—Solo sé que me encantaría dejar de escuchar ese disparo.

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Unas horas después Seokjin fue capaz de narrarles con precisión lo que había ocurrido, después claro de comerse medio kilo de helado sin ayuda. Aunque lo dijo más como un comentario aparte que otra cosa, mencionó que Jeonghoon había insinuado sentir atracción por Namjoon. Tal y como esperaba de Jin, realmente no parecía que aquello lo perturbara de alguna forma, pero a él sin embargo no le dio buena espina en lo absoluto. Tener la atención de uno de los Lee era más que suficiente.

Por más que quisiera darle al mayor todo el tiempo del mundo para recuperarse de lo que había sucedido, lo cierto era que no podían darse esos lujos. Jeonghan lo esperaba al día siguiente para cerrar el trato y finalmente, finalmente, convertirse en socios. Sin embargo no podían permitir que Jin se encargara de algo tan importante como eso cuando no podía ni pensar con claridad.

Jungkook dejó de dar vueltas por la habitación al mismo tiempo que chasqueó los dedos y volteó hacia ellos.

—Lo tengo —exclamó abriendo sus grandes ojos de ciervo por la emoción—. Namjoon puede ir en vez de ti, hyung.

—Jungkook, no te ofendas pero ¿de qué mierda hablas? —inquirió Namjoon repentinamente ansioso. Escapó de los brazos de Seokjin para poder sentarse y mirar mejor al menor.

—Solo piénsalo, podemos inventar que Jin está enfermo o alguna estupidez así, te ponemos un micrófono y comunicador y él te guía desde aquí —la cabeza del menor evidentemente iba a mil kilómetros por hora—. Es perfecto, no es nada que no hayamos hecho antes. Yo puedo acompañarte siguiendo con esa basura del guardaespaldas y todo sale bien, ¿qué tal suena?

—Suena a que me pregunto por qué suspendiste tantas veces las clases de táctica y estrategia —dijo Jin a modo de halago, levantándose de la cama para ir a buscar el teléfono del NIS de su abrigo—. Voy a llamar a Minji, necesitaremos algunas cosas.

—¿Qué? ¿Lo dicen en serio? —interrogó Namjoon mirándolos a los dos por turno, sin poder creerse lo que pasaba—, ¿se han vuelto locos?

Seokjin fue rápidamente atendido por la agente, así que huyó al baño para hablar con tranquilidad, dejando a su muy nervioso novio solo en la simple habitación del motel junto a Jungkook, que lucía extrañamente orgulloso de sí mismo, quizás por el halago que su ex compañero acababa de darle debido a su idea. No es que fuera una mala idea, en teoría era buena, pero Namjoon no estaba ni un poco calificado para cumplir con una tarea así. Él no era un agente especial entrenado, era un puto hacker.

—Kook, esta no es una buena idea.

—¿Quién lo dice?

—¡Yo!

El chico lo miró entre divertido y frustrado.

—No es tan difícil como parece, hyung, este tipo de misiones se las dan a los niños en Noir —intentó tranquilizarle él, cruzándose de brazos—. Solo tienes que entrar, aceptar ser el socio de Jeonghan en vez de Junseo y listo. Honestamente dudo que te cree problemas, ya que no ha hablado mucho contigo al respecto.

—Es tan fácil para ti decirlo. ¿Y si me equivoco? ¿Y si lo arruino todo? ¿Y si-?

—Para eso tendrás a Jin susurrándote al oído y a mí al lado, para disminuir el margen de error. Aparte sé que lo harás bien, creo que no te das mucho crédito, Namjoon.

La conversación llegó a su fin justo cuando Seokjin salió del baño luciendo mucho más tranquilo que segundos atrás. Había hablado con Minji y se reunirían con ella a primera hora de la mañana para que pudiera ayudarlos con lo que estaban a punto de hacer, que aún le parecía suicida a Namjoon, si debía ser totalmente honesto.

Así fue como terminó parado frente al espejo mirándose dentro de un traje azul turquesa oscuro, una camisa negra y zapatos a juego. Seokjin estaba parado detrás de él, instalando el micrófono y el auricular para que pudiera escucharlo apenas estuviera frente a Jeonghan. El traje estaba hecho a medida, pero extrañamente se sentía asfixiado dentro de él, incluso si no llevaba corbata.

El menor de los tres ya no estaba por ningún lado, una vez terminó de arreglarse se marchó a esperarlos en el auto, quizás para darles un tiempo a solas. Una vez Jin terminó con los aparatos, se paró frente a él para pasarle algunos anillos, colocarle una cadena alrededor del cuello y terminar de arreglar su cabello castaño con los dedos. Ya conforme con su trabajo, el mayor sonrió satisfecho.

—¿Cómo me veo? —preguntó Namjoon juguetonamente, intentando alivianar el ambiente o más bien, calmar sus propios nervios a punto de matarlo. Seokjin tiró de las solapas de su traje, pensativo.

—Te verías mucho mejor sin nada encima, la verdad —bromeó Seokjin quizás intentando ayudarlo a calmarse—. Luces increíble. No hay forma de que no te tomen en serio cuando te ves así.

—¿Crees que lo haré bien?

—No tengo duda de ello. Además —Jin acarició su mejilla con ternura y tocó su pequeño auricular con un dedo—, voy a estar contigo todo el tiempo. Somos un equipo, ¿vale?

Respiró hondo. Eso realmente lo hacía sentir muchísimo mejor. Asintió con la cabeza un par de veces y colocó ambas manos sobre las caderas de Seokjin, atrayéndolo hacia él jalándolo precisamente de las tiras de sus jeans desteñidos. El mayor se dejó hacer sin protestas, ubicando sus propias manos sobre el pecho de Namjoon.

—¿Algo más antes de irnos? —preguntó Namjoon mordiéndose instintivamente el labio inferior. En respuesta, Jin rodó los ojos.

—Sí, dos cosas —asintió sacando del bolsillo interior de la chaqueta de Namjoon un bálsamo labial que aplicó sobre los labios del menor con toquecitos suaves, para luego robarle un beso, seguido de una sonrisa—. Ya estás listo.

La forma en la que amaba a Jin no era normal, definitivamente no. Alguien que podía dar tanto miedo era tan terriblemente tierno y adorable con él. Tan listo para todo pero no para dejarlo solo, ni siquiera en los peores momentos.

Caminaron de la mano hasta el vehículo y ambos ocuparon el asiento trasero, dejando a Jungkook encargado de conducir y llevarlos hasta la oficina del CEO. Aparte de ellos dos, había una parafernalia de aparatos en la parte trasera, todo parte de los dispositivos que usarían para ayudar a Joon en la locura que estaban por cometer.

Observar el alto edificio desde abajo le causó algo de vértigo, quizás porque de repente parecía mucho más intimidante y terrorífico que en veces pasadas. Con Seokjin abandonado en el auto, dependía de ellos dos terminar con lo empezado. Maletín en mano y con el estómago dándole vueltas casi en torbellinos, Namjoon atravesó las puertas de la entrada seguido muy de cerca por Jungkook.

Estoy aquí —le recordó Seokjin muy bajito en su oído, haciéndole sonreír sin querer.

Convirtió esas dos palabras y su voz en el valor que le faltaba, dándole seguridad a sus pasos, confianza a su mirada y una sonrisa valiente a sus labios. Si había un bajo porcentaje de posibilidad de éxito no importaba, tomaría todas las chances y conseguiría su objetivo como fuera. No. Conseguirían su objetivo como fuera. Quizás después de todo no era el hacker bueno para nada que él mismo creía ser, o al menos estaba a punto de averiguarlo.

OPERATION: Decode | JinNam {Binary Code #2}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora