Capítulo 10

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Atrapado en un reino ajeno, enemigo y odiado por su futuro esposo.
Sin armas ni aliados, sin la posibilidad de dañar a alguien para que pudiese acabar en tragedia, cada acción limitada para evitar un futuro caótico con un tratado roto y su cuello rebanado como venganza ¡Ah! Había olvidado también agregar la amenaza constante de ser descubierto como hombre por un par de sirvientas que le seguían a todos lados y ofrecían sus servicios incluso para vestirle.

¿Por qué la realeza debe ser tan inútil para hacer actividades tan simples? Contrastaba mucho con su espíritu de batalla. Mientras la guerra los llamaba no les importaba llenarse de sangre y decapitar algunos traidores a su paso. En cambio, en tiempos de paz se dormían sobre sus laureles, felices y regordetes llenándose de pastelillos a la par de ser venerados y atendidos como dignos bendecidos de los cielos.

Ser parte de ese círculo social era tentador para muchos, un gran deseo en mentes de plebeyos o altos funcionarios. En cambio Wei Ying no deseaba nada más que volver a su vida habitual, tomado como un general más, 'respetada' y llevándose algunos saludos orgullosos, no como en ese instante, recibiendo reverencia de personas supuestamente inferiores a él, halagándole hasta por su forma de respirar, sirvientes huecos sin ningún tipo de poder espiritual, incapaces de luchar...

Necesitaba a sus doncellas en Yunmeng y su espada.



—Mucha paz para un ser tan caótico

La voz disgustaba del entonces gobernante de Gusu alertó a Wei Ying. Lo único que pudo hacer la guerrera era deambular por los pasillos, negándose a quedarse todo el tiempo en su habitación asignada, aunque el resultado no variaba, Gusu no tenia mucho que ofrecer dentro del palacio y lo único tentador estaba restringido a forasteros, Wuxian seguía siendo uno hasta no estar oficialmente casada con Lan Wangji.

Encontrarse con Lan Qiren casualmente por los pasillos fue un golpe desafortunado. Pudo ver el resentimiento en su mirada, más la desaprobación por múltiples motivos que harían competencia con sus tres mil reglas sagradas escritas al pie de la montaña. Entre menos contacto tuviera con ese hombre menos seria el peso de recordarle el camino erróneo que tomó hace pocos años atrás.

—Mil años, diez mil años —Al saludó cordial apareció en boca de la guerrera, tan hueco como la cabeza de las sirvientas detrás de 'ella', tampoco hubo reverencia significativa. Su lealtad estaba en Yunmeng, sus servicios al pie de Jiang Cheng, su única y verdadera reverencia seria a él—. Que el palacio sea silencioso no quiere decir que haya paz, su majestad

Sin molestarse en responder de vuelta y con una mirada más de desprecio el hombre siguió su camino, Wei Wuxian supo de donde Lan Zhan había sacado ese tipo de miradas, la dinastía Lan era peculiar en ese aspecto, el único que pudo saltarse ese tipo de herencia pareció ser el primer príncipe, Lan XiChen.

Cuando usurpes el trono GusuLan no volverá a tener paz. Expía tus errores mañana, no arrastres más desgracia a este reino y entierra tu deshonroso camino en la Primavera fría —Pese a sus pesadas palabras se mostró cierto grado de consejo, en un hombre tan sabio recibir ese tipo de actos debió ser un honor, por desgracia el receptor estuvo más preocupado por la baja temperatura de ese sitio que en buscar verdaderamente el dejar salir sus culpas.

También, no olvidaba que durante esa meditación tendría que estar junto a su futuro esposo durante tres días, ayunando, meditando y supuestamente acercándose de forma espiritual a su "pareja".




Intransigente | Mo Dao Zu Shi |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora