»De todas las laptops la única que tenía evidencias de paso de información era, nada más y nada menos que... —Jeonghan hizo un cínico redoble de tambores contra la mesa—, ¡la de Go Jiwoon! ¡Una de nuestras ratas traidoras!
Antes de que Jiwoon pudiera acabar una frase para decirle que se equivocaba, Jeonghan le disparó en la frente y el señor Go cayó de espaldas al suelo, donde un charco de sangre rápidamente rodeó su cráneo. Aún tenía los ojos abiertos y casi se podía ver el terror en sus ojos oscuros. Namjoon sintió que estaba a punto de vomitar; ese hombre era inocente y lo habían matado por su culpa.
Ninguno de los presentes se animó a fijarse en el cadáver. Algunos hasta cerraron los ojos. Ahora que Jiwoon estaba muerto, solo quedaban siete socios más Seokjin. Evidentemente ninguno quería ser el siguiente, pero temía que el miedo los obligara a mentir para salvarse los pellejos; no sería muy difícil apuntarlos a ellos como los traidores y una investigación no muy profunda daría con evidencias de ello. Si alguien hablaba estaban fritos y allí, atrapados en aquella mansión, realmente nadie podría salvarlos y aunque no dudaba de Seokjin, claramente dudaba de sí mismo. Él no era un soldado como él.
—Es una pena, era un buen hombre. Su familia lo extrañará —dijo Jeonghan como si le importara. Volvió a fijarse en el resto—. Seguro habrán notado que dije una de nuestras ratas traidoras. La cuestión es que Jiwoon no era el único y tengo información sobre quién podría ser.
El hombre escaneó a los presentes una vez más sin dejar de sonreír. De nuevo sintió que sus ojos lo atravesaban y esta vez sí estuvo casi seguro de que los había descubierto. Qué horrible, tener que morir así, pretendiendo ser alguien más y sin siquiera poder despedirse de su querido hermanito. Taehyung lo odiaría por siempre por irse del modo que lo haría.
Pero se estaba adelantando a los hechos.
Jeonghan levantó la pistola una vez más y la movió en dirección a todos mientras parecía cavilar o quizás solo perdía el tiempo para torturarlos a todos. A la distancia que se encontraban de la pistola sería casi imposible esquivar un disparo, incluso para alguien tan adiestrado como Jin. Si disparaba en su dirección sería el fin.
La pistola se detuvo en su novio. Su corazón empezó a latir con demasiada fuerza, tanto que el pecho le dolía y sentía que le faltaba el aire. No. Todo menos eso. No podía quitarle a Jin, no lo soportaría un solo día.
Namjoon jaló rápidamente al mayor del brazo y se colocó frente a él cuando Jeonghan presionó el gatillo que accionó el arma; al igual que la otra vez, el sonido del disparo reverberó en todo el cuarto y otro cuerpo cayó al suelo como si de una muñeca de trapo se tratase. Así había ya dos muertos en menos de cinco minutos.
El menor sintió los brazos de Seokjin apretujando su cintura y Namjoon notó, con sorpresa, que no había sido él la víctima del disparo. Segundos antes de efectuar el disparo, Jeonghan había movido su mano hasta apuntarla a otro de sus socios, un hombre bastante joven en comparación al resto del que no sabía su nombre, que ahora descansaba para siempre en el suelo, empapado en su propia sangre.
Cuando uno va a morir, se dice que ve su vida pasar frente a sus ojos, pero para Namjoon no fue así. Él no vio el pasado, vio imágenes extrañas de lo que parecía ser el futuro que soñaba, junto a Jin y su familia, pero ya que seguía vivo y nada había ocurrido, se preguntaba si acaso no había estado alucinando por el miedo.
Jeonghan soltó una risa.
—El señor Chang resulta tener un vínculo con la policía, así que no descarto que estuviera filtrando información. Sin él podremos descansar —explicó guardándose la pistola en el bolsillo de la bata que llevaba—. Los que quedan siguen limpios, pero que eso se mantenga de ese modo depende solamente de ustedes. Cualquier cosa sospechosa será investigada y luego castigada, eso puedo prometérselos. Que tengan una linda noche, caballeros.
Así sin más se marchó dejándolos a todos perplejos y casi en trance. Uno de los socios se arrodilló junto al cadáver de Jiwoon y reventó en llanto, agarrándose a la camisa de dormir del fallecido mientras gritaba. Por lo poco que pudo entender, aparentemente habían sido buenos amigos y lamentaba tanto su muerte como si fuera su propio hermano. Los otros presentes se largaron tan rápido como pudieron.
No es que quisiera quedarse allí, pero es que el shock de lo ocurrido era tal que no sentía las piernas. Seguía parado en su sitio, sostenido en parte por Jin, pero era como si hubiera perdido las piernas, porque no sentía absolutamente nada, ni siquiera su propio peso sobre sus pies. Cuando Seokjin lo levantó sobre su hombro como un bombero y lo sacó de la biblioteca ni reaccionó, sentía que todas sus neuronas estaban muertas y flotando en su cabeza sin poder hacer nada.
Finalmente volvió en sí cuando Seokjin lo depositó en la cama con cuidado. Parpadeó un par de veces y sacudió la cabeza solo para darse cuenta de que tenía el rostro empapado; por sudor o lágrimas, o quizás ambos. Seokjin empezó a dar vueltas por el cuarto con una mano en la barbilla, como perdido en sus pensamientos.
—¿Jin?
—Intenta descansar, no necesitas más estrés.
—Estoy bien, Jin.
—No, no lo estás, desde que Jeonghan abandonó la biblioteca no has dejado de murmurar y ni siquiera reaccionabas —explicó como si eso tuviera que ser obvio para él. Arrugó el ceño—. ¿Ves? Ni siquiera eras consciente de lo que hacías.
—¿Yo murmuraba? —repitió el menor cada vez más confundido.
—Sí. Estabas diciendo cosas extrañas, números y palabras sin sentido. Creo que estabas hablando en clave o algo, pero parecías aterrorizado —respondió Seokjin deteniéndose para mirarlo—. ¿Por qué te pusiste en medio, Namjoon? ¿Y si te mataba?
—¿Y si te mataba a ti?
—No seas idiota, no puedes sacrificarte de ese modo por mí y lo sabes.
—Lo hice sin pensar. Fue un impulso.
—Pues controla tus impulsos, tienes mucho por vivir aún.
Tras decir aquello Seokjin se dejó caer en su lugar en la cama y permaneció en silencio por el resto de la noche. No podía creer que siguiera insistiendo en que Namjoon tenía mucho por vivir pero él no. Era igual para ambos, le gustara admitirlo o no. Realmente no podía hacer mucho para cambiar su forma de ser o de pensar, no al momento, pero por lo menos intentaría mantenerse con vida para encaminarlo en cuando todo se acabara.
Aunque no es que tuviera muchas esperanzas de que las cosas se acabaran pronto.
Podían tener la red y todo lo demás, pero no tenían muchas pruebas de nada para meter a Jeonghan en prisión. Cierto, acababa de matar a dos hombres a sangre fría pero no tenían pruebas de ello tampoco y dudaban que sus asociados testificaran en su contra. Además, meterlo en prisión por asesinato no era lo que estaban buscando, él se merecía una condena mucho peor.
Si no conseguían evidencias pronto de lo que estaba haciendo bajo la mesa, quizás nunca podrían escapar. En el estado en el que se encontraba Jeonghan terminaría, tarde o temprano, por matarlos a todos, con motivos o sin ellos.
Namjoon ya había pasado por demasiado estrés como para poder soportar otro momento igual de nuevo. Pudo dormirse, pero tuvo pesadillas por el resto de la noche acerca de los dos muertos, como una imagen que se reproducía, retrocedía y empezaba de nuevo mil veces, sin él ser capaz de despertar incluso entonces.
En algunas partes de su sueño él era quien terminaba siendo disparado y se veía a sí mismo en primera persona tirado en medio de su propia sangre mientras Seokjin perdía la cabeza y saltaba a matar a cuchillazos a los otros, solo para ser asesinado por Jeonghan al dispararle en el pecho. La pesadilla acababa con ambos muertos en el piso, uno al lado del otro.
Incluso si Seokjin no pareció muy de humor antes de acostarse, Namjoon no pudo evitar girarse sobre su costado para abrazarse a su espalda, pero ni eso fue capaz de calmar el bucle de pesadillas.
Pesadillas al dormir. Pesadillas al despertar. Bucle infinito.
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OPERATION: Decode | JinNam {Binary Code #2}
RomanceDos años después de escapar de Noir y dedicarse a formar una vida normal y alejada de los riesgos del hacking y las misiones, la calma de Namjoon y Seokjin se ve interrumpida por lo que a simple vista parece ser un virus de computadora. || Segunda p...
Clave #21
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