1- Los Yakuza

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Oscuridad es lo primero que Jungwoo ve al abrir los ojos.

Está sentado en lo que parece una silla de metal, le duele cada musculo del cuerpo. Intenta mover los brazos y se da cuenta que es inútil. Lo han atado al respaldo de la silla, las cuerdas enterrándose y quemando la suave piel de sus brazos. Intenta mover los tobillos y es igual.

Calcula las oportunidades, pero los nudos están hechos y puestos en el lugar correcto. El que los hizo sabía lo que hacía y eso solamente significa una cosa: Está en demasiados problemas. Muy jodidos, por cierto.

No entiende que está pasando del todo. Su cabeza aún se siente mareada y la torpe luz encima de él solo aumenta la migraña.

Recuerda muy bien el taxi en el que iban él y su guardaespaldas Minghao, uno de los más preciados para Yukhei. Él iba adelante en el copiloto, con la mano izquierda junto a su cinturón listo, precavido y atento en todo el camino. Jungwoo en el asiento de atrás iba relajado, seguro, confiado y algo cansado. Se entretuvo con una historia contada por el taxista, algo sobre sus nietos. Jungwoo rio a cada una de las divertidas anécdotas que aquel hombre contó. En algunas partes pudo ver el fantasma de una pequeña sonrisa de la persona que lo cuidaba y estaba seguro que lo molestaría por eso cuando bajaran del auto y quedaran solos.

El camino al aeropuerto de Incheon fue un poco más largo de lo normal, pero Jungwoo estaba tranquilo que regresaría a Hong Kong y podría sentirse nuevamente seguro.

Sin embargo, esta tranquilidad fue interrumpida en el momento en que el auto dónde se transportaban frenó abruptamente. El cuerpo de Jungwoo se precipitó hacia adelante, el cinturón ajustándose en su pecho con fuerza y salvándolo de estampillarse contra el parabrisas.

Desde ese momento todo pareció una película reproducida a cámara lenta.

El estridente sonido de vidrios rompiéndose en miles de pedazos detuvo el corazón de Jungwoo. Cuando reconoció los disparos a su alrededor ya era muy tarde para siquiera reaccionar. Lo primero que vió al levantar la mirada fue la cabeza de Minghao tirada a un lado, una bala le había perforado el cráneo. No hubo tiempo de siquiera sentir el nudo subir por su garganta, quería gritar. Estaba muerto, estaba muerto.

Los milisegundos que duró su trance fueron interrumpidos cuando una segunda bala entró al espacio entre el auto. Estaba seguro que esa era la suya, lo era.

Entonces el cuerpo sin vida del conductor del auto cayó contra el volante, sangre inundando su camisa. Mierda, mierda, mierda.

Algo hizo clic en su mente y supo que tenía que reaccionar. Los segundos seguían corriendo lento a sus ojos, contó los ocho hombres que rodeaban el auto, nadie hacia nada. ¿Por qué no entraban malditamente por él? No llevaba armas consigo, sabía que si se inclinaba a por la de Minghao no duraría ni un segundo en ser atrapado. Hasta ese punto donde se dió cuenta que seguía con vida, sabía que no venían a matarlo. Ya lo hubiesen hecho.

De repente la puerta a su derecha se abrió, Jungwoo a duras penas acaba de quitarse el broche de seguridad de su cinturón. Un hombre alto y robusto apareció, Una jodida ametralladora apuntándole e indicándole que saliera del auto.

Era todo.

Jungwoo siguió las órdenes con las manos arriba en señal de rendición, no era estúpido, tenía que hacer tiempo para planear algo y que no terminara con él lleno de balas.

Fue llevado al frente de una enorme camioneta blindada, el pico del arma que antes le apuntaba se clavaba en sus costillas, no pudo ver más. La puerta trasera se abrió, vio sombras de más hombres dentro y en sus rostros sonrisas malévolas dibujadas.

ENDGAME [YUWIN]Where stories live. Discover now