Chains Of Love- Ziam

Capitulo 4. The gift.

-Zayn, Louis mi nombre es Zayn-.

-Entonces me retiro Zayn-.

Habían pasado ya unas horas, el sol se ocultaba a lo lejos. El rato que pasaron juntos transcurrió entre pláticas y risas, como solía ser siempre.

-Te agrada bastante Louis ¿Verdad?- pregunto el hombre sentado en uno de los sillones.

-Así es padrino, es el único amigo que me queda- suspiro por lo bajo.

-¿Amigo?- pregunto mientras enarcaba una ceja casi hasta la raíz del cabello.

-Si padrino, solo es un amigo- respondió enrojeciendo un poco por el comentario.

-Está bien, pero no le veo sentido ponerte tan rojo-.

-Mejor dejemos el tema, por favor-.

Unos cuantos minutos trascurrieron en silencio, solo se podía escuchar el ruido de las manecillas del reloj y los sorbos de que daban a sus bebidas.

-Pequeño, ya casi es hora de retirarme- hizo una pausa para tomar un sorbo de su vino tinto –Y aun no te he dicho el motivo principal de mi visita-.

-¿Cuál es padrino?- la curiosidad empezaba a aflorar en el joven.

-Tu cumpleaños es dentro de tres días y quiero saber ¿Qué te gustaría recibir?-.

-No lo había pensado aun- su expresión se volvió fría y distante. Una mueca de dolor se presento en su rostro.

-Sé que es tu primer año sin tus padres y es difícil. Pero no siempre puedes estar de está manera-.

-¿A qué se refiere?-.

-Ya se cual será tu regalo- volvió a tomar de su vino –una mascota que te haga compañía-.

-Es una gran idea-.

                                ·······················································

El dolor de la cabeza era insoportable, unas cuantas punzadas bastaron para despertar a Liam de su estado semiinconsciente. La voz de una persona se escuchaba en el fondo. Una habitación deteriorada era lo único que el castaño podía apreciar por la culpa de la obscuridad. La ansiedad no tardo en hacerse presente, principalmente por la culpa de las ataduras que lo atrapaban.

-¡¿Dónde diablos estoy?!- Liam estaba frustrado e iracundo.

-Joven Payne- menciono una voz que de entre las sombras.

-¡Mi nombre es Liam! ¿Quién está? ¡Salga de su escondite!- expreso mientras forcejeaba las cuerdas que lo ataban.

-La verdad es que tu nombre no importa de ahora en adelante, así que solo cállate-.

-¿Y cree qué le voy a hacer caso?-.

-Tu padre me advirtió que podrías ponerte rebelde, pero también me dijo que te recordara la seguridad de tu madre- victoria, pensó el hombre.

En ese instante la sangre se le fue a los pies. El ojimiel dejo de pelear contra sus ataduras.

-Ve que vas a cooperar-.

El castaño asintió mientras sus ojos se llenaban de lágrimas, lagrimas de ira e impotencia.

-¿Sabes las reglas que deberás seguir?-.

-Si. Las conozco de memoria- el ojimiel no pudo contener mas las lagrimas.

-No llores, serás bien recibido en tu nuevo hogar-.