Capitulo 14.Let it snow, let it snow, let it snow.

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Se enrollo entre las cobijas. Un inusual frio recorría su cuerpo, no tenia maneras de descifrar el como. Levanto su cabeza del sofá donde descansaba y vio inusuales rayos de luz entrando por las ventanas. Destapo su cuerpo y levanto de donde se encontraba, el frio piso punzaba la piel de sus pies ¨ ¿Por qué hace tanto frio?¨. Contuvo el aliento, bien podría ser un truco óptico, pero no lo era. Toda la parte exterior de la mansión estaba cubierta por un manto de nieve. El paisaje invernal llegaba hasta donde el horizonte se perdía. Abrió las puertas del balcón y decidido salió. No era la primera vez que tenia oportunidad de ver nieve, siendo ya un clima normal para las zonas británicas donde vivía. Pero el simple hecho de saber que ayer estaba soleado y hoy, todo lo contrario. Hermoso. Los jardines y colinas que se alcanzaban a ver desde el balcón descubrían un paisaje invernal, que parecía robado de una postal de saludos.

-increíble- fue lo único que escapo de los labios del ojimiel.

Cerro los ojos y dejo que la fría brisa combinada con el encanto de los cristales de hielo le bañaran la cara. El aire se sentía tan puro, tan limpio, por un momento sintió que todo lo que lo rodeaba o lo que había vivido eran mentiras, y que solo existían aquella brisa fría y él mismo. Respiro hondo llenando sus pulmones, exhalando todo problema. De repente sintió como una delicada manta cubría sus hombros, la agarro entre sus manos para que no terminara en el suelo. Giro su rostro. Unos hermosos y aun adormilados ojos lo observaban profundamente. El azabache se encontraba recién levantado, adormilado y despeinado. Mas hermoso no se podía ver, según el criterio del ojimiel. El castaño sonrió tímidamente a lo que el ojimarron respondió con una sonrisa menos tímida pero con menos gracia.

-Buenos días, Liam- logro articular mientras un bostezo escapa de sus labios.

-Buenos días- respondió el ojimiel.

-Veo que no me creías de la nevada- dijo juguetonamente.

-No es que no te creía, sonaba muy ilógico- hizo una pausa para volver a contemplar el paisaje –Pero ahora parece algo mágico e irreal-.

-Cierra las puertas hace frio- exclamo el azabache mientras abrazaba a Liam.

El frio no era tan congelador como decía, solo quería una escusa para poder abrazar al chico delante de él. El ojimiel rápidamente abrió sus brazos para rodear el cuerpo del ojimarron con la manta. Se mantuvieron un instante en esa posición, abrazados, viendo el paisaje congelado, compartiendo su calor corporal.

-¿Qué te parece una taza de chocolate para iniciar el día?- el azabache hundió mas su cabeza en el pecho del castaño.

-Me encantaría- respondió dulcemente.

Rompieron el abrazo. El ojimarron salió del cuarto en dirección a la cocina mientras que el ojimiel cerraba las puertas del balcón. Algo más. Algo se rompió cuando se separo de los brazos del otro chico. Algo que no se había roto en los demás abrazos, pero ¿Por qué este era diferente? Era un abrazo, eso estaba claro. La esencia del mismo no era igual, un abrazo, pero no entre dos personas distantes, si no que, un abrazo entre dos almas compenetradas. ¿Cómo había llegado a este punto sin darse cuenta? Al parecer el ojimarron sentía algo mas por él, un sentimiento que podía ser reciproco al fin. Camino a la puerta y giro la perilla, salió de la habitación y bajo a la cocina. Al entrar vio como el azabache vertía el líquido caliente y espeso en dos hermosas tazas. Decoradas con temas invernales, especiales para la ocasión.

-Que hermosas tazas- dijo el castaño mientras se sentaba en uno de los asientos de la barra, en frente del chico de los tatuajes.

-Eran mis tazas favoritas, mi mama las usaba solo en este tipo de eventos- le extendió una taza de chocolate al ojimiel –Reconfortan el alma- dijo mientras le daba un sorbo a la caliente bebida.

Chains Of Love- ZiamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora