—No se preocupe, doctor. Gracias.
No demasiado convencido de que en serio podía dejar de preocuparse, el hombre abandonó la sala prometiendo enviar a una enfermera en unos minutos para darle analgésicos y traerle el almuerzo. Esperaron hasta que desapareció de vista para volver a hablar. O más bien, para que lo más extraño que nunca había visto sucediera.
Seokjin empezó a llorar. Pero a reírse al mismo tiempo.
Pero lloraba con todas sus ganas y reía hasta quedarse sin aire. Se imaginaba que aquello debía dolerle en las costillas, pero por largo rato no dijo nada, solo le permitió soltar sus sentimientos a sus anchas. Incluso si no se animó a hacer ningún comentario, Namjoon permaneció a su lado, sosteniendo su mano izquierda todo el tiempo que fue necesario hasta calmarse.
Al cabo de unos minutos, Seokjin se enjugó las lágrimas con la manta que lo cubría y se fijó en el menor con ojos enrojecidos pero infinitamente felices.
—Ya no soy 092 —sentenció al mismo tiempo que su felicidad llegaba a su boca—. Finalmente soy libre.
—Algo bueno salió de todo esto, ¿no?
Namjoon no entendía demasiado su reacción, para él aquellos números en gris no eran más que un tatuaje, pero supuso que para Jin era un recuerdo constante de las torturas y todo lo que tuvo que pasar. Eso sin contar que era una marca que lo hacía de por vida un miembro de la organización que lo destruyó por dentro. Podía haber salido, pero esa marca siempre lo señalaría como un agente más de Noir.
Pero ya no estaba. O lo estaba, pero algo ahora lo cubría.
—Ahora que todo eso está fuera del camino, ¿te importaría explicarme qué pasó exactamente?
—¿Te refieres a en general o solo a lo que ocurrió luego de que dejaste inconsciente a Jeonghan?
—En general —aclaró Seokjin dejándose caer con cuidado nuevamente sobre su almohada. Mantenerse sentado debía provocarle mucho dolor.
—Creo que no podré hacerlo solo.
El menor se levantó de su silla y asomó la cabeza al pasillo. No oyó lo que dijo, pero lo vio llamar a alguien con gestos y mantuvo la puerta abierta para que Choi Minji, su contacto y agente del NIS, ingresara a la habitación. Vestía casi completamente de negro, muy elegantemente, y no se veía tan animada como había acostumbrado verla.
—Joon, sácala de aquí, ella-
—Ella no es la traidora —le detuvo mirándolo directamente a los ojos—, y lo sé porque el mismo Jeonghan me lo dijo. Déjala que se explique y de paso me ayude a contarte cómo se dio todo, ¿quieres?
Minji y él intercambiaron miradas. Seokjin pareció dudar por un momento, pero al final resopló y se encogió de hombros.
—Si tú dices que ella no es la traidora, yo te creo. Confío en ti, Joon.
Aquello hizo que la jovencita sonriera un poco. Llevaba su cabello oscuro en una coleta alta y se veía notoriamente cansada. Seguramente había estado teniendo mucho trabajo y llevaba ya días sin dormir adecuadamente. Lo menos que podía hacer era darle un respiro y permitirle que se explicara.
—La verdad es que me da un poco de vergüenza tener que hablar de esto, pues demuestra que no hice bien mi trabajo, pero —aunque Namjoon tomó asiento, la agente del NIS se mantuvo de pie, mirando al suelo y con las manos juntas—, el espía era mi compañero, Yoon Hyunsoo. Al que conocieron al principio de la operación.
»No sé si fue un espía desde el principio o solo desde algún punto, pero nunca me di cuenta de ello y lo peor es que yo misma lo ayudé sin darme cuenta —explicó Minji. La voz empezaba a temblarle—. Él me pidió que los siguiera y vigilara, que le informara de todos los movimientos que hacían. Cuando le pregunté para qué quería que hiciera eso solo dijo que estaba velando por ustedes.
—Pero no lo hizo por dinero ni nada, lo hizo porque Jeonghan secuestró a su única hija, a la que aún estamos buscando —completó Namjoon como si quisiera hacer que su novio entendiera la situación—. Fue por esa poca información que Jeonghan empezó a sospechar de nosotros y ya al final, Hyunsoo no tuvo de otra más que decirle la verdad.
Eso tenía mucho más sentido. También explicaba por qué nunca veían al compañero de Minji, como si el hombre se escondiera a propósito, tal vez por la vergüenza. Lo que le daba asco de todo aquello era que se había atrevido a mandar a su compañera a hacer de chivo expiatorio y que la culpa recayera en ella si algo pasaba, tal y como había terminado ocurriendo.
Estuviera su hija secuestrada o no, sentía que había actuado con maldad innecesaria.
—¿Vas a dejar que te expliquemos todo, Seokjin? —murmuró ella un tanto insegura. De repente se veía mucho más pequeña.
Sonrió divertido.
—Necesito saber los pormenores, así que adelante.
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OPERATION: Decode | JinNam {Binary Code #2}
RomanceDos años después de escapar de Noir y dedicarse a formar una vida normal y alejada de los riesgos del hacking y las misiones, la calma de Namjoon y Seokjin se ve interrumpida por lo que a simple vista parece ser un virus de computadora. || Segunda p...
Clave #28
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