Cuando Namjoon intentó mover las manos para tocar su pecho desnudo, Seokjin negó con la cabeza sonriendo y volvió a ubicárselas en su lugar.
—Compórtate y seré bueno. Si no lo haces, no te soltaré.
La orden trajo sangre y calor a su rostro, pero no le quedó de otra más que asentir con la cabeza y permitir al mayor que le abriera la camisa y quitara las prendas inferiores. Ser el único completamente desnudo era algo embarazoso a veces, pero sus ganas de ponerle las manos encima a Jin eran tan grandes que no podía enfocarse en sentir algún tipo de vergüenza. Sus manos saltaban por sí solas, pero él mismo se detenía, recordando la advertencia del mayor.
—Hoy estás más hermoso de lo normal —informó Seokjin acariciando su pecho con los nudillos, desde las clavículas hasta el vientre—. Extrañaba verte con el cabello gris, luce muy bien.
—¿Te has visto a un espejo? —respondió Namjoon rodando los ojos y mordiéndose el labio. Seokjin recorría con la mano cada centímetro de su piel, pero evitaba cualquier zona sensible a propósito.
—Siempre lo hago, no le veo lo especial al muchacho en el espejo.
—Eres idiota.
—Un poco, sí.
Antes de que pudiera refutar, Seokjin empezó a prepararlo con los dedos. Fue un pequeño susto para él, pues no se lo esperaba, pero tras soltar un pequeño gritito de sorpresa, pudo volver a recomponerse. Tanto como le era posible, en todo caso, el estímulo por el que estaba pasando no hacía más que obligarlo a retorcerse y a soltar los sonidos más vergonzosos del mundo.
El mayor disfrutaba demasiado viendo a Namjoon de ese modo bajo él, lo cual hacía que mirarlo a la cara solo hiciera de todo algo mil veces más placentero. Es que no podía controlar sus propios impulsos cuando su novio jadeaba y sonreía, aparte de ver el pequeño color que sus mejillas adquirían. Era casi adorable lo fácil que era para él emocionarse incluso cuando no estaba tocándolo.
Obviamente preparado para la ocasión, Jin produjo un preservativo del bolsillo de su pantalón y tras desbrochar su cinturón y abrir el cierre de sus pantalones de gala, el ex agente tomó su miembro entre sus dedos y se colocó el preservativo recién sacado del paquetito. Sin bajarse completamente los pantalones, Seokjin levantó las piernas de Namjoon para que se ubicaran sobre sus hombros y se puso en posición entre éstas. Tras lanzarle una mirada, procedió.
Era el momento más dolorosamente placentero del sexo. Seokjin moviéndose muy despacio para darle tiempo a acostumbrarse, sus músculos casi latiendo y el nudo que se formaba en su garganta y le dificultaba la respiración. Quería poder envolverlo con los brazos, pero con sus manos amarradas sobre su cabeza, solo pudo dejarse hacer.
El mayor tenía una mano sobre la cama y la otra en una de sus caderas y mientras más se movía o aumentaba la velocidad y fuerza de sus estocadas, su cabello rubio iba desordenándose de a poco, con las hebras doradas cayendo en pequeños mechones sobre su frente. Ninguno de los dos había encendido el aire acondicionado, así que hacía algo de calor y sudar fue lo más lógico.
Desde el pasillo le llegó el rumor de Jungkook y Taehyung preguntando a dónde diablos habían ido ambos, pero no le importó. Tampoco le importó que pudieran oírlos en aquel concierto de jadeos y sonidos obscenos. Nunca sabrían que eran ellos haciendo jaleo en una de las habitaciones contiguas.
Supo que Jin estaba impaciente cuando se inclinó sobre él para mordisquearle el cuello sin piedad. Estaba seguro de dos cosas mientras lo hacía: una, que le dejaría un montón de marcas y dos, que aquello estaba alborotando todos sus nervios y quitándole las oportunidades de mantener el control.
Utilizando la poca movilidad disponible, Namjoon intentó mover la cabeza de Seokjin para que su boca se encontrara con la suya, pero no necesitó esforzarse demasiado, pues en cuanto lo notó, el mayor se movió por su cuenta y lo besó con ganas. Al mismo tiempo procuró moverse al ritmo de las caderas del mayor y supuso que ese fue el catalizador necesario para que Jin tomara medidas.
En un segundo tuvo las manos libres para ponerlas alrededor de su cuello y fue así como llegaron al éxtasis. Namjoon necesitó ayuda extra para ello, pero no fue ningún problema para ninguno de ellos.
Solo una luz estaba encendida, la de la lámpara junto a la cama. En esa casi absoluta oscuridad, Namjoon abrazó a Seokjin por la espalda y jaló las mantas para cubrirlos a ambos. Sentía la respiración del mayor contra su cuello y el calor de su piel mezclándose con el suyo. El aroma de su shampoo le llegaba y se mezclaba además con el sudor y la colonia de ambos.
Fue allí que, sosteniéndolo entre sus brazos y mirando al techo, Namjoon vio una vez más lo afortunado que era. No había otro lugar en el mundo en el que preferiría estar más que allí, junto a él, solos y en calma. Cuando lo pensaba, era obvio que al final todo el caos había valido la pena.
Sin tanto caos no hubieran terminado juntos. No estaba siendo pesimista, simplemente era la verdad; todo el desastre que venían pasando juntos desde su primer encuentro era parte de la razón por la que al final se habían aceptado y no se habían apartado del otro desde entonces.
Lo decía la teoría del caos: Uno debe tener caos para crear una estrella danzarina.
Sin el desorden y todo lo demás, no existiría el orden y las cosas buenas. Así que en resumen, el pasado era parte del futuro y por ende, nunca podría quejarse de la forma en la que se dieron las cosas, porque aunque el camino fue difícil, el destino al que llegaron lo valió totalmente.
Ambos querían quedarse allí por el resto de la noche y descansar juntos, pero era más que obvio que nadie los dejaría hacer lo que quisieran. Así que tras unos minutos recostados, se levantaron y se vistieron para volver a la fiesta.
Siguieron con todo por casi el resto de la madrugada, hasta que todos los familiares se fueron a dormir y al final, solo quedaron ellos siete, sentados en los sofás de la suite alrededor de una mesita de café. Con copas de champagne en mano, brindaron en silencio por la relación que tenían y bebieron por última vez, hasta que cada uno fue cayendo dormido en su lugar, abrazado al que tenía al lado o en el caso de Jungkook, a una almohada.
Era a fin de cuentas el mejor final que podrían haber pedido.
Todos estaban bien. Todo estaba siguiendo su curso. Muchas cosas buenas los esperaban en el camino. Pero lo más importante era que más que amigos, tenía una gran familia y a él, a su Seokjin.
Nunca más se dedicaría al hacking, de eso estaba seguro.
¿O sí? Uno nunca sabe.
Aunque sea el final, seguro volveré con un epílogo y algunos extras. Mil gracias por el apoyo y por leer, los quiero ♥️
YOU ARE READING
OPERATION: Decode | JinNam {Binary Code #2}
RomanceDos años después de escapar de Noir y dedicarse a formar una vida normal y alejada de los riesgos del hacking y las misiones, la calma de Namjoon y Seokjin se ve interrumpida por lo que a simple vista parece ser un virus de computadora. || Segunda p...
Clave #30
Start from the beginning
