—¿Y que te dijeron en la entrevista?—preguntó Antoine mientras bebía de su jugo.

—Mmmmm, no mucho. Me hicieron unas preguntas y dijeron que se pondrían en contacto conmigo si me necesitaban...

—¡Oye! ¿Pero aún no entiendo cómo no abres tú propio estudio de abogacía aquí en Los Angeles? O al menos extender el que tienen en Argentina, él de tu familia, pero aquí.

—No lo sé...no creo estar lista.

—¿Como? ¡Pero si eres la mejor!—sonrió—Tienes que hacerlo. Yo te hago publicidad—río—Que para pelear y ganar en todo, estas tú...en eso sí que eres la mejor—reía.

—¡Ey! Que malo—reímos.

—Ya enserió. Yo que tú lo consideraría.

—Tendría que pensarlo y hablarlo con Lisandro y mi madre.

—¿Y con la de la fundación? ¿Como haces ahora que vives en Los Angeles?

—Ni me lo recuerdes. Desde que me mudé aquí no he regresado a New York. Además con todo lo de mi padre y lo de la casa de mis padres...—murmuré.

—¿La casa de tus padres?—preguntó confundido—¿Que sucede?

—Nada, nada...—respondi. No debí abrir mi boca.

—¡Vamos! ¡Dime!

—Está bien...Resulta que con todo lo que fue la enfermedad de mi padre gastábamos mucho dinero. Los tratamientos eran carísimos. Y todo se había complicado, el estudio se vio también en peligro, todos los negocios de la familia, y mi mamá sin decirnos nada hipotecó la casa creyendo que nada malo sucedería y en fin todo empeoro y ahora debemos pagar la hipoteca. Y es muchísimo dinero.

—¡Uh! Que mal...¿pero porque no me lo dijiste? ¿Cuanto es?

—Mucho. Además no iba al caso que te lo contará. Hacía mucho que no, nos veíamos y no te contaría los conflictos de mi familia.

—Pero si siempre nos contamos todo ¿lo recuerdas como en los viejos tiempos?—sonrió mientras tomaba mi mano.

—Pero ya no estamos en esos tiempos...—murmuré—Ya todo cambio y somos otros.

—Tienes razón. Pero aún así debiste decírmelo. ¿Tú marido sabe eso?

—Si. ¿Porque?

—¿Como porque? Mira la gigantesca mansión en la que viven ¿no te ofreció prestarte el dinero?

—No, no...—respondí nerviosa, había olvidado a Andrew y todo el contrato, no debí contarle eso a Antoine—Claro que él me quiso ayudar, pero ya me conoces, son mis problemas familiares. Además es mucho el dinero.

—Pero se trata de la casa de tus padres ¿que pasara si no pagan la hipoteca, donde ira tú mamá? Al menos pudiste aceptar, y luego se la devolvías.

—Si lo sé, lo sé...—murmuré.

—Yo la pagaré.

—¿¡Que!?—dije sorprendida—¡No! ¿Estas loco?

—Conozco a tú familia, a tú papá, tú madre y a Lisandro. No puedo quedarme aquí de brazos cruzados.

—¡No Antoine! Insisto...ya casi conseguimos el dinero que nos falta.

—Pero quiero hacerlo. Tú padre me ayudó en aquel juicio cuando aún no había debutado, y no me cobro nada. Insisto, quiero hacerlo. Tómenlo como forma de pago.

—No, no y no. Y ya deja de insistir, no me hagas que me arrepienta de haberte contado...—dije, lo que me faltaba que justo ahora me quiera ayudar que ya me había casado y armado una súper mentira ¿porque no apareció antes?

Matrimonio por contrato (Drew Taggart)Where stories live. Discover now