AMARILLO I

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Termino mi turno en la cafetería y suspiro aliviado al no tener que ponerme a estudiar cuando llegue a casa. Aunque lo que realmente me preocupa es Ichigo. No sé por qué pero desde que me dijo que iba a ver a ese hombre y luego, ese mismo hombre vino a la cafetería, me siento tremendamente intranquilo. Probablemente no sea nada pero casi sin darme cuenta he venido directamente a la dirección de la tarjeta que me dio. Ichigo no contesta a su movil así que no puedo confirmar que aun esté ahí dentro aunque solo sean las cuatro de la tarde. Tengo un extraño presentimiento y eso es lo que me hace entrar a través de las puertas de cristal giratorias.

Es extraño pero para lo lujoso que parece, nunca había escuchado hablar de este hotel. De hecho, no está muy lejos de la cafetería y suelo pasar por esta calle cuando voy a comprar la carne antes de regresar a casa, pero no me suena de haberlo visto antes.

En cuanto piso el suelo enmoquetado siento un ligero escalofrío y miro a mi alrededor contemplando el mobiliario y el poco movimiento que parece haber. Bueno, no es tan raro ya que la hora y la fecha no es que sea muy apropiada para una gran clientela. Me acerco a la recepción y la veo vacía.

-Que extraño.-susurro más para mi que para nadie más.

Cuando alzo la vista hasta el reloj que hay en la pared tras el mostrador, veo que marca una hora equivocada. Se ha debido detener en la una y media del medio dia y no se han dado cuenta. Me alzo de puntillas pasando medio cuerpo por encima del mostrador y miro dentro pero nada. Ni rastro de nadie. Miro a ambos lados pero no me atrevo a simplemente caminar por ahí sin saber donde ir ni si Ichigo aun está aquí.

Abro los ojos cuando veo un pequeño timbre de esos circulares que salen en las peliculas de hoteles antiguos y alzo mi mano sobre ella dudando si golpearlo pero, casi como si mi mano tuviera vida propia cae ligeramente sobre el pulsador haciendo que la campana bajo mi mano suene una vez que se alarga en el tiempo hasta agotarse delicadamente.

La puerta tras el mostrador se abre y aparece un hombre que, por su aspecto somnoliento, seguro que estaba echandose una siestecita. Con una mano se echa el cabello blanco hacia atras mientras con la otra se tapa la boca mientras termina de emitir un amplio bostezo pero cuando sus ojos se fijan en los mios se paraliza insensificando tanto su mirada que casi me siento desnudo delante de él. Luego parece reponerse y me sonríe de forma tan enigmatica que me da escalofríos.

-Buenas noches, conejito.-Me dice y su voz parece acariciarme enturbiando mi mente. No sé porqué pero... creo que conozco esa voz...

-Yo... he venido porque un hombre me dio esta tarjeta...

-Oh, si. Eso significa que está invitado por la casa.

-¿Como? No, verá... yo solo venia buscando a un amigo que vino esta mañana. Se llama Kurosaki Ichigo.

-Oh, ya veo. Ichigo está ahora un poco ocupado pero por la mañana seguro que se ven en el desayuno.

-¿Mañana?¿Desayuno?-Su sonrisa parece ampliarse aun más y veo como toma una llave del panel a su espalda y como me la ofrece.

-Esta es su habitación. Está en la tercera planta.

-Lo siento pero, no voy a quedarme.-Le digo amablemente devolviendole la llave.-Además, son solo las cuatro y media de la tarde, no de noche. Ese reloj está mal.

-Oh, conejito. Aquí dentro las cosas no son lo que parecen.

-Kira kun.-Miro hacia mi derecha y veo como el hombre que me ofrecio la tarjeta se acerca con una gran sonrisa en sus labios. No me pasa desapercibido que el hombre tras el mostrador chasquea la lengua molesto pero, por alguna extraña razón me siento aliviado de verlo aparecer.

Caprichos del DestinoWhere stories live. Discover now