Capítulo 42: Desesperación

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Los siguientes dos minutos fueron de júbilo para aquellos soldados heridos que habían escapado de la muerte. Sin embargo Renji les quitó la alegría de súbito al recordarles que aún quedaba una preocupación mayor que atender. El cuerpo del rey estaba tirado de lado y no emitía ninguna señal de vida. Chad lo había depositado en el suelo y se había desplomado junto a él así que ahora tenían a dos personas inconscientes con las que cargar y una parecía no tener vida.

 Chad lo había depositado en el suelo y se había desplomado junto a él así que ahora tenían a dos personas inconscientes con las que cargar y una parecía no tener vida

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-Su pecho no se mueve. ¿Crees que...-el soldado no terminó la frase temiendo que si decía lo que pensaba en voz alta, se hiciera realidad.

Renji se agachó junto al cuerpo y acercó su oído al pecho de Ichigo. Permaneció pegado escuchando por casi un minuto durante el cual los soldados se llenaron de impaciencia y temor. Transcurrido ese tiempo levantó la cabeza pero la expresión de su rostro no era alentadora.

-Aun respira-les dijo sin rodeos-pero no por mucho. Debemos llevarlo al campamentos de inmediato.-Renji inspeccionó rápidamente al rey y notó todas las heridas que este tenía, algunas más graves que otras, lo que dificultaría el moverlo ya que podría morir antes de llegar.-¡Traigan varias ramas! Improvisaremos una camilla para transportarlo.

Los soldados obedecieron a Renji sin protestar y reunieron ramas suficientes para hacer una camilla, rasgaron sus ropas, o lo que quedaba de ellas, para amarrar las ramas y colocaron al rey delicadamente sobre esta. Luego Renji quitó la lona de su caballo, la doblo de manera que sirviera como almohada y la puso debajo de la nuca de Ichigo sujetada con un pedazo de tela.-Deben tener cuidado con que no mueva la cabeza. Ahora váyanse, el rey no tiene mucho tiempo.

-¿Tú no vienes con nosotros?-le preguntó uno de los soldados.

-Tengo mis propios asuntos de los que encargarme. Será mejor que se den prisa.

Los soldados partieron con la lluvia sobre sus cabezas, cuatro llevaban la camilla por las esquinas, dos iban adelante montados, uno a cada lado de los que transportaban el cuerpo, Chad detrás amarrado a la silla de montar para que no se cayera del caballo y dos detrás de este cerrando la marcha que se adentró en el oscuro camino hasta perderse de vista.

Inmediatamente se fueron Renji subió a su caballo y cabalgó desesperado río arriba, a una distancia prudente de las aguas que habían cubierto mucho terreno. Al llegar a la parte alta vio al caballo blanco de su amo bajo un árbol buscando refugio de la lluvia, a bastante distancia de las aguas y además solo. Renji escudriñó los alrededores y ubicó a su señor un poco más arriba, con una rodilla hincada y sosteniéndose de la espada clavada en la tierra. Sin perder un segundo, se acercó a trote hacia él, se bajó del caballo y lo ayudó a levantarse. El caballero se puso de pie a duras penas y Renji le pasó el brazo por los hombros para ayudarlo a caminar hacia el caballo.

-Mi señor, no debió esforzarse tanto. Aún es muy pronto y hacer eso ha consumido todas sus fuerzas.

"Tenía que... ¿El rey...?"

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