En una era antigua y mística el heredero del reino de Karakura, el príncipe Ichigo Kurosaki deberá afrontar con los problemas y responsabilidades que conlleva ser rey mientras que el reino se ve amenazado por otras naciones y un poderoso enemigo pla...
Ichigo tuvo que colarse con los criados para poder entrar al castillo. Luego ya pudo mostrarse como el príncipe y andar tranquilamente por la edificación rumbo a su habitación pero con cuidado pues no deseaba llamar la atención antes de cambiar su aspecto por uno digno de un príncipe. Llegó a su alcoba y se desvistió para tomar un baño antes de bajar a cenar, tenía su cabeza vuelta un lio y el agua caliente lo ayudó mundo a relajarse. Pensó que estaría depresivo una temporada por la muerte del rey pero el haberse escabullido lo había animado bastante. Aun tenía la escena con aquella campesina en la mente, si lo pensaba bien era imposible que ella lo hubiese reconocido, nadie nunca se atrevería a tratar al príncipe de Karakura de esa manera. Lo que lo desilusionó mucho puesto que le habría gustado que alguien se atreviera a hacerlo. Para aquella joven no debía de ser más que otro campesino pero tampoco estaba tan mal. Podía pretender ser un campesino otra vez para verla, recordaba que ella había dicho que los volvería a ver antes de irse apresuradamente. Pero a donde se fue si el chico al que había empujado la llamó hermana. Pero pareciera que ella no vivía con él, y los otros dos jóvenes que la acompañaban quiénes eran, y por qué estaban con ella.
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-¡Ah, maldición! -se quejó en voz alta. Todo era muy confuso pero algo tenía bien en claro y es que debía volver a verla, y lo haría.
Después de despejar un poco su mente bajo a cenar pero antes de entrar en el salón del comedor recordó que tenía visita y no quiso seguir. Abrió un poco la puerta con cuidado de no hacer ruido y miró la escena que se desarrollaba en la mesa. Su madre estaba manteniendo una vana conversación con lord Kuchiki y sus hermanas parecían tratar de darle conversación a lady Kuchiki que estaba sentada frente a ellas dándole la espalda a Ichigo por lo que no pudo verle la cara. Tampoco es que le importara, así que se retiró de allí y se fue a cenar a la cocina con las empleadas. Luego se aseguró de que los invitados se hubieran ido a sus habitaciones y se fue a despedir de su madre antes de dormir para no preocuparla.
A la mañana siguiente se levantó con los rayos del sol en la cara y empezó su día con ánimo. Se saltó el desayuno y se fue al ala del castillo dónde se alojaban los empleados. Allí se volvió a vestir de plebeyo y esta vez le pidió una capa rajada a uno de ellos para no volver a cometer el error del día anterior, y salió por la puerta de servicio rumbo al lugar donde tuvo su encuentro poco casual. Llegó a la calle en 15 minutos caminando lejos de lugares muy concurridos para evitar toparse con algún guardia, y esperó un poco, hasta que su impaciencia le ganó y empezó a caminar por los alrededores por si la veía pero nada.
Ya habían pasado tres horas y comenzó a creer que había sido una estupidez ir allí por alguien a quien ni siquiera conocía y tal vez no volvería a ver. Rendido por fin se alejó de allí pero no quería volver al castillo, así que solo caminó sin rumbo con la mirada en el suelo y soltó un suspiro de decepción, cuando escuchó unas risas más adelante y levantó la cabeza.
A unos pasos de donde él se encontraba, la misma joven que buscaba estaba siendo perseguida por los chicos que la acompañaban cuando la vio por primera vez. Al parecer estaban jugando puesto que no paraban de reírse y verlos así hacía que parecieran hermanos. Las risas se detuvieron en cuanto ellos se percataron de la presencia de Ichigo, los tres jóvenes se mostraron inquietos al verlo pero fue ella quien se acercó decidida a hacerle frente.
