33. La verdad no dicha

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Desconocido






Una oscuridad absoluta es lo que rodea a Sicheng en el momento que recupera la conciencia. No recuerda mucho lo sucedido después de hablar con Tzuyu, solo unas cuantas vagas imágenes de él siendo arrastrado hacia algún lugar y sus últimas palabras.

Yuta estará tan feliz cuando lo vea

Confundido y mareado como se encuentra no lo entiende. No tiene la suficiente fuerza para entenderlo. Mucho menos con el pensamiento del japonés optando por dejarlo ir para luego darle caza... ¿Cómo si estuvieran jugando al gato y al ratón?

Una sensación nauseabunda se instala en su pecho. Todo este tiempo Nakamoto Yuta había jugado con él y Sicheng había caído rendido ante su trampa.

Se siente estúpido y aunque toda la situación es peor de lo que puede imaginar, en este mismo instante sólo se lamenta por haber creído en cada palabra que el japonés susurró a su oído. Por cada suspiro que salió de sus labios cuando lo tocó y besó. Por cada caricia que anheló sobre su cuerpo.

Se siente asqueado, su piel escuece y no puede evitar removerse ante los recuerdos que inundan su cabeza, quiere cerrar los ojos y que cada memoria se desvanezca, pero entonces regresa y su realidad vuelve a golpearlo.

Sus manos se encuentran atadas sobre su cabeza en un amarre casi doloroso, un poco desesperado intenta soltarse, pero sus pies también están inmovilizados. De hecho, es imposible moverse.

Su respiración empieza a acelerarse igual que su corazón, quería salir de ahí, quería huir, pero estaba totalmente atrapado.

Sicheng sabe de sobra que algo en su interior está mal. La misma droga que lo dejó inconsciente, debe ser la misma que ahora tiene sus extremidades torpes y su cuerpo ardiendo en fiebre. Su cerebro envía órdenes, pero salen son quejidos adormecidos y siseos de sus labios resecos. Muerde su lengua para al menos despertar un músculo, pero no siente nada y aunque no sabe cuánto tiempo dura luchando, muy dentro de sí sabe que es inútil.

Nunca antes se había encontrado en una situación así. Él nunca había sido cazado... Él era el cazador.

Se había creído inmortal e intocable, que nada le pasaría y que nadie le haría doblegarse, pero por supuesto nunca contó con que el japonés llegaría a su vida.

Esa fue la primera vez que se sintió en aprietos, planeando en su cabeza una y otra vez cuál sería su siguiente movimiento. Qué camino tomar y cuál evitar. Nunca llegó a realmente tomar una decisión drástica en contra del japonés, pero estaba claro que al principio por su mente solo pensaba en cada una de las posibilidades para hacerlo. Para acabar con Nakamoto Yuta.

Ahora se arrepentía de no haberlo hecho.

Por él estaba en esta situación y no tenía ni un solo plan en mente.

Aún con todo terminado, Yuta continuaba jugando con su cabeza.

No sabe cuánto tiempo lleva perdido en sus pensamientos cuando escucha a lo lejos unos pasos y voces de distintas personas mezclándose. Entrando en desespero vuelve a intentar soltarse, pero sólo logra mover su cuerpo como un gran peso muerto mientas que siente el insoportable ardor sobre sus muñecas. El áspero material de la cuerda está quemando su piel y seguramente marcándole de un rojo vivo.

ENDGAME [YUWIN]Where stories live. Discover now