CAPITULO XXXVIII: "LECCION 6: FIN DE LA OBRA"

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-El cliente quedo más que satisfecha Amatista -Dijo Sebastián al otro lado de su escritorio.

-Es bueno saberlo. Después de lo pesado que se puso al regreso, por lo menos debió quedar más que satisfecho -Dije con indiferencia.

Hace dos noches de mi fatídica aventura con Robert (si es que se le puede llamar así), el muy cretino obtuvo lo que se merecía y no exactamente lo que él esperaba. Después de que nos despidiéramos de todos en el evento, parecía muy ansioso por tenerme a solas y la verdad que aún estaba algo inquieta por la situación que había presenciado. En mi cabeza solo estaba la esbelta figura de Ismael ante mí en aquella fuente; su mirada de angustia, melancolía e ira.

Después de eso había comenzado a sentir como Robert se removía en su asiento y posaba su amplia mano sobre mi pierna, era consiente que el esperaba algo más, algo que no estaba dispuesta a darle. A pesar de su nivel de embriagues, logre controlar la situación, había caído dormido en el asiento de su limosina, después de hablar casi por media hora y darle vueltas al asunto de la propuesta que me hacía a cada momento.

-Gracias -Le digo al chofer del vehículo que me ha abierto la puerta para poder salir.

-¿Esta segura que debo dejarla aquí? -Sonrió de forma gentil, el hombre es mayor de unos 50 y tantos. -El barrio... no se ve muy seguro –

-No debería preocuparse por mí, me han pagado para acompañar a su jefe –

-Creo que es muy joven para ese tipo de trabajo –

-Tal vez. Pero no creo que venga un príncipe azul a sacarme de esto. No soy Mía, de Calendar Girl -Sonrió ampliamente al notar el desconcierto en el rostro del hombre -Es un personaje de un libro. Olvídelo. Gracias por traerme –

-Por nada pequeña, cuídate ¿Sí? -Aquellas palabras fueron tan dulces y paternal -Y discúlpalo, en ocasiones no sabe controlarse con una chica tan linda como usted –

-Seguramente le pasa muy seguido -Dije para después salir.

Aquel momento fue tan tranquilo, a pesar de que Robert quedo dormido en el asiento trasero de su limosina y su chofer solo se encargó de llevarme a casa. Pero creo que eso no lo debe de saber Sebastián, está contento con creer que realice un excelente "trabajo" y por eso mando aquel dinero, el cual me tiene algo inquieta.

Después de aquel fin de semana de trabajo, me dedique a la escuela los exámenes estaban muy cerca y tenía a mi tío sobre mí, la verdad era peor que una garrapata. No sabía cómo quitármelo de encima, y lo único que me venía a la mente era subir mis calificaciones para que me dejara respirar.

-¿Cómo piensas hacerle? -me pregunta Lucero, una de las chicas del club.

-Aún no lo sé. Sebastian no me deja un momento de tranquilidad, es como si quisiera... -

-Tenerte aquí por siempre. Permite que te lo diga Amatista, pero eso es lo que él quiere –

-Pues no será, solo quiero pagar mi deuda y largarme de este pueblo, para que nunca me localice –

-No te hagas muchas ilusiones mocosa -Dice Rosa entrando -Prepárate, es tu turno de salir a escena -Me dice, para después salir.

-Arpía -Escucho que susurra Lucero -Deberías dejarle en claro quién es la que manda –

-Rosa pude ser muchas cosas, pero estúpida no -Digo levantándome -¿Cómo me veo? –

-Increíblemente radiante como siempre. Prenderas fuego –

-Seria increíble, así por lo menos tendría a un bombero sexy viéndome sobre el escenario y no a una bola de hombres gordos y ebrios -Lucero suelta una carcajada -Vete, o te llamaran la atención. -Me giro al espejo -¿Sabes lo que tienes que hacer? –

-Claro que sí. Embriagar a los más interesados por ti, para que no puedan levantarse ni para ir al baño -Sonrió ante sus palabras, que son mis palabras.

Lucero se había convertido en una gran cómplice dentro de aquel bar, había llegado de la misma forma que yo, necesitada de un trabajo, tras el abandono de su padre, pero al no saber bailar, solo le dieron un puesto de camarera, tuvo suerte. Aunque eso no la mantenía a salvo, en su primera semana más de un trato se propasarse con ella. Recuerdo tan bien aquel día, ya era muy entrada la madrugada, al salir del lugar, hacia frio y la escuche gritar.

-¿Qué ocurre? -dije en voz serena.

-Vete zorra, intento hacer un trato con esta hermosa Gema- Solté una carcajada tan resonante y autentica que ambos me miraron con incredulidad. -¿De qué te ríes? -Dice aquel hombre, que en su deplorable estado apenas podía estar de pie.

-Que realmente creas que eso... -Señale con desagrado -Sea realmente una Gema -Di varios pesos hasta acercarme a la chica y recorrerla con la mirada, era evidente que tenía miedo y que había llegado justo a tiempo -Soy Amatista y esto, solo es una camarera -El hombre me observaba, era evidente que no podría identificar a un perro aunque lo oyera ladrar y pasara frente a sus narices -Cuando te diga corres -Susurre a la chica y me encamine hasta el hombre -No prefieres divertirte con una verdadera Gema y no cualquier imitación de mala calidad, pero no cualquier Gema sino la más popular del Amnesia. -dije con orgullo, aunque por dentro mis propias palabras eran como asido recorriendo mi sangre.

-Eso me gustaría –Balbuceo en mi cara dándome a conocer con su fétido aliento el nivel de alcohol que tenia en su sistema y algo más. Aquello me provocó una arcada, que debí ocultar tras una sonrisa de llena de coquetería.

-Verdad que si -Trate de sonreír.

A pesar del hedor que emanaba me aproxime hasta estar casi sobre él, pase mi mano por sobre su pecho lleno de sudor y alcohol, era evidente que ante su estado ni siquiera podría calcular la distancia a la calle. El hombre sonrió ante mi leve tacto y la proximidad cadenciosa de mi cuerpo al suyo. Sin esperarlo sonreí y lo empuje tan fuerte que termino de culo sobre la basura.

-¡Corre! -Grite a la joven tras de mí y al ver que no se movía la tome con fuerza de la muñeca y la arrastre fuera de aquel hediondo callejón, escuchamos como el hombre en el suelo vociferaba mil y una maldiciones en nuestra contra. Cuando divisé el taxi, abrí con premura la puerta y la empuje adentro, para después entrar yo -Arranca Royer -Ordené, con la respiración agitada.

-Como digas... "A" -Manifestó poniendo en marcha el maldito vehículo, logre ver al hombre ebrio salir del callejón, por lo que empuje la cabeza de mi acompañante debajo de los asientos para que no nos viera -¿Todo bien pequeña? -Pregunto el conductor con un toque de jocosidad en sus palabras.

-Todo bien -Observe a la chica junto a mi -¿Estas bien? -le pregunte y sin esperarlo se abalanzó sobre mi apresándome con sus brazos -Creo que eso es un sí. ¿Tú qué opinas Royer? -Y el hombre soltó la carcajada a todo pulmón.

Durante el trayecto la chica no dejo de llorar, vociferando y demostrando su amplia gratitud. Solo cambio sus palabras cuando Royer le pregunto la dirección de su domicilio para ir a dejarla. Después de eso, él se ofreció a llevarla cada noche si así lo quería. La chica bajo y siguió dándonos las gracias.

-Sabía que eres un ángel guardián, pero una super heroína no tenía ni idea –

-Ya déjate de tonterías. Gracias Royer, como siempre –

-No te preocupes "A", sabes que cuentas conmigo –

-Gracias -Dije, sin agregar mas.

Royer es un viejo amigo de mi padre, trabajaron juntos hasta que la empresa donde estaban los dejo sin trabajo, a diferencia de mi padre, Royer supo administrar su dinero y compro un vehículo para trabajarlo como taxi. Descubrió mi trabajo hace como dos años y prometió guardar mi secreto si accedía a que por lo menos él fuera el que me llevara a casa cada noche después de este trabajo.

-Hemos llegado -Dijo deteniendo el carro -Me saludas a tu padre -Sonreí.

-Claro, de tu parte. Descansa -Sali del carro y me encamine hasta mi casa.

Esa noche había sido muy larga, pero había obtenido una grata compañía y una nueva aliada en todos mis planes. Ella no se opuso a apoyarme, menos a sabiendas que necesitaba el dinero extra que le ofrecí en un principio, pero ahora solo no lo acepta.

Se ha convertido en una buena amiga.

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⏰ Última actualización: Jun 22, 2021 ⏰

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TRAS LA MASCARA. (2° DE SAGA ATRACCIONES PELIGROSAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora