AMARILLO II

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Tras un nuevo giro consigo impactar una patada directa a la cabeza de mi contrincante tirandolo al suelo. Veo con satisfacción que es incapaz de levantarse, lo que me da la victoria. Es increible. He ganado. Soy el mejor luchador universitario de todo Japón. Mi entrenador corre a cogerme en brazos para felicitarme al igual que el resto de compañeros de equipo. Me ha costado tanto llegar hasta aquí... pero tanto sacrificio ha merecido la pena.

Miro hacia el publico y en seguida localizo esa mata de pelo anaranjado entre el publico. Ese niño es increible. No puede tener más de siete años pero se las apaña para venir a todos mis combates y esta noche no ha faltado. Me sorprende que sus padres lo hayan traido pero en mi interior, verlo agitando las manos para llamar mi atencion mientras grita y esboza esa sonrisa triunfal, hace que algo en mi se encienda.

Dios, soy un pervertido. Ahora resultará que me ponen los niños. Unos nuevos abrazos y felicitaciones hacen que pierda de vista al pequeño pero sé perfectamente donde puedo encontrarlo.

Tras una ducha relajante salgo y compruebo el estado de mi cuerpo. Tengo unos moratones en las costillas y el labio partido pero no parece demasiado grave. Son poca cosa por haber podido conseguir el titulo nacional. Me subo la cremallera de la sudadera y salgo por la puerta trasera para evitar encontrarme con todo el gentío que desde aquí se escucha. Ni siquiera necesito verlo para saber que está aquí.

-¡Jeagerjaquez sama!-El grito del pequeño me hace sonreir aunque en seguida tomo mi pose de autosuficiencia viendo como corre hasta darme alcance.

-¿Y tu que haces aquí?

-No podía perderme su combate. ¡Ha sido genial!¡Increible!

-¿Y te has escapado solo para verme?-Veo como se sonroja lo que me divierte y me hace caer en la tentancion de molestarlo un poco más.- Es demasiado tarde para que un niño pequeño como tu ande solo por la calle.

-¡No soy un niño pequeño! Ya tengo siete años y soy el mejor de mi clase de artes marciales.

-¿A sí?

-Si.-Dice con una confianza aplastante.

-Deberías volver a casa antes de que a alguien le de por secuestrarte. ¿No te da miedo andar tan tarde por las calles? Ultimamente han desaparecido varios niños así, casi de tu edad.-Veo como su expresión cambia y parece algo asustado lo que me invita a continuar.- Se rumorea que hay alguien secuestrandolos y comiendose sus corazones.

Cuando veo como le comienza a temblar el labio inferior suelto una carcajada y comienzo a andar pero me freno al sentir como me agarra del pantalon. Al volverme lo veo con la cara gacha y sé que está a punto de echarse a llorar.

-Ah no, nada de llantos...-mierda, encima esto será culpa mia ¿no?¿Que coño hago yo con un mocoso llorando a esta hora? Suspiro molesto metiendome las manos en los bolsillos.- ¿Por donde vives?

-En la zona norte, junto al Parque Midori.

-Te acompañaré.-Digo entre dientes viendo como alza su cara. Sus ojos color miel estan brillantes por las lagrimas contenidas pero en seguida sonríe con un ligero sonrojo en las mejillas que casi hace que el corazón se me pare.

¿Que?¿por qué reacciono así con un niño tan pequeño? Joder, al final si que voy a resultar ser un pervertido. Comienzo a caminar y siento como el pequeño camina a mi lado. Va en silencio aunque sé que se muere por hablar.

-¿Tanto te gustan las artes marciales?

-¡Me encantan!Quiero llegar a ser el mejor y algun día pelearé con usted, Jeagerjaquez sama.-No puedo evitar sonreir de manera torcida. Para cuando este niño pueda enfrentarse a mi casi seré un anciano. Esa idea me deprime.

Caprichos del DestinoWhere stories live. Discover now