— De cualquier forma, nadie va a dejar que eso suceda — dijo y gruñí.

— Me está doliendo la cabeza.

— A mí también — replicó Drake — ¿Que vas a hacer?

— Bueno, primero voy a decirle a Corey que es un bastardo por morderme.

— ¿Vas a decirle que lo amas?

— ¡No! — dije y Drake suspiró.

— ¿Vas a decirle en algún momento? — dijo y yo me encogí de hombros.

— Bueno, estoy seguro que los sentimientos son mutuos — declaró Drake.

— ¿Qué? — pregunté confundida.

— Estoy muy seguro de que él también te ama — dijo y sonreí.

— ¿En serio? — inquirí y Drake puso sus ojos en blanco.

— Eso no es algo bueno, solo complica las cosas aún más — replicó y mi sonrisa desapareció.

— ¿Que voy a hacer? — pregunté y Drake forzó una risa.

— Demonios, si lo supiera.

Estaba en la cocina tomándome algo para el dolor de cabeza. Gracias a Drake sé que tengo muchas cosas de las que preocuparme y cuanto más pensaba en eso, más aumentaba mi dolor de cabeza.

Me tragué las pastillas con un poco café que a Drake había preparado. Drake y yo nos separamos después de que lo hice prometer que no le iba a decir nada a nuestros padres, él estuvo de acuerdo y dijo que hablaríamos de eso más tarde.

Una parte de mí no quería despertar a Corey y otra parte de mí quería despertarlo y gritarle por morderme, había otra parte de mí que todavía estaba contemplando el asesinato.

Suspiré y subí las escaleras hacia mi habitación. Me acerqué hacia Corey y contemplé una forma de despertarlo. A medida que los segundos pasaban, me irritaba más y en mi mente se seguían repitiendo los recuerdos de la noche anterior una y otra vez. Suspiré con irritación y pasé mis dedos por mi cabello.

De repente mi teléfono celular comenzó a sonar desde la mesa a un lado de mi cama. Salté sobre la cama y me arrastré hasta el teléfono y lo silencié.

— ¿Arabelle? — escuché una voz, me di la vuelta y vi a Corey

— Buenos días — dijo y sonrió.

Lo miré y él rió.

— Oh, vamos Arabelle, no te enojes — dijo inclinándose hacia mí.

Traté de alejarme de él y terminé en el suelo, abrí los ojos y vi a Corey inclinado sobre el lado de la cama mirándome y se rió.

— Bien — dijo.

Me puse de pie y él se levantó de la cama y se acercó a mí. Me aparté de él, me di la vuelta y caminé hacia la puerta, pero él se adelantó, cerró la puerta y se apoyó contra ella sonriendo.

— Entonces, ¿qué tan enojada estas? — inquirió.

— Tanto que ya estaba contemplando matarte — respondí y se rió entre dientes.

— Oh, vamos Arabelle, no es para tanto.

— Si lo es, te dije que no lo hicieras y de todos modos lo hiciste.

— No pensé que te enojarías.

— Bueno, lo estoy — dije cruzando mis brazos, suspiró y se acercó a mí.

— Bueno, lo siento.

— Dilo como si en verdad lo sintieras — declaré.

— Bueno — dijo, lo observé mientras se ponía de rodillas.

— Lo siento Arabelle, nunca volveré a hacerlo, lo prometo — dijo mirándome con una expresión muy seria y yo suspiré.

— Levántate Corey.

— No hasta que me perdones.

— Bien, te perdono.

— Dilo como si en verdad lo sintieras.

— Te perdono.

Él sonrió y me tendió una mano, agarré su mano y me tiró al suelo con él. Caí encima de él, pero se dio la vuelta y él terminó sobre mí. Me quedé mirando sus brillantes ojos verdes.

— Admítelo, te gustó — declaró y solté una carcajada.

— Difícilmente.

— Bien, a lo mejor te guste la próxima vez.

— Pensé que habías dicho que nunca lo volverías a hacer.

— Lo dije — replicó y puse los ojos en blanco.

— Quítate de encima de mí.

— Sabes que, si dejas de quejarte, en realidad podría ser divertido — dijo.

— No veo como, ahora podrías...

Fui interrumpida por los labios de Corey chocando contra los míos. Olvidé por completo lo que iba a decir, olvidé todo lo que estaba pensando.

Forzada a Comprar un Esclavo Vampiro Where stories live. Discover now