12. Sin Límites

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Osaka, Japón.




Sicheng está harto de estar encerrado.

Lleva alrededor de tres días confinado en esa habitación y el maldito de Nakamoto siquiera le ha dejado ver a YuQi y a Chenle quienes habían llegado el día anterior.

Se enteró de ello porque el mismo Yuta entró como fiera a la habitación gritando que le iba a meter una bala en el culo a Chenle si no lo respetaba, finalmente salió de la misma forma que entró dando un portazo que de seguro resonó en Shanghái. Sicheng simplemente se quedó en medio de la habitación confundido y con los palillos a medio camino de llegar a su boca.

Un par de horas después, Sana (curiosamente la única humana en ese lugar que se preocupaba por llevarle comida y ropa) le contó con detalles como fue la llegada de sus compañeros y la razón por la cual Yuta había reaccionado de esa manera. Al parecer la primera frase de Chenle al ver al japonés había sido: "Pensé que el líder de los Yakuza era más alto" causando que el hombre se lanzará sobre el cuerpo del muchacho, pero siendo detenido a tiempo por su hermana quién le repitió no podían dañar su alianza con NCT sólo porque un niño le había dicho la verdad.

Sicheng deja salir una corta carcajada al recordar e imaginarse toda la situación. A veces la bocota de Chenle servía para algo.

De repente la puerta de la habitación se abre y por ella ingresa Yuto y su humor de mierda. No tarda en darle una mirada de fastidio a Sicheng mientras se recarga sobre el marco de la puerta, el rubio sólo pone los ojos en blanco ante la usual actitud.

—Levántate —ordena y el tono que usa no le agrada para nada a Sicheng. En respuesta sólo levanta una ceja y cruza los brazos sobre el pecho. —Muévete, imbécil, no tengo todo el maldito día para esperarte — Yuto se acerca a la cama de Sicheng con furia, sus pisadas resonando por toda la habitación.

—¿Y qué si no me quiero levantar? —contesta. El tono burlón que emplea al parecer no le agrada al más alto, porque lo toma fuertemente de brazo al mismo tiempo que el metal frío de su pistola se presiona contra el costado de Sicheng.

Yuto avanza hacia la salida, llevándoselo a rastras y el arma fija haciendo presión sobre las costillas del chino.

—Joder. Por eso nadie los visita si tratan así a sus invitados— se mofa del otro.

—Cállate y sigue caminando— su voz refleja clara exasperación

El japonés lo lleva por varios pasillos de la mansión. Infinitos pasillos llenos de arte abstracto, fotografías de Japón, desde edificios hasta paisajes sumamente hermosos que tentaban a Sicheng a querer parar y observarlos cada uno detalladamente.

Cuando llegan, a lo que parece ser el salón principal, Yuto guarda el arma, pero no afloja el agarre, Sicheng iba a reclamarle al alto que lo soltase cuando una voz muy conocida se resuena en la habitación.

—¡Winko! — el grito ensordecedor de YuQi resuena por toda la habitación. La chica corre desde una de las esquinas de la habitación hasta donde está Sicheng. Está decidida a lanzarse contra el cuerpo de Sicheng cuando nota el agarre de Yuto sobre el brazo del rubio, frunce el ceño al notar como la zona donde el hombre lo tiene se encuentra colorada.

—Te sugiero imbécil, que quites tus asquerosas manos de Sicheng si no quieres terminar peor que la última vez —amenaza YuQi, una sonrisa forzada tirando de sus finos labios, sus ojos mirándolo fijamente haciéndole saber que no bromea.

ENDGAME [YUWIN]Where stories live. Discover now