Capitulo 23: Lo que no sabía

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Los días siguieron pasando con normalidad en el castillo. El día de la fiesta estaba cada vez más cerca y la servidumbre no paraba de trabajar a las ordenes de la reina, que revoloteaba de un lado a otro asegurándose de que todo quedara bien, aparte de preparar las habitaciones para las invitadas, pues se le había hablado de la fiesta en la carta al rey Kyosiro y este dijo que enviaría a las hijas de los señores mas importantes de Kuroville. Las damas llegarían dos días antes de la celebración, es decir, al día siguiente y la reina quería que tuvieran todas las comodidades posibles para que se llevaran una buena impresión, y quien sabe si hasta alguna se terminaba comprometiendo con algún señor de Karakura, lo que sería ventajoso para las relaciones entre ambos reinos. Sin embargo a Ichigo no le interesaba nada de aquello, se había olvidado casi por completo que todo aquel revuelo era por él, y distribuía la mayor parte de su tiempo libre entre las princesas y lady Kuchiki. Hacía una semana que lord Hitsugaya y su hijo habían partido del castillo por lo que no tenia ningún joven de su edad con quien compartir. Chad no era muy hablador que digamos y se había reunido con sus camaradas por última vez cuando tuvo que preparar a los soldados que marcharon a Kuroville.

Había escogido a Ikkaku como general de las tropas por su tenacidad como guerrero, su calvo amigo no tenía miedo a ninguna batalla, era un buen soldado e Ichigo confiaba en él. Aún así nombró a Yumishika segundo al mando pues conocía a Ikkaku y sabia lo impulsivo que podía llegar a ser. En esos casos Yumishika era el único capaz de calmarlo y hacerlo entrar en razón ya que esos dos eran como hermanos. Sin duda no tenía de que preocuparse con ellos al mando de los soldados. El resto de sus camaradas no les gustaba llamar mucho la atención por lo que no visitaban a Ichigo, menos ahora que era el rey. “Cuando Ikkaku y Yumishika regresen de Kuroville los reuniré a todos en la taberna y les invitarle unas cervezas”-pensó Ichigo con media sonrisa mientras se dirigía al huerto del jardín donde sabía Rukia lo esperaba.“O más bien unos barriles ”-A ver si así también se niegan a verme.

Al llegar la encontró sentada en la copa de un árbol leyendo, Ichigo había descubierto hace poco que ese era uno de los pasatiempos favoritos de la azabache y prefirió no interrumpirla y quedarse contemplándola en silencio. Pero Rukia, aún sin despegar los ojos del libro, advirtió su presencia y se saltó de la rama para recibirlo.

-¿Que haces aquí? ¿No se supone que estarías ayudando a tu madre con algo?

-Ver a mi madre es lo último que quiero hacer hoy. He estado escapando de ella todo el día para evitar involucrarme con cualquier cosa relacionada con la celebración.

-No entiendo-le respondió Rukia con un deje de curiosidad en su rostro.-Si no quieres ir no tienes que hacerlo. Eres el rey después de todo.

-Es precisamente por eso por lo que no puedo faltar aunque quisiera. Es un poco confuso-admitió Ichigo rascándose la cabeza. Rukia se cruzó de brazos esperando una respuesta por lo que el se preguntó si debía contarle o no. Al final decidió que no habría ningún problema si le contaba, así que lo hizo.-Verás... Todo eso de celebrar el cumpleaños de la princesa es una farsa. El propósito de esta fiesta es buscarme una doncella de alta cuna para casarme. Es por eso que no puedo rehusarme.

-¿Y que con ello?

-Que no me quiero casar, al menos no así.

Rukia lo miró sin comprender a lo que se refería pues para ella no lo tenía tan mal como le había tocado a ella.-Ichigo, eres el rey, podrás elegir a quien prefieras como tu esposa, y supongo que convivirás un tiempo con ella para conocerla antes de la boda ¿De que te quejas?

-Es que... Había... soñado con casarme por amor y no... por compromiso.

-Todos se casan por acuerdo Ichigo, mis padres y los tuyos. Mis padres se aman, y estoy segura de que el difunto rey amó a tu madre tanto como ella a el ¿O me equivoco?

Corazones en GuerraWhere stories live. Discover now