ROJO V

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En cuanto escucho la puerta de la habitacion de abrirse me giro con una medio sonrisa esperando ver aparecer a Urahara pero siento como todo mi cuerpo se tensa y la sangre se me hiela cuando Nnoitra me sonríe cinicamente.

-¿Esperabas a otro?¡Ja! Veo que si. Oh, Ulquiorra, veo que no has perdido tus viejas constumbres de ir acostandote con todo aquél que te busca.

Yo retrocedo intentando taparme con la sabana, ya que aun estoy desnudo en la cama de Urahara. No he querido vestirme con la esperanza de que terminaramos lo que estabamos a punto de hacer en cuanto volviera pero viendo ahora la mirada lasciva de Nnoitra veo que ha sido un error.

-Bueno, creo que no deberíamos desaprovechar el momento a pesar de no ser quien tu esperabas ¿no?

Veo como se acerca desabrochandose el cinturon y retrocedo hasta dar con la espalda en el cabecero de la cama.

-¿Como has entrado?

-Tengo esto.-Dice mostrandome una llave plateada parecida a la que tiene Urahara.

-¿Le has robado la llave a Urahara?

-No. Esta es mi llave. Me la dio el tipo que me dijo que viniera. Al parecer no hay cerradura en este lugar que se le resista.

Yo me sorprendo intentando imaginarme quien pudo ser la persona que lo invitara. Solo Urahara puede hacer eso, este es su mundo, aquí manda él.

-Urahara volvera en cualquier momento.

-Pues que vuelva.-Dice apoyandose en la cama y agarrandome el tobillo para tirar de él.

-¡No!-Grito intentando revolverme pero eso solo deja al descubierto mi desnudez. Los ojos oscuros y profundos de Nnoitra brillan y siento como sus manos se aferran a mi piel desnuda clavandose hasta mis huesos.-¡Sueltame!¡No!

-Así...-susurra antes de sacar su larga lengua y lamer mi cadera para luego morderla fuertemente.

-¡Ah!-Grito ante el dolor que me hace recordar cosas que preferiría haber mantenido olvidadas.

Es cierto que finjo no recordar nada de mi pasado para no tener que contestar las incomodas preguntas de mis compañeros pero, con el tiempo, casi logré olvidarlas. Alzo una pierna dandole un rodillazo en los abdominales, pero solo logro que se ría encendido por mi lucha. Es cierto, siempre le gustó que me resistiera por eso terminé por no hacerlo.

-Eso, eso... lucha pequeño... así será mucho más placentero cuando te la meta hasta el fondo.

Siento como forcejea con su bragueta para liberar su polla situandose entre mis piernas abiertas a la fuerza. Se acerca hasta mi oido y siento como sonríe contra mi cara.

-¿Sabes una cosa? Ese tipo tan raro de la calle me dijo que aquí encontraría algo que había perdido hace mucho pero jamás pensé que serías tu.-Siento como su polla aprieta contra mi entrada y aprieto los dientes luchando contra el dolor de la intromisión.- Oh... sigues igual de estrecho que siempre... ah...-Cuando termina de hundirse en mi las lagrimas recorren mi cara pero no emito ningun quejido ni llanto para no excitarlo más.-No tienes opción, Ulquiorra. Eres mio lo quieras o no.-Sus caderas comienzan a moverse mientras jadea en mi oido.- Tienes dos opciones, o te entregas a mi como hiciste en el pasado o... puedo hacer que lo hagas a la fuerza, hiriendo a los que más cerca estén de ti.

Su cuerpo se mueve de manera fuerte, concisa y sin escrupulos abriendome a la fuerza mientras sus gemidos se confunden con su retorcida risa. Aun puedo recordad lo cruel que era con todo el mundo, daba igual que fueras de los suyos o de una banda rival. Lo he visto patear a un chico hasta matarlo por tan solo no cumplir una orden. Lo he visto violar a chicos que ni siquiera habían llegado a la madurez. Lo he visto torturar a un enemigo y a un amigo, y a ambos los trataba de igual forma. Disfruta con el dolor. Durante un tiempo pensé que tal vez todo radicaba en una extraña necesidad pero, no fui capaz de soportarlo.

Caprichos del DestinoWhere stories live. Discover now