CAPÍTULO XI: "REALIDADES"

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HOLA MIS QUERIDOS NOCTAMBULOS Y AMANTES DE LO INSANO E INCIERTO, ESPERO LES GUSTE MI MINI MARATON.

LOS AMO, DISFRÚTENLO... BESOS

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Sebastián me besaba de forma tan intensa y mi mente dejo de pensar en todo esto; en que estaba mal besar al padre de mi novio, el besar a un hombre mayor y sentirme bien ante tal hecho. Las manos del imponente hombre recorrían mis piernas y podía sentir el calor emanar de su cuerpo y eso provocaba que mi entrepierna vibrara.

-Lo dejaremos aquí presiosa. Si continúo no podré detenerme- se levanta, incorporándose a un lado.

Sigo tendida sobre el sillón y la imagen que he de tener ha de ser deplorable y poco decorosa. Mi pecho sube y baja tratando de recuperar el aire en mis pulmones. Fue tan intenso, tan posesivo, como si me aclamara como suya.

-Ire a vestirme e iremos a un lugar. Espérame aquí y ponte un poco más presentable- dijo antes de encaminarse al segundo piso.

-¿Que demonios haces Anastacia?- me cuestione a mi misma, sin entender el por qué de tal arrebato.

Me incorpore sobre el extenso sillón y acomode mi vestido, aún sentía la piel de mis piernas arder, aún sintiendo las caricias de Sebastián. Procedí a encaminarme al baño de la planta baja, al verle en el espejo me sorprendo ante la imagen ante mi; mis ojos brillantes, mis mejillas sonrojadas, mi cabello revuelto y mis labios inchados. Es tan vergonzoso el verme así. Tomo algo de agua y lo vierto sobre mi rostro y agradezco mucho no utilizar maquillaje, reacomodo mi cabello ajustándolo en la coleta que traía. Mis labios siguen rojos e inchados, pasó mis dedos sobre ellos y aún siento ese picor...

-Veo que te gustó el beso- me sorprende y volteó a verlo, con un impecable traje.

-No. No es por eso- siento mis piernas temblar.

-Vamos presiosa-

-¿A dónde?-

-Es una sorpresa- me hace una seña con su cabeza, indicando que lo siga.

El trallecto fue largo, el atardecer comenzaba a dar señales de que la noche no tardaría en caer, las tenues luces de la ciudad se estaban presentando en las calles y aún desconocía a cuál era nuestro destino. El vehículo comienza a detener su marcha. Al fijar mi vista, logro distinguir algunas luces de neón que se extienden por la calle, con la intención de atraer a las personas, reconozco esta zona; está llena de bares y antros.

-Vamos- me indica, sale del carro y yo solo lo observó rodear lo y abrirme la puerta. Su mano se extiende hacia mi, en un gesto de caballerosidad. La tomo y los escalofríos aparecen nuevamente.

Camino tras de él, parece tan confiado y sereno. Llegamos hasta un puerta enorme de metal resguardada por un hombre enorme, fácil su altura y tamaño cubre todo el espacio, pero se mueve sin rechispear abriéndole la puerta a Sebastián, quién entra como amo y señor.

-¿Qué es este lugar?- inquieto pero él se mantiene callado. Una mujer como de unos treinta y algo se hacerca.

-Señor las chicas están listas-

-Muy bien, que comiencen los ensayos, las veré desde mi oficina-

-Claro señor-

-Otra cosa- dice haciendo que la mujer detenga su paso- que Amatista sea la última-

-Como usted diga. Con su permiso- y eso es lo último que dice.

-Vamos presiosa-

Lo veo subir unas escaleras y continuamos el camino hasta una puerta de madera, al abrirla, puedo apreciar el espacio algo pequeño, la luz se hace presente segandome hasta poder adaptar mis retinas a ella. El espacio es hermoso, con un escritorio y un sillón en "L" a un lado un gran ventanal de vidrio templado.

TRAS LA MASCARA. (2° DE SAGA ATRACCIONES PELIGROSAS)Where stories live. Discover now