CAPITULO XIV: "ESTRAGOS"

Start from the beginning
                                    

-Dejare la universidad-

-No. Entonces yo también, iré a buscar...-

-No Ana. Tu sigue. Termina la preparatoria y veré lo de tu universidad, pero no lo dejes-

-No puedo permitir esto, debe haber algo-

-No hay más. A veces uno tiene que hacer sacrificios-

-Pero Francisco...-

-Ya me voy. Ve diviértete, nos vemos luego y me cuentas que hiciste- Se aleja corriendo, sin darme oportunidad de decirle más.

Cuando fijo mi vista en otro punto, logro visualizar el carro de Teo. Ya estoy harta. Camino a paso decidido, tiene la música fuerte y los vidrios arriba. Golpeo la ventanilla con todas mis fuerzas, sobre saltándolo. Cuando me ve, baja el vidrio y me da una sonrisa de lado.

-¿Qué paso princesa?-

-Eso quiero saber. No puedes dejarme en paz. O acaso no tienes nada más importe que hacer además de estar vigilando me.-

-Lo siento, son órdenes-

-Estoy harta, no quiero verte cerca de mi casa o de mí. Y no quiero saber nada de tu jefe-

-Mira princesa, yo solo hago lo que me ordenan y me pagan por eso, así que limítate a soportarlo. Entendiste-

-Eres un idiota- le doy un patada a la puerta de su carro y me encamino lejos de mi casa. Escucho como abren y cierran una puerta.

-No vas a tu casa-

-No te importa lo que haga- me sigue de cerca. Tengo hambre y la ira que corre mi cuerpo no me deja tranquila.

Llego hasta un establecimiento de comida rápida, me acerco a la barra donde piden sus órdenes, el joven tras el mostrador me da el saludo habitual y me habla con mucha amabilidad. Yo solo lo me limito a ordenar y esperar lo que he pedido. El chico me sonríe y yo trato de regresarle la sonrisa, aunque más bien parece una mueca. Me dirijo hasta una mesa lo más aislada posible.

-¿No se cómo le haces?-

-¿A qué te refieres?- Toma asiento frente a mí.

-Solo entraste y es como si el mundo se detuviera, los chicos solo te miraban y algunas chicas solo fruncían el ceño-

-Eso no es algo que me interese mucho- le doy una mordida a mi hamburguesa.

-No vas a negar que eres linda, a pesar de tener cátsup en el rostro- sonríe ampliamente y yo rápidamente tomo la servilleta para retirarme la suciedad de mis labios.

-No tienes a otra chica incauta que vigilar-

-No, solo a ti. Pero es mi hora libre y...-

-Hola guapo, gustas algo de nuestro menú- en serio... aquí no haces servicio personalizado.

-Claro, una hamburguesa doble y una soda de naranja, por favor hermosura- la chica se sonroja ante sus palabras.

-¿Y para tu hermana?- Ok, esto es el colmo.

-Para ella una malteada de fresa. Le encantan- abro mis ojos, no se de donde saco eso. La chica toma nota de su orden y el se incorpora para verme- ¿Qué?-

-Como sabes que me gusta la malteada de fresa- se encoje de hombros.

-Solo fue una suposición, lo bueno que le atine-

Lo miro incrédula ante sus palabras. Por un buen rato solo me observa comer mi hamburguesa, hasta que la chica de antes llega con su orden, haciendo referencia a su buen parecido y físico, y a mi confundiéndome con su hermana menor. Ni loca quisiera ser su pariente. Pero he de admitir que la malteada esta riquísima.

No se cuánto tiempo ha pasado en este establecimiento y solo lo veo de momentos como devora esa hamburguesa. Tomo mi bolso y me dispongo a retirarme, omito los llamados del gorila neandertal, sigo mi camino, estoy consciente que me sigue de cerca y solo me observa. Están detestables. Llego a mi casa y esta calmado, no busco a nadie solo me encamino a mi habitación, pero antes de entrar la delicada voz de mi madre me toma de improviso.

-Ana. ¿Dónde estabas? Es tarde y sabes...-

-Solo fui con Gisela a pasar la tarde. ¿Tiene algo de malo eso?-

-No cariño- cuando la veo me quedo muda. Su rostro esta inflado, su labio partido. Ella nota todo por mi expresión y como llevo mis manos para cubrir mi boca y evitar gritar por el horros que estoy presenciando.- Fue un accidente... me caí... y...-

-¿Cuánto tiene que golpearte para que veas el daño que te hace?- digo al borde de las lágrimas- ¿Cuándo lo detendrás-

-Ana, cariño...- trata de acercarse, pero levanto mis manos para que no dé un paso más y se detenga en su patético intento de darme una excusa poco creíble.

-Creí que eras más lista madre-

-Está un poco sensible por todo esto...-

-Sensible. Llamas el molerte a golpes, un efecto de su sensibilidad. Madre, estas mal... y espero que lo detengas antes de...-

-Ana, es tu padre y nos ama, yo lo amo-

-Si. Se nota- señalo- Iré a dormir estoy agotada.- me adentro a mi habitación.

Esa noche a pesar de todo no tenía sueño. Mi ventana daba a la calle, tomo asiento en el marco y observo el exterior y ahí esta él, mirando hacia mi ventana, vigilándome. Es horrible esta sensación de vacío e impotencia. Me saluda con una sonrisa arrogante y luego hace una reverencia, yo me limito en enseñarle mi dedo medio y mandarlo al diablo cerrando mi cortina, observo a escondidas y el ríe. Esto puede ser divertido.

TRAS LA MASCARA. (2° DE SAGA ATRACCIONES PELIGROSAS)Where stories live. Discover now