Cap. 47| "Criticando a escondidas"

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**Narra Owen**
Desperté con el llanto de Salva, así que lo tomé en brazos y lo llevé hasta la cocina para darle su biberón. Miré el reloj y eran las 6 AM, dejé que Amelia durmiera un rato más.
-Toma pequeño -dije dándole el biberón a Salva.
Me senté en el sillón con el bebé en brazos a esperar que termine su desayuno. Tenía sueño, la noche anterior nos habíamos quedado con Amelia hablando hasta tarde. La aparición de Cristina Yang había removido muchas cosas en la vida de ambos, porque nos recordaba las miserias de cada uno. Cerré un poco los ojos luego de que Salva terminara su leche y también quedara dormido y desperté media hora más tarde con un beso en mi mejilla de Amelia.
-Hey -dije al abrir mis ojos- me quedé dormido.
-Buenos días a los dos -dijo Amelia sonriendo.
-¿Cómo dormiste? -pregunté.
-Muy bien, ¿tu? -preguntó ella también.
-Excelente -respondí dándole un beso en su mejilla.
-Me llevaré al dormilón para vestirlo, no puede ir a la guardería en pijama -dijo Amelia tomando a Salva de mis brazos y subiendo al cuarto.
Subí tras luego de unos minutos para cepillar mis dientes y vestirme. Cuando entré al cuarto, Amelia estaba riendo junto con Salva, que se encontraba en pañales arriba de la cama y pataleando de la emoción al ver a su mamá que lo hacía reír.
-Mira quién llego para unirse a nosotros -dijo Amelia a Salva.
-Qué hermoso bebé -dije al acercarme y Salva sonrió al verme.
-Ya cambiamos el pañal, ahora vamos a vestirnos ¿okay? -dijo Amelia besando la barriga del bebé.
Amelia vistió a Salva con un body blanco y arriba un pantalón gris y le puso una especie de medias abrigadas.
-Es el bebé más lindo del mundo -dijo Amelia levantandolo en brazos y abrazándolo.
Sonreí al verla junto a Salva, no podía creer aún que ella era la mamá de mis hijos. Me acerqué a ellos y los rodeé en un abrazo.
Emprendimos el camino hacía el hospital, era un día lluvioso en Seattle y había más tráfico que de costumbre.
-Estoy esperando ansiosa un mensaje de Sara -dijo Amelia sonriendo.
-¿La extrañas? -pregunté.
-Mucho, admito que es raro despertarse sin un abrazo de ella -dijo Amelia apenada.
-Yo también la extraño -dije sonriendo al recordar la sonrisa de Sara.
Llegamos al hospital y April vino a mi encuentro para notificarme de un importante trauma. Miré a Amelia:
-Ve, Owen -dijo Amelia- yo llevaré a Salva a la guardería.
-Está bien -comencé a caminar pero retrocedí y me volví hacía Amelia- los amo -dije y besé la frente de ambos.

**Narra Amelia**
Sonreí al sentir los labios de Owen en mi frente. Caminé hasta la guardería y dejé a Salva allí, al salir me dirigí a la sala de neuro, al entrar mi celular comenzó a vibrar, me estaba entrando una videollamada de Sara, contesté:
-¡Hey princesa! -dije al verla en la pantalla, su cabello rubio estaba recogido y sonreía, me enloquecía verla.
-¡Hola mami! -respondió.
-¿Cómo estás? ¿Cómo estuvo el viaje? -pregunté.
-Lindo, me senté son Jenny y ambas vimos una película en el avión. Ahora estamos por ir al Empire State -Sara contaba animada, se veía feliz.
-¡Oh! eso suena fantástico -dije siguiendole la corriente- me gusta verte tan contenta mi amor.
-¿Ya estás trabajando? -preguntó Sara con una voz dulce.
-¡Sí! acabo de dejar a tu hermano en la guardería -dije sonriendo.
-¿Y papá? -preguntó.
-Tuvo una emergencia ni bien llegó -dije sonriendo.
-Oh -respondió- los extraño mucho -dijo sonriendo.
-Nosotros también mi amor, te amamos -le dije y un sentimiento de extrañar invadió mi alma.
Seguimos hablando algunos minutos más pero terminé la videollamada porque Derek entró a la sala.
-¿Era Sara? -preguntó.
-Sí -sonreí apenada.
-Oh, ya veo, estás experimentando el abandono del nido -dijo Derek.
-¿Cómo? -pregunté.
-Uno de tus hijos salió de la casa, y extrañas demasiado.
-Sí -sonreí- ¿se nota mucho?
-Te conozco, toda buena madre experimenta ese sentimiento -Derek sonrió.
Comencé a atender todos mis postoperatorios y al terminar me dirigí a la sala de jefes con un café en mano. Allí estaba Meredith con Cristina Yang. Decidí no entrar, Cristina me había intimidado el día anterior. Estaba por irme por donde había venido cuando escuché mi nombre, estaban hablando de mí.
-¿Es una adicta y tiene dos niños? wow, eso me sorprendió -decía Cristina.
-Amelia es muy capaz, y no es adicta, se está recuperando y va de maravilla -decía Meredith- deberías conocerla, te encantará.
-Debe ser bastante impulsiva, al igual que Owen. De seguro es una relación bien tóxica, estamos hablando de Amelia Shepherd. ¿Recuerdas aquella vez que vino en busca de Derek? parecía un desastre. Quiero decir... esa persona está a cargo de una niña de once años casi adolescente y un bebé de tan solo meses, eso sí es descabellado -se oía la voz de Cristina- no es por nada, pero Owen pudo haber elegido una vida mejor.
Escuchar todo eso hizo que mi pulso temblara, así que derramé mi café. Meredith y Cristina escucharon el ruido del vaso cayendo y salieron a ayudarme.
-Amy ¿estás bien? -preguntó Meredith.
-Vete al diablo -le dije a Meredith.
Me había dolido mucho saber que ella permitía que Cristina hablara pestes de mí. Era mi hermana y ella era "su persona", no debía mezclar vínculos, nunca hablamos de Cristina con Meredith.
-Calmate -dijo Cristina.
-Calmate tu, ¿quién eres para hablar de mí a mis espaldas? -le grité a Cristina.
Ella me miró sin decir nada y Meredith intentó agarrarme del brazo, me zafé de su agarre y salí hacía el vestuario para cambiarme, tenía una enorme mancha de café en mi uniforme y algunas lágrimas que intentaban salir de mis ojos.
Me desnudé en el vestuario quedando en ropa interior y me puse un uniforme limpio, hacía la mayor de las fuerzas para no llorar ya que tenía una operación en media hora. Llevé mi ropa sucia a la lavandería y de ahí fui directo al quirófano. Edwards estaba conmigo.
-¿Sucede algo Dra. Shepherd? -preguntó en el medio de la operación.
-Nada que no pueda evadirse -le respondí.
A lo que ella hizo silencio y no volvió a preguntar más nada, era una operación demasiado complicada y aunque más de dos veces el paciente quiso abandonar el juego y morir, logramos salvarlo luego de diez horas. Cuando salí, lavé mis manos y le pregunté a Edwards:
-Sé que no vas a decir nada. Pero tengo que preguntarte algo ¿alguna vez pensaste que yo era un desastre? -le dije a Stephanie.
-Doctora Shepherd, nunca dudé de usted, a pesar de todo lo que vivió, siempre tuve esperanzas en usted -respondió.
Sonreí al escucharla.
-Gracias -le dije y salí del quirófano.
Me dirigí a la sala de descanso para tomar una siesta, pero cuando estaba llegando allí Owen me abordó sonriendo.
-Hey -dijo estusiasmado- hablé con Sara.
-¿En serio? ¡qué bien! -fingí entusiasmarme mientras entrábamos a la sala de descanso pero en realidad tenía muchas ganas de llorar.
-Se veía feliz -dijo Owen y nos sentamos ambos en una cama que estaba contra la pared, así que nos apoyamos contra esta.
-Sí -dije sonriendo.
-¿Y sabes que me dijo? -Owen sonreía.
-¿Qué? -dije mientras jugaba con mis manos.
-Me dijo que iba a echar de menos tus abrazos y besos de buenas noches -dijo mientras besó mi mejilla.
Escuchar eso fue la gota que revalsó el vaso y mis lágrimas comenzaron a brotar y deslizarse por mis mejillas. Extrañaba mucho a Sara y sumado a las barbaridades que había escuchado por parte de Cristina Yang me habían hecho quebrar. Tapé mi rostro para que Owen no me viera llorar.
-Hey -dijo Owen abrazándome- ¿qué sucede?
Yo seguía sin responder, no quería contarle a Owen por qué lloraba porque lo conocía y sabía que iba a hacer un escándalo y enfrentaría a Cristina.
-Amy, sabes que puedes contarme lo que sea. Déjame ver tu rostro, no te avergüences -me decía mientras me abrazaba.
Saqué las manos de mi rostro y dejé a ver mis ojos brillantes y mojados por las lágrimas.
-Hey -Owen sonrió- en serio, confía en mí.
-Si te cuento te enojarás -le dije con la voz quebrada.
-No, no. Prometo mantenerme cuerdo, pero no prometo no protegerte ni defenderte. Vamos, dime, eres la luz de mi vida y no quiero verte así -dijo besándome la frente.
Decidí contarle todo lo que había escuchado, todo aquello que Cristina le decía a Meredith. Y también, que la ausencia de Sara intensificaba la angustia un poco más, porque si ella estuviera haría que los problemas se fueran al instante con tan solo un abrazo.
-Amy -dijo Owen al terminar de escucharme- tu sabes que lo que Cristina dice no es verdad.
-Sí es verdad en cierta parte -le dije a Owen aún llorando- tiene razón, soy un desastre y es demasiado raro que yo esté a cargo de dos niños, ¿qué vida y ejemplo les voy a dar si mi vida es un desastre?
-Amy tu vida FUE un desastre en su momento, ya no lo es -Owen destacó la palabra "fue"- ¿sabes por qué? porque creciste y pudiste superar toda esa mierda que hoy te quiebra el corazón de tan solo recordarla.
-¿Cómo sabes que la supere? mira si en algún momento vuelvo a caer... -dije mientras Owen limpiaba mis lágrimas.
-No lo harás, porque estás más fuerte que nunca. Eres madre, y eso es lo que te va a salvar cada vez que te sientas terrible, como ahora -Owen decía- te acaba de pasar pero no lo notaste, podrías haber ocultado tus emociones y haberte fundido en enojo y venganza como te hubiese gustado hacerlo antes, pero decidiste quebrarte al escuchar que Sara echaría de menos tus abrazos y besos de buenas noches, eso deja a ver lo fuerte que eres.
Owen sonreía mientras me decía todas esas cosas maravillosas, que hacían que me sienta orgullosa de mi misma.
-Eres una persona genial, eres buena, graciosa, valiente, luchadora y por sobre todo estás llena de amor -continuó diciendo Owen- no te imaginas la cantidad de amor que nos das a Sara, Salva y a mí cada día. Así que, por mucho que dudes de ti cada vez que te sientes débil, no te dejes llevar por opiniones de gente que nunca te conoció realmente, como lo hiciste recién con Cristina Yang. Eres grande Amy, eres muy grande, recuerdalo, tu puedes con todo.
Abracé a Owen y mis lágrimas continuaban brotando, pero esta vez de emoción. No podía creer que Owen fuera mi esposo, era demasiado mágico y bueno, tenía el poder de mostrarme la verdad siempre y de mantenerme fuerte. Lo amaba con toda mi alma, y cada vez ese amor crecía aún más.
Owen se separó de mi abrazo y llevó sus manos a mis mejillas para besarme.
-Eres tan hermosa -dijo cuando terminamos el beso.
-Estoy con los ojos hinchados de llorar -dije riendo- no mientas.
-Eres hermosa en todos los estados Amelia, ahora mismo, con los ojos hinchados y la cara empapada de llanto te ves muy hermosa -dijo Owen sonriendo.
-Tu también eres hermoso -le dije y volví a besarlo- y me enamoras cada día más.
Owen me recostó en la cama donde estábamos y también se recostó junto a mí, mientras me rodeaba por la cintura.
-¿Cómo te sientes con respecto a Meredith? -preguntó Owen.
-No lo sé, estoy enojada con ella -dije mirando a Owen a los ojos- es que... no puedo entender cómo permitió que su amiga diga esas cosas de mí, es mi hermana.
-Deberías dejar que te explique las cosas -sugirió Owen.
-Es que no creo que haya mucho que explicar -dije aferrándome a Owen y escondiendo mi cabeza en su pecho.
-Dale la oportunidad. Meredith es una persona muy importante en tu vida -dijo Owen besando mi cabeza.
Pasaron algunos minutos más y nuestro turno terminó, buscamos a Salva en la guardería y nos dirigimos hacía el ascensor. Cuando estábamos allí, Owen cargaba a Salva en brazos, Cristina entró al ascensor.

**Narra Owen**
Cristina entró al ascensor y miró a Amelia.
-Quiero disculparme por lo de hoy -dijo Cristina.
Amelia suspiró.
-Está bien, no pasa nada -respondió Amy e hizo una pequeña sonrisa.
-Deberías aprender a no hablar de la gente sin conocerla -dije a Cristina.
-Owen, está bien, ya está -dijo Amelia acariciando mi brazo.
-Tienes razón -Cristina asintió- debo aprenderlo. Ustedes parecen una familia estupenda. Ya me vuelvo a Suiza así que no molestaré más.
Amelia y yo sonreímos.
-Eres bienvenida a GSMH siempre que quieras -dijo Amelia y la miré sonriendo.
-Lo eres -añadí.
Salimos del ascensor y nos dirigmos en auto hacía nuestro hogar. Hacía mucho frío y parecía que nevaría.
-Sara estaría ansiosa si estuviera aquí, le encanta la nieve -dije cuando entramos a la casa.
Amelia sonrió y cargó a Salva en brazos.
-Iré a darle un baño a este pequeño -dijo.
-Yo prepararé la cena -dije y ella vino hacía mí y me besó.
-Te amo -dijo Amelia.
-Te amo -respondí viendo como ella subía las escaleras con Salvador.

**Narra Amelia**
Luego de darle un baño al bebé, preparé su biberón y se lo di en el sillón, así fue quedando profundamente dormido. Owen trajo la cena al living.
-¿Cenaremos aquí? -pregunté riendo.
-Son sandwiches, no es algo muy difícil de comer -dijo riendo- no había nada más en el refrigerador.
-¿A una familia sin doctores le pasará esto de no tener comida en el refrigerador? -pregunté mientras palmeaba a Salva para que no se despertara.
-Yo creo que les sucede a todas las familias -Owen rió y me dio un sandwich.
-Está muy rico -dije con la boca llena de comida- ¿es una receta de la familia Hunt? -pregunté riendo.
Owen rió y se acercó a mí para besar mi mejilla.
-¿Por qué no lo llevas arriba así puedo darte muchos besos? -dijo Owen sonriendo y mirando a Salvador.
-Se despertaría, y tu te encargarías de volver a dormirlo -dije frunciendo el ceño y sonriendo.
-Está bien, nada de besos hoy -dijo Owen.
-Oh, yo te iba a decir que podías besarme ahora, pero si dices eso... -dije para molestar a Owen.
Owen rió y rápidamente me besó, fue un beso pequeño porque Salva estaba en mis brazos.
-No le cuentes a nadie de ese beso Salva -dijo Owen riendo y mirando al bebé- yo sé que guardarás el secreto.
El timbre sonó, con Owen nos miramos extrañados porque eran las 11PM, ¿quién vendría a casa a esas horas?
-Yo iré -dijo Owen levantándose del sillón.
Escuché que se alejó y abrió la puerta.
-Hey -dijo él.
-¿Puedo hablar con ella? -dijo la voz del otro lado de la puerta, era Meredith.
Owen la hizo pasar y ambos llegaron hasta donde yo me encontraba.
-Creo que tienen algo que conversar -dijo Owen que se acercó a mí y tomó a Salva cuidadosamente de mis brazos- yo me encargo de Salva, iremos a dormir -sonrió.
-Gracias -le dije a Owen que salió del living.
Miré a Meredith que aún se encontraba parada mirándome, sabía que venía a disculparse.
-Puedes sentarte -dije señalando un lugar a mi lado.
Meredith se sentó y tomó mi mano.
-Amy, lo de hoy fue un terrible error. Yo no debí haber permitido eso -comenzó a decir ella y de verdad se notaba que estaba apenada- nunca lo hice con una mala intención.
-Lo sé -dije y la miré a los ojos, sus ojos brillaban como si estuviera a punto de llorar.
-Eres mi hermana, no quiero que estés enojada conmigo porque me siento vacía. No debí haber permitido eso por más de que Cristina sea mi mejor amiga, no debí. Te quiero mucho, nunca quise herirte -decía Meredith.
-Mer -sonreí- por mucho que me haya molestado, eres mi hermana y no puedo estar enojada contigo porque también me sentiría vacía.
-¿Me perdonas? -preguntó.
-Claro que sí -dije y Mer me dio un fuerte abrazo.
Sonreí al sentir su abrazo. Meredith era muy importante en mi vida, al igual que Maggie.
-Ahora -dije separándome de ella- devuelveme a la verdadera Meredith que detesta abrazar -comencé a reír.
-¡Callate! -dijo ella también riendo.
-¿Cómo hiciste para conducir hasta aquí a esta hora? ¿Y los niños? -pregunté.
-Tuve que pagarle extra a la niñera para que los cuidara por algunos minutos -dijo Mer riendo- considerate super importante en mi vida Amelia Shepherd.
Sonreí al escucharla y volví a abrazarla. Era bueno no estar peleada con Meredith, todos cometemos errores y lo más importante es reconocerlos.

❃Only freaking superheroes❃| Omelia {ᴛᴇʀᴍɪɴᴀᴅᴀ}Where stories live. Discover now