Capítulo 46: Traición

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Dos días estuvieron Karin y Masaki esperando alguna noticia del Gran Maestro. Era difícil soportar la espera llevando en sus conciencias el que la reina, y todos los miembros del consejo, habían sacrificado la vida de muchos soldados para salvar a Ichigo, sin saber si había valido la pena siquiera. Y tener además que guardar el secreto de Yusu lo hacía todo más complicado pues la niña comenzaba a sospechar que algo le ocultaban.

Durante esos días Karin trató de mantenerse ocupada y serle de ayuda a su madre para distraerse. Estuvo asistiendo a las reuniones del consejo, practicando con Toshirou, recibiendo sus lecciones con Yusu y representando un buen papel de anfitriona para sus huéspedes. Y en su tiempo libre se dedicaba, junto con la reina, a buscar algún dato en los libros antiguos que les revelara información útil sobre los salvajes pero como no era dada a la lectura no fue de mucha ayuda.

Finalmente al tercer día llegó la carta del Gran Maestro y Karin tuvo que contener su emoción frente a los miembros del consejo mientras leía que su hermano estaba fuera de peligro y que solo cabía esperar a que despertara. Todos en el consejo se mostraron satisfechos con la noticia, algunos más que otros, y Masaki expresó su voluntad de ir cuanto antes al valle para estar cerca de su hijo y decirle al Gran Maestro que se dirigiera al campamento tras confesarle la verdad y ponerlo al tanto de todo lo que sucedía.

-Entiendo su preocupación pero majestad ¿Si usted se marcha quien quedará a cargo?-preguntó Gin con su sonrisa sínica.

-¿Quién más sino mi hija? La segunda heredera al trono-le respondió la reina con una dosis disimulada de orgullo- ¿O acaso piensa en alguien más?

-Por supuesto que no. No tome a lord Ichimaru enserio majestad.

-Gracias lord Kaname pero no hace falta que salga en mi defensa-le dijo Gin para luego dirigirse a la reina-Es obvio que la princesa es la única que puede asumir el mando en caso de que usted y el rey no estén pero lo que quiero decir, ya que ninguno aquí parece tener el valor para hacerlo, es que la princesa no tiene experiencia en resolver asuntos del reino. No dudo de su inteligencia pero aún es muy joven para haber aprendido a tomar decisiones tan importantes.

-Tiene usted razón lord Ichimaru, pero para eso estarán ustedes, sus leales consejeros, para enseñarla y guiarla por el camino correcto.

-No dude de que eso haremos-aseguró Komamura.

-Bien, siendo así podemos dar esta reunión por concluida.

Los consejeros fueron saliendo de la sala uno a uno, por último también salieron Karin y la reina. Luego estas dos fueron a ver a Yusu y le contaron todo lo que le habían ocultado esos últimos días. Al principio la niña lo tomó mal y se puso a llorar pero después, en cuanto le aseguraron que Ichigo no corría peligro, se tranquilizó y estuvo de acuerdo en que su madre partiera al valle con la condición de que les escribiera hasta el más mínimo detalle de lo que sucediera con su hermano.

Masaki no se negó y una vez tuvo listo su equipaje, partió de inmediato hacia El valle Kuchiki pues el camino tomaría dos días y no deseaba perder tiempo. Pero antes de partir tuvo una conversación con Karin recordándole todo lo que le había dicho y aconsejándole que no se fiara de nadie, Karin le aseguró que lo tenía en mente y Masaki pudo marcharse con la tranquilidad de que su hija podría valerse por sí sola y que dirigiría el reino con sabiduría en su ausencia.

Dos días después Yusu y Karin recibieron la carta de su madre informándoles que había llegado sana y salva y que su hermano, además de estar inconsciente, mostraba buen aspecto. Les dijo también que oraran para que despertara pronto y les prometió que les escribiría en cuanto Ichigo despertase.

La segunda carta la recibieron al cuarto día de la reina haberse marchado y decía más o menos lo mismo. Además agregaba que se había hecho cargo del cuidado de Ichigo y que se ocupaba de alimentarlo para que no muriera de inanición pero que tenía esperanzas de que despertara dentro de poco. Y tanto Karin como Yusu creyeron ciegamente las palabras de su madre. ¡Qué ilusas!

Corazones en GuerraWhere stories live. Discover now