Chains Of Love- Ziam

Capitulo 3. A new summer.

-¡Liam! ¡Liam! ¡Liam!-.

Los gritos lo regresaron a la realidad, de un golpe se incorporo en la cama y limpio el frío sudor de su frente.

-Ya levántate Liam- dijo una mujer entrando a su cuarto –llegaras tarde a la escuela-.

La mujer se acerco a la cama y se sentó al lado del castaño. Quitando los cabellos que cubrían la frete del muchacho le deposito un beso en la frente.

-¿Te encuentras bien hijo?-.

-Si, mamá- contesto de una manera seca.

-Bien, te espero abajo- se acerco y le dio un segundo beso a la frente del ojimiel –no tardes mucho-.

La mujer salió de la habitación dejando a un muy agitado y confundido Liam. Después de un rato se incorporo y se dirigió a la regadera. Sentir la tibia agua recorrer su cuerpo empezó a destensar sus nervios.¨ ¿Por qué me acorde de ese momento?¨ se repetía mientras se terminaba de alistar para la escuela. Salió de su cuarto caminando en dirección a la cocina, donde se encontraba su madre.

-Buenos días mamá- exclamo muy cansado el castaño mientras tomaba rápidamente su desayuno.

-Liam…-.

-¿Si?- el muchacho temía lo que estaba apunto de recordarle su madre.

La mujer soltó un suspiro de cansancio –Recuerda que hoy pasara por ti la asistente de tu padre-.

Un silencio absoluto se apodero de la cocina, la cara del ojimiel se torno rojo carmesí ante el comentario de su madre.

-¡¿Qué?!- se levanto exaltado de su asiento -¡No puedo creer que esa bestia quiere que lo siga visitando!-.

-Ya quedaste en un acuerdo con él, no puedes romperlo-.

-Si, tienes razón- dijo mientras intentaba calmarse así mismo –ya me tengo que ir mamá- se acerco depositando un beso en una de las mejillas de la mujer.

Karen abrazo a su hijo por la cintura ¨Cuanto a crecido en estos diez y nueve años, ya no es un niño que necesita de mi las veinticuatro horas del día¨. Aquel pensamiento produjo unas cuantas lagrimas en la mujer.

-¿Qué tienes mamá?-.

-Nada hijo- otro suspiro –solo prométeme que te cuidaras mientras estés con tu padre-.

-Lo prometo-.

Fue lo último que exclamo el ojimiel antes de salir de su casa, dejando en la cocina a una Karen destrozada en llanto.

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Las primeras clases habían terminado. Los alumnos se encontraban en la hora de almuerzo, Liam estaba sentado en la última mesa del comedor sin nadie que lo molestara. ¨Si no fuera por la protección de mi madre, ya no tendría que visitar a esa bestia¨.

-¡Payne!-.

Al escuchar su nombre salió de sus pensamientos, posando sus ojos en un pequeño güero que se sentaba enfrente de él.

-¿Desde cuando soy Payne?- el güero sonrió ante la pregunta de su amigo.

-Llevaba un rato gritándote Liam, pero no respondías a tu nombre-.

Una furtiva sonrisa se escapo de los labios del castaño –Solo a ti se te ocurre ponerte a gritar en medio de la cafetería Niall-.

-Ya sabes como soy- exclamo el ojiazul antes de sonreírle traviesamente a Liam.