OPERATION: Decode | JinNam {Binary Code #2}

Clave #22

—Oh, sí. Como le dije, esta es una denuncia anónima. Solo quería informarles que el señor Lee tiene a su disposición un gran cargamento de drogas y que lleva negocios ilegales en todo el país.

—¿Tiene alguna prueba?

—Todas las pruebas que necesita están en su mansión. Más específicamente en su biblioteca, escondidas dentro de una copia de El Talentoso Sr. Ripley de Patricia Highsmith —informó a toda velocidad cuando Jin le hizo un gesto. Se escuchaban pasos por el camino—. Es vital que vayan a su residencia a buscar las pruebas lo más pronto posible.

—Gracias por su denuncia, señor. Estaremos enviando una patrullera pronto.

Con eso la llamada se terminó, justo a tiempo para que Namjoon pudiera desactivar el software y desconectar su teléfono. Lo que había hecho había sido ocultar su número de teléfono y también había utilizado un modificador de voz en caso de que la policía hubiera grabado su mensaje. No había forma de que rastrearan la llamada, así que no quedaba evidencia alguna de que había sido él quien había llamado a denunciar.

Miró a Seokjin, quien le sonrió bastante complacido desde su lugar.

Abrió la puerta justo cuando Jeonghoon estuvo a punto de golpear. El menor se veía tan bien como de costumbre, lo que le hacía preguntarse si no estaría loco también.

—Oh, estás aquí —dijo de mala gana al ver a Seokjin—. Pensé que podría hablar con Minjae un rato, a solas.

—Lástima que no todos podemos obtener lo que queremos —contraatacó Jin sonando convincentemente apenado por él—. Lo que sea que quieras hablar con Minjae lo puedes hablar conmigo, de todos modos él siempre me cuenta todo.

Ambos se lanzaron miradas tan intensas que Namjoon se sintió atacado aunque no se las estuvieran dedicando a él. Se mantuvieron así, sin parpadear, por largo rato, como si se desafiaran a un duelo silencio. Justo cuando pensó que lo mejor sería intervenir, Jeonghoon terminó parpadeando y tras chasquear la lengua, desvió la mirada. Un pequeño rubor pintó sus mejillas y por un segundo pareció de su edad.

—Vale, lo diré frente a ti, entonces —cedió el menor, derrotado. Dio un paso para meterse al cuarto y solo se concentró en Namjoon—. Tengo una oferta que no puedes rechazar, Minjae. Ya has visto lo feas que se han puesto las cosas y puedo apostar que solo empeorarán, así que...

—¿Así que...? —apresuró Joon enarcando una ceja. Nada que el chico pudiera ofrecerle sería aceptable, de eso estaba seguro.

—Si dejas a Junseo y vienes conmigo, te prometo que estarás a salvo de todo esto. Ya lo hablé con mi padre y me lo ha jurado —prometió Jeonghoon avanzando aún más, hasta ubicar una rodilla sobre la cama. Miraba a Namjoon de una forma que lo incomodaba terriblemente—. Incluso nos dejará salir de aquí en cuanto aceptes y podremos alejarnos de este infierno hasta que todo pase... ¿Qué dices?

En cierto modo estaba algo conmovido. El chico en serio estaba llegando a tales extremos solo para conseguir lo que quería, pero al mismo tiempo la propuesta lo ofendía bastante. En serio pensaba que Namjoon se vendería de ese modo solo para salvar su propio trasero. Demostraba que el chico no tenía la más remota idea de cómo era él en realidad al pensar que abandonaría al amor de su vida así como así.

Seokjin no decía nada ni reaccionaba, solo miraba la escena como si le parecía la cosa más aburrida del mundo. Como quien mira un comercial por millonésima vez en el día.

No pensó que tendría que pasar por una situación similar nunca en su vida, ni mucho menos con alguien como Jeonghoon. La gente siempre caía a los pies de Seokjin, no a los suyos. Y definitivamente nadie nunca le había hecho una propuesta tan comprometedora y al mismo tiempo infantil. Suspiró e inclinó la cabeza a un lado para masajearse el cuello; todo esto lo estresaba.