TRAS LA MASCARA. (2° DE SAGA ATRACCIONES PELIGROSAS)

CAPITULO XVI: "INTENCIONES ACCIDENTALES"

HOLA MIS AMANTES DE LO INSANO... LES DEJO EL SIGUIENTE CAPITULO. ME COSTO MUCHO TERMINARLO, PERO CREO QUE OBTUVE EL EFECTO QUE QUERÍA...

ESPERO LES GUSTE, DEJENME SUS COMENTARIOS. TRATARE DE PONERME AL CORRIENTE CON MIS PUBLICACIONES.

BESOS

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Cuando la madre de Gisela, junto con todos, diviso varias patrullas en el lugar, me siento mas inquieta y Fred parece notarlo ya que sujeta mi mano en forma de apoyo. Ni bien estaciona el carro Daniela cuando yo bajo y los chicos detrás de mí, así como mi amiga. Veo policías por todos lados, las sirenas.

-¡Yo no lo hice!- es cucho el grito de mi padre, lo diviso siendo llevado por dos oficiales, sus manos a la espalda.

-¡Papá! -Grito soltándome del agarre de Fred, quien trata de detenerme.

-Señorita no puede pasar- me detiene un oficial.

-Quítese. ¿A dónde llevan a mi padre? -

-Ana, tranquila. Debemos esperar-

-No Fred, se llevan a mi padre y tengo derecho a saber ¿Por qué? -

-Ana, ten paciencia. Disculpe oficial-

-Suéltame- le grito y corro a donde metieron a mi papá, golpeando la ventanilla, un oficial me toma alejándome del vehículo para que este pueda arrancar. En eso escucho la voz de mi hermano y forcejeo con el oficial- suélteme cretino de mierda-

-Señorita debe calmarse-

-¡Alfred!- Grito con fuerza, llamando la atención de mi hermano y en eso el oficial me suelta- Como permitiste que esto pasara- lo empujo- se están llevando a papá y tu no hiciste nada- golpeo su pecho tratando de controlar las lágrimas. Sus manos me toman con fuerza deteniendo mis golpes, que no le hacen efecto.

-Tranquila Ana-

-¿Cómo voy a estar tranquila, viendo cómo se llevan a mi padre-

-Ese hombre es un asesino- me petrifico ante sus duras palabras- Luego te contare, por ahora solo cálmate, tenemos que ir al hospital-

-Dime que le paso a mamá y por qué se llevan a papá-

-Ten paciencia, vayamos al hospital- Me toma del hombro, rodeándome con su brazo como símbolo de su protección.

-Ana- Fred llega junto a nosotros- los acompaño- mi hermano se posa frente a nosotros.

-No es necesario, ya me hare cargo yo de ella-

-Pero...-

-Mejor ve con tu hermana y no quieras quitarme a la mía Fred-

-No sé de qué hablas-

-Como digas. Vamos Ana- me toma de la mano y me jala hasta su carro. Fred tiene una mirada de dolor. Ya que esas palabras fueron las mismas que el uso aquel día que Alfred coqueteo con mi amiga.

-Alfred, Ana.- La dulce voz de Gisela detiene los pasos de mi hermano, se lo que siente y eso le duele- Dejen que los acompañemos-

-Es asunto familiar Gisela, no se metan. Gracias por cuidar de Ana-

-Alfred. Por favor...- la voz de la señora Daniela irrumpe en la conversación.

Mi hermano se gira a encarar a ambas mujeres, Gisela tiene una mirada de asombro ante la actitud de mi hermano, mientras que la Señora Daniela lo mira suplicante. La seriedad de denota en la mirada de mi hermano, pero se posa sobre una Gisela preocupada y angustiada ante lo que ha estado presenciando.

-No es necesario. Que tengan buena noche- me abre la puerta de su carro y me indica con la mirada entrar, lo cual hago sin re-chispear, diviso a los chicos al otro lado. Mantiene su distancia ante cualquier provocación, saben que, si intentan o dicen algo, Alfred explotara contra ellos.

El camino se vuelve silencioso y me está volviendo loca. Llegamos al hospital y solo espero a que mi hermano baje, pero no lo hace. Suspira profundamente como tomando valor y ordenando sus ideas. Con leve vamos, sale del carro y yo después de él. Lo sigo por el estacionamiento hasta la entrada del lugar que tiene olor a detergente y desinfectante, es penetrante que siento que quema mis fosas nasales, se puede percibir el olor de los medicamentos y alcohol, el lugar está tranquilo a estas horas de la noche. Alfred se aproxima a la recepción, la enfermera le dice algo que no logro escuchar, el asiente no muy convencido. En absoluto silencio lo sigo, aun sin entender que es lo que está pasando, no me dice nada y su maldito silencio me abruma.

-Ya me vas a decir que paso- lo encaro cuando toma asiento en las bancas.

-Debemos esperar, a que nos den información de la situación de mamá-

-Alfred, maldición. Dime que paso con mamá. ¿Por qué se llevaron a papá?- en eso se escucha las puertas del lugar abrirse. Pero mi atención está en mi hermano.

El sonido de unos pasos irrumpen en silencioso hospital, cuando fijo la vista en la persona que llega a nosotros mis lágrimas no pueden dejar de salir. Mi tío Eduard se encuentra ante nosotros, la mirada perdida y la preocupación aparente. Mi hermano se ha parado por auto reflejo y yo solo observo el movimiento de ambos.

-Toma asiento Alfred- le indica

-¿Cómo esta mamá?- pregunta mi hermano haciendo caso a la indicación de mi tío.

-En este momento esta en terapia intenciaba. Ha perdido mucha sandre y están tratando de estabilizarla-

-Ese maldito lo hizo-

-No hay pruebas contundentes de que fuera mi hermano...-

-No lo defienda. Sabe lo que le ha hecho a nuestra madre los últimos meses...-

-Cálmate Alfred- tomo su mano- Tío dígame que paso-

-Ana cariño...- mi tío mira a mi hermano, sé que le pide autorización para hablar y el solo baja la mirada- La encontraron a la salida del supermercado, estaba golpeada y bañada en un charco de sangre. Cuando los paramédicos llegaron, mencionan que la tendera vio como un hombre con las características de tu padre la apuñalo a sangre fría- me paralizo.

-Papa no fue. El ama a mi madre, a pesar de...-

-Se realista Ana. El muy infeliz a de haber escuchado cuando mamá me dijo que ya estaba cansada y que se iría de la casa. No te había dicho nada, pero ese era el plan- escupe con odio latente mi hermano.

-¿Se salvara?- mi tío solo suelta un suspiro y desvía la mirada de mí.

-Los médicos están haciendo lo posible- esas fueron sus únicas palabras y dentro de mi quería creerlas, quería confiar en que se salvaría, en que todo regresaría a la normalidad y mi vida no sería un infierno.

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