Capítulo 1

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Sábado 03 de marzo, un año atrás - Narra Valentina.

Tenía las maletas listas, todo empacado, ya solamente faltaban horas para partir a Estados Unidos. Estaba realmente feliz de comenzar mi vida e independizarme como diría mamá.
Hacía un año que me había recibido de abogada, otra más en la familia. Papá estaba feliz de que sus hijos hayan seguidos sus pasos por cuenta propia. Había comenzado trabajando en su estudio con la ayuda de Lisandro, mi adorable y querido hermano. Con la experiencia había logrado conocer a mucha gente importante y eso fue lo que me llevó a conseguir una gran oferta de trabajo en un importante estudio de abogados en Estados Unidos.
Nada podía haber sido mejor de lo que se podía imaginar. Vivía en otro país, experimentando un nueva cultura, estaba feliz por el trabajo que había conseguido, rentaba un pequeño piso del cual había transformado en mi pequeño y acogedor hogar. Y cuando quería y tenía tiempo regresaba a mi país a visitar a mi familia y a acompañar a los partidos a Lisandro. Obviamente que no me podía quejar.
Pero no todo es color de rosas. Una mañana mamá me llamo. Presentí que algo malo había ocurrido, nunca era de llamarme en el horario de trabajo, al menos que fuera algo súper importante. Y lo fue. Papá había enfermado y quería que regresara a casa lo más rápido posible. No dijo más. Estaba desesperada, tome el primer avión que pude.
Contrajo una especie de cáncer, bastante raro, los médicos aún lo estaban evaluando. Dijeron que tuvimos suerte de que lo hayan agarrado a tiempo, pero debía comenzar los tratamientos urgentes. Los cuales eran caros para empezar sumándole el valor de los medicamentos mucho más.
Por comenzar creímos que nuestros padres tenían el dinero suficiente para cubrir los gastos. Teníamos fe de que todo se solucionara. Además de que Lisandro tenía un gran ingreso como Futbolista profesional y abogado y yo también tenía dinero para aportar. No creímos que la situación fuera a empeorar.
Los meses pasaban y papá empeoraba al igual que el costo de los tratamientos. Fue tal el gasto que mi madre no quiso decirnos que la situación era extrema y necesitaba un tratamiento por demás costoso, y que podíamos perder el estudio de papá, lo que la llevo a hipotecar la casa.

En la actualidad...

¡No lo puedo creer! no pare de llorar en todo el día. Me despidieron del estudio en que el que trabajaba. No se que hacer. No puedo dejar de pensar en mi padre, debemos pagar la hipoteca y su tratamiento. Mi madre ya no sabe de dónde sacar más dinero y lo poco que tenemos lo aportábamos con mi hermano.
Como le voy a decir ahora que me despidieron y que tendré que volver ¿De donde vamos a sacar tanto dinero? ¿¡De dónde!?—pegue sobre la mesa del café en el que estaba sin importarme toda la gente que había a mi alrededor.

—¿Disculpa?—escuche una voz a mis espaldas—¿Te encuentras bien?—era un hombre de aspecto importante. Apuesto.

—Si, si. Estoy bien—seque mis lágrimas rápidamente.

—Sudas por lo ojos ¿eh?—sonrió y saco un pañuelo de su chaqueta para ofrecérmelo.

—Gracias, pero estoy bien—agregué malhumorada, no fue mi intención responder de esa manera pero no tenía ganas de hablar con nadie y menos con un desconocido.

—¡Vamos tómalo!—insistió el hombre—¿Porque estar de mal humor y triste un día tan hermoso como el de hoy?

—¡Pues no lo estoy señor!—agregué furiosa—¡Me acaban de despedir, justo cuando más necesitaba dinero para pagar la hipoteca de mi casa y ayudar a mi padre con su enfermedad! Deme usted una excusa por la cuál estar feliz!—agregue levantando la voz.

—¡Ahhh bien...!—tomó asiento.

—No debí decir eso...—murmure mientras tapaba mi cara ¿porque le dije todo eso a un extraño?

Matrimonio por contrato (Drew Taggart)Where stories live. Discover now