y sus películas puestas.

-Hey, Lance- murmuró Keith, dándole un suave codazo-, toma dos periódicos de esa mesita y has como que estás leyéndolo.

Lance sonrió ladino.

-Buena idea.

Tomó los diarios y, bajando los rostros hacia los papeles y las noticias del clima, avanzaron a la fila para pedir su comida.

Cuando llegó su turno, ambos bajaron los periódicos y subieron los rostros.

-Bienveni... -la empleada no pudo terminar la oración. Keith frunció el ceño. ¿Qué...?

-Oh, no- murmuró.

-¡Son...!

-No lo digas, por favor- la interrumpió Lance con amabilidad. Keith le agradeció mentalmente por eso: si no lo hubiese hecho, la habría mandado a la mierda.

La chica sonrió como disculpándose, pero sus ojos seguían brillando emocionados.

-Lo siento, soy una gran admiradora- dijo, juntando las manos. Lance le sonrió de una forma encantadora mientras que Keith la mirada cruzado de brazos-. Y, ¿bien? ¿Qué van a pedir, chicos?

Keith miró los menús.

-Bueno... yo quiero una Big Mac y una Coca Cola -dijo.

-Yo también- dijo Lance, sacando su billetera. La chica anotó todo en la computadora-. ¿Cuánto es?

-No es nada, yo invito. Lo pagaré con mi salario- murmuró la cajera, dándoles el ticket de la compra junto con una sonrisa cómplice. Lance abrió la boca para protestar pero ella lo interrumpió-. Gracias por comprar en McDonald's. Serán llamados por el número 69- dijo, guiñándoles un ojo.

-Pero... -comenzó a quejarse Lance.

Keith lo haló del brazo.

-Vamos.

-Pero tengo que pagar...

La empleada rio y atendió a otro cliente.

-Nos lo paga ella -dijo Keith, parándose en la fila en la que les darían sus pedidos.

Lance guardó la billetera y se cruzó de brazos, sintiéndose culpable.

Keith se volteó hacia él y comenzaron a hablar, olvidándose por completo de bajar la cabeza para que nadie los reconociera.

Luego de 10 minutos, uno de los empleados gritó:

-¡69!

Los actores buscaron su orden y comenzaron la búsqueda de una mesa, caminando por el lugar.

En el trayecto no pudieron evitar ser descubiertos, así que tuvieron que firmar algunos autógrafos.

Para cuando terminaron de firmar y siguieron buscando un lugar, su comida ya se les había enfriado. El estómago de Lance rugía furioso y él estaba hambriento. ¿Por qué mierda tenía que haber tanta gente?

-Oigan, vengan- exclamó una chica. Ellos giraron las cabezas y vieron que era una de las chicas con las remeras de su película-. Nosotras ya nos vamos- vieron cómo juntaban sus cosas-. Siéntese acá.

Lance suspiró aliviado y caminaron hasta la mesa. Las chicas se levantaron, les sonrieron y se fueron del lugar. Keith y Lance tomaron asiento y comenzaron a devorar su comida.

Después de todo, no era tan malo tener fans.

Mullet 3 [KLANCE]Where stories live. Discover now