—El único a quien condené fuiste tú —le murmuró al oído con un tono casi sádico. Realmente estaba disfrutando el momento.
Imitando la acción pasada del menor, Seokjin tomó un puñado de su cabello castaño para levantar su cabeza del suelo y sin piedad alguna estrelló su frente contra el borde del asiento de la silla, no solo dejándolo inconsciente, sino que también abriéndole una herida bastante grande. En cierto modo le causaba gracia, el chico sobreviviría pero le quedaría una enorme marca como recuerdo.
Tras asegurarse de que de verdad seguía vivo, Jin se rebuscó en su camisa para quitarle la llave y caminó hasta la puerta para abrir el cerrojo. Se tomó unos segundos antes de finalmente abrirla, pues necesitaba recomponerse para lo que venía, pero haberse tomado esos segundos fue un error.
—Buena suerte huyendo.
Tras lanzarle un cuchillo desde donde estaba postrado, Jeonghoon finalmente cayó inconsciente. Debió asegurarse de que realmente lo estaba para no tener que pasar por la situación actual. El arma se incrustó en una zona bastante peligrosa de su costado, un poco por debajo de las costillas. El dolor hizo que por un segundo la visión se le nublara, pero una vez que logró quitárselo y se dijo un montón de veces que ya había pasado cosas peores salió al pasillo del extraño lugar donde los tenían atrapados. Aunque le causaba curiosidad, realmente no importaba dónde estuviesen.
A unos metros de él estaba uno de los hombres de Jeonghan, que para su suerte cargaba con algunas pistolas y municiones. Avanzó hasta él lo más sigilosamente posible y justo cuando el mastodonte notó su presencia, Jin lo dejó inconsciente tras golpearlo en el plexo y luego tirarlo al suelo de una patada. Robó sus armas y todo lo necesario y avanzó por el pasillo hacia la derecha.
Al girar la esquina fue recibido casi inmediatamente por múltiples disparos y, aunque logró evitar algunos, terminó en el suelo, boca arriba, a merced de los dos guardias que se acercaban.
Pero él siempre fue un tirador rápido.
Gastando únicamente dos balas y con la dificultad del ángulo y la posición en la que se encontraba, el ex agente logró quitarles la vida y darse un pequeño respiro para revisar sus heridas y de paso ponerse a pensar.
Tenía heridas de bala en la pierna izquierda y el brazo derecho cerca del hombro. A eso se le sumaban las heridas provocadas por Jeonghoon. Levantarse del suelo le pareció una tortura, tener que avanzar no fue mucho mejor, más aún porque mientras más avanzaba, más parecía que todo se desdibujaba a su alrededor y las cosas se distorsionaban hasta tomar formas distintas.
¿Estaba en el escondite de Jeonghan o en la base subterránea de Noir? Era difícil saberlo con solo mirar a su alrededor.
—Malditos psicópatas —maldijo por lo bajo escupiendo un montón de sangre que se le había acumulado en la boca y siguió avanzando, con lentitud, pero sin pausas.
- - -
Aparentemente no interesado lo suficiente en lo que sucedía fuera del cuarto, Jeonghan cerró la puerta y se acercó nuevamente a Namjoon, probablemente para seguir con su estúpida proposición que no pensaba aceptar por nada del mundo. Era desconcertante cómo la gente con mucho dinero y poder pensaba que todo podía conseguirse por esos medios. De verdad estaban convencidos de que lo único que necesitaban para atraer a Namjoon era dinero y promesas vacías.
Demostraba que no entendían en lo absoluto de sentimientos y cosas parecidas. En parte no le sorprendía, sin embargo, pues con todo el CEO tenía una amante y no descartaba que se hubiera casado con su esposa por negocios o alguna cosa así.
Parecía a sus ojos una vida tan vacía. Pero eso era lo que lo diferenciaba de la gente como Jeonghan y su único hijo. Era lo que al fin de cuentas demostraba que Seokjin no era tan malo como él mismo pensaba; tenía sus demonios, pero a eso también acompañaba muchísima bondad.
Pero ya tendría tiempo de pensar en ello si sobrevivía y salía de allí. Por el momento tenía algo muchísimo más importante que hacer aparte de ponerse a considerar la bizarra vida de sus captores.
—¿Realmente piensas que me ensuciaré las manos solo para salvar mi vida y la de Seokjin? —interrogó Namjoon apretando el bolígrafo entre sus manos sudorosas. Si se le caía sería su fin—. Ninguno de los dos viviría tranquilo sabiendo que estamos ayudando en tus sucios negocios. Me pregunto cómo duermes sabiendo que te forras con el dinero de los adictos y el sufrimiento de las personas a quienes vendes como si fueran objetos.
Ahora solo necesitaba que Jeonghan mordiera el anzuelo. Alguien tan arrogante y egocéntrico caería sin problemas, pero tampoco quería cantar victoria antes de tiempo. Contuvo la respiración unos instantes, a la espera de que todo saliera como tenía planeado y que, al final, el CEO se hundiera a sí mismo.
—Créeme que con el tiempo te acostumbras. Al principio también tenía mis cargos de consciencia —admitió encogiéndose de hombros. La forma tan tranquila en la que lo decía daba escalofríos—. ¿Forrarme con los adictos? No es mi culpa que sean adictos. Yo les proporciono la droga que tanto quieren, ¿por qué se supone que soy yo el malo?
»¿Vender a personas como objetos? No es mi culpa que hayan quienes estén dispuestos a comprarlas —el CEO retrocedió unos pasos hasta apoyarse contra la pared. Se cruzó de brazos sonriendo con arrogancia—. ¿Cuántos políticos y empresarios importantes crees que se quejan de la trata de personas? Frente a las cámaras están en contra, pero detrás de las cortinas ellos mismos son los clientes.
»¿Por qué se supone que yo soy el malo por distribuir, pero ellos son víctimas por consumir? No tiene sentido, Namjoon —concluyó desviando la mirada—. Por eso es que dejé de sentir culpa. Si no lo hiciera yo, lo haría alguien más. Además, es la forma más sencilla de conseguir dinero.
Lo bueno de que estuviera tan loco es que era capaz de decir tantas barbaridades en voz alta y sin titubear. Daba algo de miedo estar a merced de una persona así, pero no le quedaba más remedio que tragarse sus temores por un momento más. No estaba muy seguro del éxito de la misión una vez que consiguiera lo que quería, pero tampoco podía perder la última oportunidad que tenía.
Solo esperaba que Jin estuviera bien. Si lograba escapar de aquel cuarto, probablemente su novio fuera su última esperanza para salvarse. No tenía armas y tampoco era bueno peleando mano a mano, lo único que tenía a su favor era su propio cerebro, pero eso solo podría llevarlo hasta cierto punto. Mucho no importa el coeficiente intelectual cuando se tiene el cañón de una pistola frente a los ojos. Era en momentos como aquel que odiaba no poder pelear.
—Así que sí, trafico drogas, vendo personas, me deshago de todo aquel que se interponga en mi camino —confesó Jeonghan apartándose de la pared para volver a acercarse a él. Lo tenía justo en las narices, sentado en cuclillas frente a él—, y confía en mí, duermo sin problemas en mi cómoda cama de mi enorme mansión.
Si hubiera sido Seokjin o Yoongi quizás se le habría ocurrido algún comentario inteligente para decir en aquel momento, pero todo lo que le venía a la mente eran líneas cursis de películas de acción que no le servirían para nada más que pasar vergüenza, así que en vez de decir absolutamente nada, Namjoon prosiguió.
Aprovechando la distancia en la que se encontraba del rostro del CEO, el hacker le propinó un cabezazo que lo mandó al suelo pero no lo dejó inconsciente. Sin embargo aquello le proporcionó el tiempo suficiente para quitarse las amarras ya flojas, soltarse las piernas y ponerse de pie justo cuando el hombre empezaba a levantarse.
Sin detenerse a pensar en lo que estaba a punto de hacer, Namjoon lo golpeó de nuevo en la cabeza con el puño y corrió hacia la puerta, que abrió de un tirón y volvió a cerrar detrás de sí. Consciente de que eso no sería suficiente para salvarse, le echó el cerrojo a la puerta desde afuera y se metió la llave en el bolsillo de los pantalones y echó a correr.
Tenía que encontrar a Jin, pero antes debía evitar a todos los guardias posibles. Si quería apresurar las cosas, tenía que primero saber dónde exactamente se encontraba el ex agente.
Al girar en una esquina encontró la respuesta: una cámara de seguridad lo grababa desde arriba.
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OPERATION: Decode | JinNam {Binary Code #2}
RomanceDos años después de escapar de Noir y dedicarse a formar una vida normal y alejada de los riesgos del hacking y las misiones, la calma de Namjoon y Seokjin se ve interrumpida por lo que a simple vista parece ser un virus de computadora. || Segunda p...
Clave #26
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