NARANJA I

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Suspiro algo aburrido mientras el profesor de literatura no deja de leer unos versos que tocaba estudiar para hoy. Ni siquiera sé para qué nos servirá conocer la poesía cuando el munco gira en torno a los bajos instintos de la gente y no a los sentimientos.

Vuelvo a suspirar mirando por la ventana sin poder evitar recordar lo sucedido anoche. Casi me lío con Renji y eso que nos conocemos de hace relativamente poco tiempo pero, lo he visto en el trabajo, con los niños del barrio y bajo las luces de la discoteca y Dios, deseaba que fuera la persona destinada para mi. Está bueno, es simpatico y tiene un buen fondo pero al parecer, eso no lo es todo.

Siempre he sido una persona más bien solitaria y poco confiada. He vivido casi toda mi vida aquí, en Karakura. Tan solo estuve fuera un par de años tras la muerte de mi madre. Un tipo la asaltó en la calle cuando veníamos de mi entrenamiento y a pesar de que ella le dio todo lo que el tipo le pedía terminó disparandole en la cara. Siempre me culpé por lo sucedido. Ese día llovía y ella no quería que fuera a entrenar para no resfriarme pero yo le insisti hasta que la convencí. De no haber sido tan egoista, tal vez ella no habría muerto de aquella manera tan horrible. Solo el recordarlo hace que se me corte el cuerpo.

Estuve sentado al lado de su cuerpo inmovil casi una hora antes de que nadie la viera tirada junto al canal. La sangre lo manchaba todo de un rojo intenso que gracias a la lluvia llegó hasta el agua del canal. No recuerdo muy bien qué fue lo que pasó despues de escuchar sus gritos y el disparo hasta que vi llegar a mi padre con mis hermanas pequeñas en brazos. Yo tenía cinco años por aquel entonces y mis hermanas un año y medio. Jamás había visto llorar a mi padre como aquel día.

Mi culpabilidad solo hizo aumentar tras su muerte ya que a parte de sentirme el culpable de su muerte, me sentía culpable porque yo al menos la recordaba, a diferencia de mis hermanas que no paraban de preguntarme por ella. A día de hoy, me es dificil centrar su rostro en mis recuerdos. Se supone que debería poder hacerlo, debería poder atesorar cada momento que pasamos juntos pero tras diez años, apenas puedo recordar su sonrisa o su mirada de amor cuando me consolaba.

Mi padre nos mandó con unos parientes lejanos durante un par de años. Supongo que le recordabamos demasiado a mi madre, sobre todo yo que fui la ultima persona que estuvo a su lado a parte de que tengo el mismo color de cabello que ella. Ese es precisamente uno de mis mayores problemas para relacionarme con los demás. Siempre se andan metiendo conmigo por mi pelo. Parecen decididos a no creer que puede ser mi color natural y por ello no paran de meterse conmigo y buscar pelea. Por suerte, continué mis entrenamientos en artes marciales y todavía no he encontrado a nadie que pueda conmigo. Eso me crea dos situaciones totalmente diferentes. Por un lado, las personas normales suelen evitarme, por mi fama de conflictivo, lo cual me da bastante tranquilidad pero, por otro lado, no logro entablar amistad con nadie y eso dificulta encontrar alguien para compartir... mi vida.

Cuando conocí a Renji en la disco gay pensé que era perfecto. Me había visto por ahí y decía que le había llamado la atención mi pelo. Él tambien lo tiene pelirrojo aunque mucho más rojo que yo y eso tambien le había traido ciertos problemas. Es huerfano por lo que compartimos un poco lo de la perdida de nuestras madres y, su forma de ser y tratarme... creía que era diferente a los babosos que se acercaban a mi solo para follar. Me enrollé con varios tipos pero terminé pateandoles el culo cuando intentaron ir más allá solo por follar. Yo no busco solo sexo aunque estoy deseando probarlo, la verdad. Sé que lo más facil sería eso, no pensar y simplemente experimentar pero, me veo incapaz de hacerlo sin ningun tipo de sentimiento de por medio.

-¿De nuevo en las nubes?-Cuando miro hacia el lado veo a Kira Izuru sonriendome.

Kira es un compañero con el que más o menos me llevo bien. Él y Sado Yasutora son lo más parecido a amigos que tengo. Sado es un chico latino bastante grande. Cuesta creer que tenga parientes japoneses. Al parece cuando más joven era muy conflictivo pero desde que su abuelo se hizo cargo de él, cambió y ahora no suele pelear ni para defenderse. Kira por el contrario es un chico modelo. Buenas notas, jamás se ha metido en peleas y lo unico que lo excluye de la marabunta estudiantil es su pelo rubio. Supongo que eso nos unió y también que no puedo quedarme parado si veo que abusan de alguien que no puede defenderse. Así lo conocí. Un día vi a varios chicos metiendose con alguien que estaba acorralado e intervine. Desde ese día, somos lo más parecido a amigos.

Caprichos del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora